Por Antonio Díaz Oliva Mayo 28, 2010

Hay un dato que hace de esta historia aún más especial. O, si se quiere, más espacial. Sucede en 1969, cuando el hombre llega a la Luna. Estamos en Inglaterra y la cadena que transmite en directo el alunizaje (la BBC) decide amenizar el evento poniendo "Space Oddity" de fondo. Es la canción de un joven rockstar que por entonces triunfaba en los charts musicales británicos. Un tal David Robert Jones, quien se refugiaba tras el seudónimo de David Bowie. Uno que, en ese hit, cantaba melancólicamente sobre un astronauta perdido en el espacio: el comandante Tom. Y si bien para algunos era la metáfora de un trip de ácido, la canción se convirtió automáticamente en la banda sonora perfecta para seguir la misión Apolo 11. O para ver a Neil Armstrong dejando sus pisadas  sobre la Luna y diciendo aquello de "éste es un pequeño paso para el hombre; un salto gigantesco para la Humanidad".

Lo cierto es que -en una de esas extrañas coincidencias- pasaron 40 años para que "Space Oddity" tuviera una lectura renovada. El año pasado, Duncan Jones (38), el hijo mayor de Bowie, estrenaba su primera película. Y la temática, claro, no podía tratar de otra cosa: en Moon conocemos a Sam Bell (notablemente interpretado por Sam Rockwell), un astronauta enviado por una empresa multinacional a la Luna. ¿Su misión? A lo largo de tres años debe cargar su nave con helio-3, un componente que, en medio de un desabastecimiento general de combustibles en la Tierra, se descubrió que servía como fuente de energía. "Siempre me interesó la belleza de la Luna y que la tengamos ahí, tan cerca de nosotros", dice Duncan Jones, desde Los Angeles, para explicar por qué situó su primer film en el único satélite natural de la Tierra. "Es un misterio, pero a la vez una presencia real en nuestras vidas. Todos la conocemos. Todos la hemos visto, pero de todas maneras sabemos muy poco de ella".

Así las cosas, Moon no es otra película de ciencia ficción del montón. No está, por ejemplo, ni cerca de la pomposidad de Avatar. El mismo Duncan lo aclara: "Aparte de todo el aspecto tecnológico, Moon es en verdad una historia sicológica sobre la soledad. Es acerca de aprender a respetar, amar las cosas que hacen de uno la persona que es, y es acerca de hallar una manera de lidiar con las partes negativas de tu personalidad: los celos, enojos y frustraciones. El actor principal, Sam Rockwell, también fue un hijo solitario y tuvo una educación inusual. Como yo".

De esa forma, Moon era una buena manera de cerrar el ciclo que su padre había iniciado con "Space Oddity". O era, más bien, la posibilidad de abrir otro ciclo. El suyo. El despegue de su carrera como director de cine.

Despegue

Más trivia musical: hay otra canción de Bowie que se debe agregar a esta historia. Se llama "Kooks" y sale en el disco Hunky Dory. Una tarde, a comienzos de 1971, el camaleón del rock británico escuchaba tendido en su cama un disco de Neil Young cuando sonó el teléfono. Del otro lado del auricular, le comunicaron que Mary Angela Barnett, su esposa de entonces, estaba a punto de parir. Lo curioso -y lo que dice la leyenda- es que Bowie no salió corriendo. Se quedó en casa unos momentos. Compuso un par de melodías. Las mismas que tiempo después se convertirían en la mencionada "Kooks" y que, dadas las circunstancias, dedicaría al recién nacido Duncan Zowie Haywood Jones.

"Quería que Moon fuese algo grande y no una cinta independiente sci-fi de bajo presupuesto. Quería que el personaje principal cautivara. La mejor ciencia ficción ilumina a la humanidad y ayuda a zanjar la incógnita de qué es ser humano".

Hoy, en todo caso, Duncan Jones dice que ni recuerda la última vez que escuchó esa canción. Él sabe el peso que significa ser el hijo de una de las máximas estrellas musicales contemporáneas. Y sabe, también, que lo mejor que puede hacer es no rehuir de aquello. Menos aprovecharse (alguna vez usó el seudónimo Zowie Bowie, pero a los 19 años decidió cambiarse a Duncan Jones). "Mira: mi padre es maravilloso. Y sabía que le gustaría mi película, independiente de cuál hubiese sido el resultado. Como cualquier buen padre ¿no?".

-¿Pero te dijo algo especial luego que se la mostraste?

- Me dijo lo mucho que le había gustado. Y que estaba muy, pero muy orgulloso de mí.

-Viviste parte de tu niñez junto a él en el Berlín de fines de los 70. ¿Te ha influenciado algo ese período?

- Sí, Berlín tuvo definitivamente una influencia en mí y en mis películas. Pero no tanto en Moon. Más que nada en otro film que espero hacer pronto. Se llama Mute.

Aquí una aclaración: luego del éxito de Moon, varias ofertas filmográficas le cayeron a Duncan. Pese a eso, él sigue con la idea de extender su ópera prima en una suerte de trilogía, de la cual Mute sería parte. "Está ambientada en el Berlín por el que me preguntaste. Y es una película de ciencia ficción separada de Moon, pero que toma lugar en el mismo universo. Sam Rockwell, de hecho, va a tener un cameo. Espero que se pueda grabar pronto". Su otro proyecto -que por estos días termina de filmar y afinar- es Source Code, cinta en la cual espera combinar sus ideas  junto a las exigencias que impone la gran industria estadounidense.

-¿Y cómo va ese proyecto?

-Ha sido totalmente diferente a Moon. Es una película hollywoodense, y el proceso de filmarla ha sido tan distinto que es como un trabajo ajeno. Creo que lo único que tienen en común es que en ambas he filmado con excelentes actores (como Jake Gyllenhaal y Vera Farmiga). Trata de un choque de tren, de un piloto de la fuerza aérea que es víctima de ese accidente y su investigación de lo que realmente sucedió. Me imagino que preguntarás si es también una película de ciencia ficción ¿no? Te respondo: sí, lo es. Pero de una manera bastante extraña.

Alunizaje

Y es imposible hablar de Moon sin mencionar a GERTY: un robot con la brillante voz de Kevin Spacey (Belleza americana), que es la única compañía que tiene Sam Bell en su base lunar. Todas las mañanas, por ejemplo, es quien le dice los días que faltan para volver a casa. Y así poder ver a su esposa y su hija menor, con quienes Bell cada vez tiene conversaciones más desoladas a través de una pantalla. El problema es que luego de tres años, la misión parece estar envuelta en un letargo de nunca acabar. Y ahí es cuando Bell, algo suspicaz por extraños eventos, se aproxima a la idea de que -tal vez- está siendo manipulado por la empresa multinacional.

Así como The Truman Show en el fondo tampoco trata sobre la industria televisiva, sino sobre cómo un hombre se siente solo pese a estar rodeado de gente, Moon no es sobre una misión espacial. "Sí, tienes razón acerca de esa lectura. Quería que Moon fuese algo grande y no una cinta independiente británica sci-fi de bajo presupuesto", dice. "Quería que el personaje principal cautivara. Me parece que la mejor ciencia ficción ilumina a la humanidad y ayuda a zanjar la incógnita de qué es ser un humano".

- Leí que tu encuentro con Sam Rockwell fue una de las razones para que escribieras el guión. ¿Ocurrió así?

- Es verdad. En parte todo se inició cuando lo conocí; él es muy talentoso y nos llevamos inmediatamente bien. Durante nuestra conversación, la ciencia ficción salió como tema. Y resultó que éramos fanáticos de filmes con los cuales crecimos. Películas de fines de los 70 y comienzos de los 80, como Blade Runner o Alien. Por eso pensé al instante que era el actor que quería en mi película.

Una señal de la buena acogida de Moon sucedió meses atrás, cuando Duncan recibió un sobre con el sello de la NASA. Era la carta de un científico que lo invitaba al Space Center Houston. "Fue divertido: dimos la película para un público inusual (la mayoría de la gente trabajaba en esa base). Luego hicimos una sesión de preguntas y respuestas".

- ¿Y no fue raro ver a astronautas hablando de Moon?

-Resultó una gran experiencia. Aunque en un momento los científicos se pusieron a discutir sobre el helio-3 y las consecuencias de buscar fuentes de energía en la Luna. Y para mí esa escena, cada vez más acalorada e incómoda, se volvió terrorífica. Casi una pesadilla espacial.

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