Por Juan Pablo Garnham Mayo 29, 2013

Después de todo lo que había pasado en sólo cuatro meses, la comediante Tig Notaro (42) no podía hacer su rutina de siempre.  Así que se subió al escenario del teatro de Largo, en Los Ángeles, y simplemente dijo: “Buenas noches, cómo están, tengo cáncer”. Risas nerviosas. Lo que le había pasado era lo siguiente, en orden cronológico: 1) le dio neumonía, 2) la atacó una bacteria casi mortal, 3) su madre murió de un día para otro y 4) terminó la relación con su pareja. Ah, y sí, tres días antes de este show, le diagnosticaron cáncer mamario. La presentación que siguió va a quedar en la historia de la comedia. Esa noche, Notaro improvisó una rutina que la desnudó hasta los huesos, pero lo que podría haber sido doloroso, en este caso también fue hilarante. Escuchar su show evoca todo tipo de sensaciones: las risas dan paso a la piel de gallina; la admiración da paso a la compasión. Meses después, el portal The A.V. Club lo eligió el mejor show de comedia de 2012 y ha vendido tanto en formato digital que está pronta a editar el show en DVD. Pero lo que más debería tener orgullosa a Notaro es que esa noche demostró, como lo han hecho unos pocos, el valor de la comedia como mucho más que hacer reír.

Tig Notaro Live, disponible en iTunes.

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