Por Sebastián Rivas Abril 2, 2014

© Frannerd

“La comunidad de la privacidad está en ruinas (...) Las revelaciones de  Snowden muestran que el Gran Hermano ha vuelto a buscar revancha. Por supuesto, los gobiernos deben ser condenados por este tipo de comportamiento, pero los propios ciudadanos tienen parte de la culpa”.

El canadiense Don Tapscott es uno de los nombres de referencia para hablar del efecto de las nuevas tecnologías. Desde hace casi dos décadas, sus libros influyen en visibilizar las necesidades y oportunidades emergentes a partir de internet. Así, en 1997 fue uno de los primeros en usar el término “brecha digital” en su libro Growing Up Digital, y en 2006 arremetió junto a Anthony Williams con otro texto, Wikinomics, en que -acuñando el término a partir de la enciclopedia virtual Wikipedia- desarrollaba la idea de la “colaboración masiva”: un modelo en que la forma de producción de conocimiento, comunicación y mecánicas empresariales permite a los consumidores interactuar como nunca antes en la creación de productos y el intercambio de información.

Tapscott estuvo el jueves 3 en Santiago, participando del SAP Forum 2014, un evento tecnológico organizado por SAP Chile, y su idea era quedarse unos días más para conocer el país y mantener algunas reuniones de trabajo. “He tenido el placer de trabajar con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ya que ha puesto en marcha una estrategia digital para su país. Y estaría encantado de reunirme con Michelle Bachelet para discutir iniciativas similares en Chile”, comenta.

Para el experto canadiense, el aumento de conexiones a internet ha hecho que el modelo de colaboración masiva se haya profundizado y que la gente lo demande cada vez más. Este escenario amenaza con cambiar la percepción que las personas tienen del rol del Estado y los gobiernos. “Está emergiendo un nuevo tipo de organización del sector público: un gobierno abierto. Éste es un gobierno que co-innova con todo el mundo, especialmente con los ciudadanos; comparte recursos que antes estaban muy bien guardados; aprovecha el poder de la colaboración masiva, y se comporta no como un departamento aislado, sino como algo nuevo: una organización verdaderamente integrada”, asegura. “Este tipo de gobierno entrega recursos, establece normas y media en disputas, pero permite a los ciudadanos, organizaciones sin fines de lucro y el sector privado que hagan la mayor parte del trabajo pesado”.

-¿Cómo se puede utilizar la colaboración masiva, por ejemplo, en el gobierno?
-La colaboración masiva está cambiando la forma en que las empresas innovan, orquestan su capacidad, y participan de sus grupos de interés. El sector público también debe aprovechar los modelos de negocio en red para mejorar los resultados de las políticas, reducir los costos y aumentar el valor público. Un número creciente de gobiernos entiende la necesidad de distribuir el poder ampliamente y aprovechar la innovación, el conocimiento y el valor de la sociedad civil y el sector privado.

-¿Cómo cree que se dará la relación entre los ciudadanos y los gobiernos en el futuro?
-Hay nuevas oportunidades para llegar y comprometer a los ciudadanos. Las tecnologías digitales ahora permiten una nueva era de participación mucho mayor de ellos en el gobierno. Las redes digitales permiten a los ciudadanos participar activamente, saber lo que está pasando y contribuir con sus ideas. Una cultura de la deliberación pública y la ciudadanía activa contribuye a conseguir la cohesión social, el buen gobierno y normas compartidas. Esto no es democracia directa: se trata de un nuevo modelo de participación de los ciudadanos y la política, apropiado para el siglo XXI. Necesitamos esto para detener el abuso de confianza que aleja a los ciudadanos.

-En 2011, Chile tuvo sus más grandes protestas estudiantiles en 20 años. ¿Puede aplicarse el concepto de la colaboración masiva  a este tipo de manifestaciones?
-Los jóvenes profundamente frustrados de hoy tienen a su alcance internet, que es la herramienta más potente de la historia para descubrir lo que está pasando, informar a los demás y organizar respuestas colectivas. Así como internet hace caer los costos de colaboración para las empresas, también baja radicalmente los costos de la disidencia, la rebeldía e incluso la insurrección. Sin un cambio, más y mayores protestas están por venir.

“LAS PERSONAS DEBEN PROTEGER SU INFORMACIÓN”

-Las revelaciones de Edward Snowden hicieron que muchos tomaran conciencia del uso de información personal por parte de las agencias de espionaje. Figuras como Mark Zuckerberg han dicho que internet necesita un nuevo acuerdo para tranquilizar a todo el mundo acerca de la privacidad. ¿Está de acuerdo?
-La comunidad de la privacidad está en ruinas. En el pasado, la amenaza era que el Gran Hermano, los gobiernos, ensamblaran expedientes detallados sobre nosotros. Luego vino el Pequeño Hermano, las corporaciones, con la creación de perfiles de los clientes. Pero las revelaciones de Edward Snowden muestran que el Gran Hermano ha vuelto a buscar revancha. Y, por supuesto, los gobiernos deben ser condenados por este tipo de comportamiento, pero los propios ciudadanos tienen parte de la culpa.

-¿Por qué?
-Cientos de millones de personas están revelando información detallada sobre ellos mismos, sus actividades, sus gustos y lo que no les gusta, en línea y todos los días. Esta situación ha dado vuelta las leyes y regulaciones de privacidad tradicionales. Las reglas de privacidad y protección de datos hacen hincapié en la responsabilidad de las organizaciones de recopilar, utilizar, conservar y revelar la información personal de una manera confidencial. Pero la mayoría de las redes de colaboración alientan a las personas a publicar directamente y de forma voluntaria datos granulares, con lo que se da un cortocircuito en las obligaciones de las organizaciones de obtener el consentimiento informado. Para empeorar las cosas, algunos líderes de las redes sociales confunden esta cuestión con transparencia. Para tener una vida segura y libre determinación, las personas tienen la obligación de proteger su información personal.

-¿Cómo puede el modelo de nueva economía colaborativa -“wikinomics”-cambiar el escenario de países como Chile, que todavía se encuentran en un proceso de desarrollo?
-Los gobiernos tienen que fomentar el espíritu empresarial, porque la investigación muestra que las empresas jóvenes son las principales creadoras de empleo. Para ayudar a que esto suceda, los gobiernos tienen que invertir en la educación para crear mano de obra altamente calificada. Los gobiernos pueden fomentar la investigación y desarrollo a través de impuestos y otros incentivos, y así facilitar que las nuevas empresas tengan acceso a capital de riesgo y apoyo a la comercialización. Tienen que evitar el proteccionismo y asegurar que los mercados globales no estén cerrados a los empresarios.

-La desigualdad es uno de los debates en Chile. En su libro Growing Up Digital, usted dice que hay un riesgo de una brecha tecnológica. ¿Qué tipo de medidas puede aplicar para evitar ese problema?
-Tenemos que asegurarnos de no crear un mundo en que unos sean seres digitales y otros no. En otras palabras, dividir entre aquellos que pueden relacionarse con el resto del mundo y los que no pueden. Si hacemos eso, vamos a crear una subclase estructural de la sociedad y causar heridas muy difíciles de sanar. Por eso, los gobiernos tienen que hacer varias cosas. Por ejemplo, deberían tomar todas las medidas necesarias para garantizar que los países no se vean afectados por una brecha digital. Un elemento importante de esto es el acceso generalizado y asequible a internet de alta velocidad. Algunos países europeos consideran ahora que el acceso a internet es un derecho humano básico.

-¿Qué cambios ha visto desde la publicación de Growing Up Digital, hace más de 15 años?
-Growing Up Digital miró a los hijos de los baby boomers, que hoy tienen 17 a 35 años. Les llamé la “Generación Net”, porque crecieron bañados en bits. Pero hoy tenemos a los jóvenes que deben ser llamados la “Generación M”, en alusión a los servicios móviles. Porque el teléfono móvil se está convirtiendo en una herramienta esencial para todos los miembros de la sociedad, independientemente de su edad. Desde que escribí ese libro en 1997, 1.500 millones de personas han llegado a internet, y no debido a la proliferación de los ordenadores portátiles, sino a causa de la revolución móvil.

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