Por Ricardo Leiva Julio 21, 2011

Hace casi cuatro décadas, Maxwell McCombs publicó el texto  más influyente en el ámbito de la comunicación y el estudio de la opinión pública: "La función agenda-setting de los medios masivos". Con él, el académico estadounidense demostró que los periódicos tienen una influencia determinante en lo que la gente opina sobre la actualidad, pues hay una alta correlación entre lo que esos medios escriben y lo que la opinión pública considera importante.

¿Ha cambiado esta función de los medios de comunicación tradicionales o ha perdido importancia debido al surgimiento de nuevos canales de comunicación online? McCombs, quien está a punto de jubilarse, dice enfáticamente que no. En su opinión, a pesar del ruido que generan redes como Facebook y Twitter, los medios audiovisuales e impresos convencionales siguen siendo más influyentes, pues son los que marcan las pautas políticas y económicas de los distintos países. McCombs explica que Facebook y Twitter pueden ser útiles para entretenerse y hacer vida social, pero el material que corre por sus redes sigue siendo alimentado por las fuentes de siempre.

-¿Sigue estando vigente la teoría de la agenda-setting con la fragmentación de medios de comunicación que existe hoy?

-Claramente sí. Aunque a mucha gente le cueste creerlo,  esencialmente estamos frente al mismo proceso comunicativo que veíamos antes. Como decían los franceses del siglo XIX, mientras más cambian las cosas, más se parecen a las de antes. Eso sigue siendo verdad cuando vemos la forma en que la opinión pública percibe  los asuntos más importantes de la actualidad. En los últimos años se ha discutido mucho sobre cómo este aumento de los canales de comunicación afectará a la opinión pública, pero la evidencia demuestra que la agenda sigue siendo la misma. La agenda pública sigue formándose a base de un gran consenso.

-¿Qué pasa con las personas que no consumen medios tradicionales y que no leen diarios, por ejemplo?

-Recientemente hicimos una investigación analizando las agendas de distintas generaciones de personas: jóvenes que leen periódicos de vez en cuando, adultos y adultos mayores, y encontramos una gran correlación. Es decir, estaban enterados de los mismos asuntos.

-¿Y por qué pasa eso?

-Porque los nuevos medios de comunicación siguen la misma agenda que han marcado los medios tradicionales. Cuando la gente twittea sobre asuntos públicos, usa el material de los diarios y de las revistas, y opina y comenta lo que están informando esos medios.

"Aunque a mucha gente le cueste creerlo, yo diría que esencialmente estamos frente al mismo proceso comunicativo que veíamos antes. Como decían los franceses del siglo XIX, mientras más cambian las cosas, más se parecen a las de antes".

-Sin embargo, hay un porcentaje de personas que no tiene interés en conocer los asuntos importantes.

-Es cierto, pero son parte de un grupo muy pequeño. Las personas que realmente se interesan en asuntos muy particulares y que ignoran todo el resto son parte de un subgrupo de la población que llega al 10%. Asimismo, la gente que lee menos de un periódico a la semana en Estados Unidos sigue siendo un 12%; es decir,  los que están totalmente desconectados de lo que pasa en la actualidad son muy pocos. La mayoría se informa de un modo u otro, sin importar mucho el canal que se elige: las noticias importantes te encuentran de todas maneras.

-¿Pero cuánta gente de ese 90% que  menciona y que accede a las noticias a través de internet está bien informada sobre lo que pasa en política o economía?

Hay subgrupos, evidentemente. Hay gente más informada que otra. Probablemente la mayoría no sabe sobre  asuntos más complejos en detalle, y ante algunos temas controvertidos, como la energía nuclear, se mueve más por motivos emocionales que por lo que lee. En los temas que afectan más directamente a las personas, la influencia de los medios es menor. Si en un país se está debatiendo un cambio de regulación de la pornografía, por ejemplo, la gente opina sobre ese asunto con mucha independencia de lo que dicen los diarios.

-¿Cómo se manifiesta esa influencia?

-De manera clara y sencilla: mientras mayor es la cobertura de un asunto, más importante resulta este para la gente, es decir, la gente suele tener una opinión y comentar aquellos temas que más aparecen en los medios. Si los asuntos no existen en los medios, la gente no opina sobre ellos y no suele tener opinión. Durante décadas hemos comprobado que los asuntos que más preocupan a la gente son exactamente los mismos temas que tienen un espacio y una prominencia en los medios. Hay un gran consenso al respecto.

-En política, siguen siendo más importantes la televisión y la prensa escrita que internet.

-Así es, aunque durante las campañas la publicidad política en la televisión y en la prensa dependen del dinero que se tiene. En el caso de Obama, eso sí, internet demostró ser una vía muy efectiva para conseguir dinero.

-¿Tienen algo que ver las redes sociales y los medios online con la crispación de la política que se ve en el mundo, al dar cabida a opiniones más radicales que antes no tenían espacio en los medios?

-Ciertamente eso puede estar ocurriendo. Como la gente ahora puede opinar y comentar anónimamente, lo hace sin responsabilidad. Es cierto que la agresividad política es anterior a las redes sociales, pero esto hace la situación peor, porque es más fácil para los extremistas encontrar un espacio. Eso explica la difusión que tienen hoy las ideas xenófobas y racistas.

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