Cuba no es una democracia y allí se prohibió el ingreso de la DC Mariana Aylwin cuando viajaba a un acto de una opositora al régimen. Chile conoce de miles de exiliados y extranjeros que durante  los 17 años de Pinochet, no pudieron entrar al país.

Sin embargo, conquistada la democracia, se suponía que estas prácticas terminarían. Sin embargo, en 1992 —en pleno gobierno de Aylwin— se  anunció un concierto de la banda metalera Iron Maiden  para  julio.

El tenaz arzobispo de Valparaíso,  Jorge Medina, lanzó un grito y le exigió al Ministerio del Interior que negase la entrada al grupo inglés. Aducía que eran satánicos, que las letras de sus canciones eran perversas y que su venida destruiría los valores de la juventud.

Eran otros tiempos.  El poder de la Iglesia era tremendo después de la dictadura. Medina tenía, además, importantes padrinos en el Vaticano. El gobierno decidió abstenerse, pero Medina  se las arregló para impedir que los dueños del local permitieran el concierto, Iron Maiden no llegó a Santiago en plena democracia, y el vocalista Bruce Dickinson tachó a este país de “retrógrado y medieval”.