Por Qué Pasa Mayo 19, 2016

A menos de cinco meses de que se inaugure oficialmente una nueva versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), aún la entidad a cargo de su realización —la Cámara del Libro— no se pone de acuerdo  con todas las entidades que participan en el evento —el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), la Corporación del Libro y la Lectura, la Asociación de Editores Independientes (Edin) y la Cooperativa Editores de la Furia— para realizar la feria.

En las últimas semanas ha habido un par de reuniones —una de ellas, de hecho, la presidió el ministro Ernesto Ottone— que no llegaron a buen puerto. El principal problema es que tanto Edin como la Furia exigen tres cosas para participar en la Feria, en las que no se ha llegado a acuerdo: que las editoriales independientes tengan un lugar en la nave central de la Estación Mapocho —donde están las editoriales transnacionales y los socios de la Cámara—; tener mayor incidencia en el programa cultural de la feria y, finalmente, que se rebaje el costo de la entrada.

De las tres peticiones, el principal problema es el de la ubicación de los stands, pues desde la Cámara argumentan que no hay espacio donde ubicar más editoriales en la nave central. El ministro Ottone, sin embargo, les advirtió que si todas las entidades no llegan a acuerdo, el CNCA no puede entregar su financiamiento (más de $ 80 millones) a una actividad donde no esté representado todo el mundo del libro. De hecho, se planteó la idea de que si no hay acuerdo, el CNCA podría hacer una “Fiesta” del libro para recibir a México como el país invitado de honor y la feria quedaría relegada a un evento privado organizado sólo por la Cámara. Sin embargo, esa opción no le agrada completamente a la Cámara ni a las editoriales transnacionales.

La  decisión final debía tomarse esta semana, pero aún no hay acuerdo.

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