Por Qué Pasa Septiembre 25, 2015

Lo que hacen los científicos José Manuel Pérez-Donoso, de la U. Andrés Bello; Andrew Quest, de la U. de Chile, y el estudiante de doctorado Víctor Díaz es básicamente esto: manipulan cantidades imperceptibles de cadmio, un metal pesado, blanquiazul, que se emplea para hacer pilas, y de telurio, un metaloide plateado con el que se hacen compactdisc, y con ellos construyen nanopartículas fluorescentes. El el camino, en un proceso que inventaron y patentaron, que llaman “biomimético”, simulan en ellas la estructura de una célula, para que el futuro cuerpo que las reciba piense que lo son. Luego de eso, están listas para ser inyectadas en organismos —por ahora, de animales—, y hacer lo que tienen que hacer: rastrear, iluminar y seguir a células cancerígenas, aportando datos que permitan estudiar científicamente la metástasis en etapas tempranas, y avanzar hacia nuevas formas de impedirla.

A punto de comenzar la fase de prueba en ratones, los tres investigadores, miembros del grupo Nemesis, centrado en cáncer, males cardiovasculares y diabetes, están actualmente fabricando una nueva versión de sus nanopartículas fluorescentes, pero ahora a base de cobre, menos tóxico y más compatible con organismos vivos que el cadmio y el telurio.

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