Por Enrique Mujica, Director Mayo 21, 2010

Hay dos materias que los analistas políticos internacionales tienden a tildar de "suntuarios intelectuales" cuando de países subdesarrollados se trata: las morales y las medioambientales.

Estos tópicos serían en dichas naciones, siguiendo la línea argumental, elitistas y no masivos. La protección de los bosques no debería quitarle tiempo a las políticas para aplacar el hambre; la necesidad de vivienda vale más que debatir sobre el aborto.

Como Chile está en el limbo desde hace bastante rato -entre que nos subimos a la liga de los desarrollados y entre que nos quedamos abajo-, nuestro acercamiento a los debates medioambientales y morales aún es esquizofrénico. Y algo inmaduro. Para algunos, son esenciales; para otros, accesorios mientras no seamos parte del club de los ricos.

En esta edición, nuestra portada habla de HidroAysén y expone los argumentos de Kristine Tompkins, una de las principales opositoras al proyecto. Este tema, como pocos, encarna esa dicotomía que aún nos permea. Y pone en el foco de la discusión las urgencias nacionales -que no son para todos las mismas- y la estrecha sintonía que éstas tienen con las políticas públicas que se asumen.

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