Por estos días, ha habido un frecuente tema de conversación en el entorno del padre Fernando Karadima, quien enfrenta acusaciones de abuso sexual en su contra por parte de ex feligreses de  la iglesia del Sagrado Corazón de El Bosque. Se trata de las condiciones en que el ex párroco de esa comunidad podría prestar declaración judicial ante el fiscal que investiga las denuncias, Xavier Armendáriz.

Si bien este procedimiento podría postergarse en esta etapa de la investigación, uno de sus cercanos cuenta que ante la eventualidad de que Karadima  sea citado para entregar su versión de los hechos como imputado, se ha pensado en solicitar que sea sometido a un interrogatorio en la casa sacerdotal donde vive, o bien él cumpla con este requerimiento a través de un oficio. La razón que aducirán, según dicen, es la avanzada edad del sacerdote -79 años- y el delicado estado de salud en que se encuentra como resultado de tres operaciones al corazón a las que se sometió en los últimos años. Uno de sus seguidores afirma que esta afección cardíaca no "le permitiría enfrentar situaciones de gran tensión", como las que podrían producirse si el religioso asiste a las oficinas de Armendáriz, lo cual generaría una gran exposición pública. El vocero de la Fiscalía Oriente, Mario Schilling, afirma que no se referirán a esta situación en particular, sin embargo "sí puedo informar que en otros casos se han tomado declaraciones a imputados en distintos lugares".

Quienes han visto al padre Karadima esta última semana aseguran que prácticamente no ha salido de la comunidad El Bosque, donde se ubica la residencia sacerdotal en que vive junto a un grupo de curas diocesanos. No obstante, de acuerdo a uno de sus conocidos, desde que el caso se hizo público a través de La Tercera, el miércoles 21 de abril, el religioso ha recibido la visita de toda su familia y de varios amigos. Además, se ha dedicado a la oración y ha oficiado misas reservadas para otros religiosos en la capilla que se encuentra junto al altar de la iglesia.