Por quepasa_admin Mayo 14, 2010

Complicados están Celfin y la familia Gálmez, ex controladores de Almacenes Paris, con su inversión en la estación Intermodal La Cisterna. El desembolso de más de US$60 millones realizado en el 2007 no sólo no ha rendido los frutos esperados, sino que es altamente probable que siga generando problemas. Aunque los inversionistas descartan rotundamente  una posible quiebra de la estación, las graves dificultades financieras por las que atraviesa el Transantiago los han obligado a subsistir sólo con el pago anual de la garantía estatal y los ingresos comerciales, con los que aseguran la operación diaria del complejo, popularmente conocido como el aeropuerto de La Cisterna por  su tamaño y estándar. Por allí transitan diariamente más de 160 mil usuarios de transporte y clientes del centro comercial. Según el contrato de concesión, la estación debería recibir del sistema de transportes un pago mensual de unos US$ 550 mil por el ingreso de buses y un pago anual para recuperar el costo de las obras, pero sólo se ha cumplido -y con dificultades- el segundo compromiso. El primero aún está en discusión y el mayor temor de los inversionistas es que se siga postergando tras conocerse la crítica situación que, según el ministro Felipe Morandé, atraviesa el sistema de locomoción capitalino, que el año pasado recibió US$ 674 millones de subsidio y aun así generó un déficit de US$ 55 millones.

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