Eran cerca de las diez de la noche del pasado 9 de marzo, cuando una camioneta 4x4 se estacionó en la calle Padre Hurtado de Concepción, a pocos metros del colapsado edificio Alto Río, en lo que es conocido como la "Zona Cero" de esa ciudad.

Del jeep se bajaron Agustín Edwards, dueño del diario El Mercurio, un ejecutivo del mismo matutino y el chofer del auto. Durante aproximadamente 15 minutos, Edwards y su acompañante recorrieron minuciosamente todos los alrededores del edificio -que se encuentra cercado y resguardado por policías y militares-, comentando los impresionantes daños de la infraestructura, que se ha convertido en la cara más dramática del terremoto.

Luego de conversar algunos minutos con varios de los conductores de los móviles periodísticos apostados en ese lugar, Edwards se retiró en silencio.