Por quepasa_admin Noviembre 28, 2009

Las comenzó a escribir en enero pasado. Y hace dos semanas, Hermógenes Pérez de Arce les puso el punto final a sus memorias: Autobiografía desautorizada. El 10 de diciembre próximo estará en las librerías bajo un nuevo sello editorial: Colección Qué Pasa.

En el libro, Hermógenes aborda su infancia y juventud, su ingreso a la política y al periodismo, la llegada a El Mercurio y también su salida ("no recuerdo haber dado públicamente una versión de todas las razones de mi salida del diario"), la relación con Agustín Edwards, el gobierno militar, Augusto Pinochet, la transición, su competencia senatorial con Sebastián Piñera. Todo in extenso, con revelaciones e intimidades, contadas con ironía y mordacidad. Pérez de Arce al desnudo.

"Lo describiría como una autobiografía muy personal, anecdótica y humorística, con intervalos de seriedad e importancia histórica", dice Hermógenes.

A modo de adelanto, he aquí el prólogo del libro, que revela el porqué de estas memorias y de su título. Y el tenor de ellas. Se llama Advertencia.

Para mí la tentación del humor siempre ha sido muy fuerte. Cuando tenía diez años, Mr. Holder, un profesor norteamericano serio y culto, me pasó su brazo sobre los hombros y me dijo:

-Hermógenes, tú dices constantemente chistes en clase, pero no eres divertido. Por favor, deja de hacerlo.

Entonces dejé de hacerlo en la clase de él, pero nada más. Y como seguí diciendo muchos chistes en otras ocasiones y lugares y no era divertido, en mi curso se acuñó la frase "chiste de Pérez", para epilogar mis permanentes incursiones frustradas en el humor.

Más de seis décadas después, cuando dejé de escribir en "El Mercurio", al término de 2008, la pregunta más frecuente que se me hacía, no sé por qué motivo, era la de si escribiría mis memorias. Yo por años había pensado que si alguna vez las escribía, las titularía "Autobiografía No Autorizada", simplemente porque lo encontraba divertido.

Pero en el tiempo intermedio, desde que la idea se me ocurrió hasta ahora, supe que se me habían adelantado al menos dos personas, un argentino cuyo nombre desconozco, y un ministro francés, de apellido Seguela, que publicaron sendas autobiografías "no autorizadas".  En el caso de muchos grandes inventos se ha dado similar coincidencia.

Entonces debí buscar otro título original y se me ocurrieron tres: "Autobiografía Autorizada", que también tiene alguna gracia; "Autobiografía Semiautorizada", que, si no tiene gracia, es por lo menos intrigante; y "Autobiografía Desautorizada", que parece una contradicción en los términos, pero cuando se lo he mencionado a otras personas, espontáneamente les ha provocado risa, y eso es muy importante para mí.

De lo que estaba seguro era de que no iba a titular este libro "Autobiografía" a secas, porque eso ya iría contra mi naturaleza. No sería "chiste de Pérez".

Finalmente opté por "Autobiografía Desautorizada" porque, además, es veraz, en el sentido de que mucho del contenido de estas memorias no debería, a juicio de personas que lo han conocido en el todo o en parte, haber sido incluido. Es decir, lo han desautorizado.

De modo que, solucionado el problema del título, la suerte ya está echada y vamos al grano.

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