Por Javier Rodríguez A. Octubre 2, 2015

Lo que define a Matilde Benmayor bien podría ser su obsesión por la forma. Figuras, composiciones y colores que parecen azarosos, pero que en realidad tienen un sentido. Y es que su trabajo, tan característico y propio, es el resultado de un proceso de investigación en el que, tal como ha descrito, utiliza lo orgánico como principio formativo de la realidad.
Nigredo, en Galería XS, es su segunda exposición individual y, a diferencia de la primera, acá dejó de lado la tela y los colores para experimentar con la cerámica y centrarse en el negro. Basándose en el concepto que dio nombre a la muestra, que en alquimia se refiere a la primera de las tres fases de la transmutación de la materia, creó una serie de esculturas, pequeñas y medianas, y también otra de serigrafías. Sus manchas perfectamente calculadas, ahora negras, muestran un proceso de mutación que excede el papel. Esta vez la esencia de su obra tomó forma física a través de la cerámica: formas irreconocibles que, en su conjunto, configuran una narración que no necesariamente está escrita. Un imaginario tanto de la artista como del espectador.

“Nigredo”, de Matilde Benmayor. Galería XS (sede Nueva Costanera), hasta el 8 de octubre.

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