Por Juan Andrés Quezada Octubre 23, 2014

Las primeras semanas tras dejar La Moneda fueron difíciles para Sebastián Piñera (64). Llegó a su oficina en el piso 18 de Apoquindo 3000 y se encontró solo, sin asesores, y con decenas de cajas que contenían sus blocks escritos durante sus cuatros años como presidente, otras con recuerdos y regalos, además de las cosas que había dejado antes de partir a palacio. A este panorama se sumaba una inmensa grúa pluma amarilla a metros de su ventana que subía y bajaba fierros para la construcción de un nuevo edificio junto al suyo. “No se le podía hablar”, cuenta un cercano al ex mandatario.

Junto con recibir cientos de invitaciones a debates en Chile y en el extranjero, Piñera comenzó a delinear sus primeros pasos como “ciudadano”, y a darle forma a su fundación. En eso estaba cuando aparecieron los primeros cuestionamientos a su gobierno. “Quería salir a hablar, pero se le aconsejó que no”, agrega la misma persona. Fueron sus ex ministros políticos Andrés Chadwick y Cecilia Pérez los escogidos para salir a responder los ataques de la Nueva Mayoría. El resto de sus asesores de más confianza en La Moneda, como Ignacio Rivadeneira, Carla Munizaga y María Irene Chadwick, se encontraban echando a andar sus propios proyectos, muy alejados de la contingencia.

En la búsqueda de un espacio que le permitiera moverse con libertad, el ex gobernante dio varios pasos en falso: uno de ellos fue la filtración de sus gestiones ante los partidos de la Alianza para que rechazaran la reforma tributaria. Otro, fueron las críticas a Michelle Bachelet que hizo en su gira por España, que fueron mal evaluadas por su entorno, ya que no sólo criticaba a su sucesora fuera de Chile, sino que rompía su estrategia de guardar silencio por un tiempo.

Pese a más de cien solicitudes de entrevistas de todo tipo, el ex mandatario ha guardado silencio, consciente que será preguntado por el caso Cascadas o por su cercanía con los dueños de Penta.

Sin embargo, esta semana Piñera pareció haber encontrado su espacio: los 25 años de la caída del Muro de Berlín fueron la excusa para su reaparición pública en un tema  no coyuntural. “La idea es que él lidere temas de reflexión, de debate de mediano y largo plazo y que no esté metido en la contingencia ni en la pelea chica”, señala un miembro de la Fundación Avanza Chile.

Fueron tres actividades las que encabezó esta semana: el lunes, acompañado de su esposa, Cecilia Morel, invitó a cerca de 200 ex colaboradores de su gobierno a ver la película alemana de 2007 La Vida de los Otros, en una función especial en el Parque Arauco. Entre los políticos que llegaron estuvieron Pablo Longueira, Laurence Golborne, Cristián Larroulet y muchos diputados de la UDI. De RN sólo el vicepresidente Luis Mayol y sus amigos, los alcaldes Raúl Torrealba (Vitacura) y Felipe Guevara (Lo Barnechea). El jueves, Piñera lanzó Avanza Chile en el auditorio de la Municipalidad de Vitacura, con el seminario “A 25 años de la caída del Muro de Berlín”, donde el principal invitado internacional fue el alcalde venezolano de la municipalidad de Chacao, Ramón Muchacho. Al día siguiente Piñera y el líder opositor venezolano se reunieron con jóvenes.

La próxima semana viajará a un seminario en Perú y la segunda quincena el ex presidente organizará un nuevo seminario, titulado “Cómo crecer y crear empleos”. Su agenda continuará con la presentación de un libro que prologará, en el que algunos de sus colaboradores narran la trastienda de la experiencia de gobernar después de muchos años en que la centroderecha perdía con la Concertación.

CONQUISTAR A LA DERECHA TRADICIONAL
Un impulso no esperado a las pretensiones presidenciales de Manuel José Ossandón (52)  fue la última encuesta CEP de agosto pasado, que lo situó con un 38% de aprobación, al igual que Piñera, y, juntos, como los dos rostros de la derecha mejor evaluados.

“Los candidatos naturales de la derecha hoy son Piñera y Allamand, no yo. Yo soy una persona que está entrando, llevo cinco meses de senador, pero tengo algunas características que ellos no tienen. El hecho de estar marcando lo mismo que un ex presidente que acaba de salir es muy potente”, dijo en esa oportunidad.

Estas características son las que pretende mostrar el cientista político Patricio Navia, quien está pronto a lanzar un libro-entrevista al ex alcalde de Pirque y Puente Alto, muy parecido a El díscolo, conversaciones con Marco Enríquez -Ominami, que escribió en 2009.  El columnista, quien en los últimos años ha aconsejado al alcalde, cree que este tiene algunas condiciones innatas que lo pueden llevar a La Moneda.

Una de estas cualidades es su buena llegada a los sectores populares, como Puente Alto, donde fue alcalde por tres períodos, comuna en la que en las últimas elecciones triplicó la votación de su compañero de lista, Laurence Golborne. Al mismo tiempo, en la derecha no pasó desapercibida la votación de Ossandón obtenida en el distrito 25 (Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea) donde, según consejos de Navia, apuntó a un voto más conservador. Justamente, ésta será la tarea más inmediata del ex edil: conquistar a la derecha chilena más tradicional, que no ve con buenos ojos el acercamiento de Piñera con movimientos como Amplitud.

La idea del equipo de Ossandón es que poco a poco vaya asumiendo mayor protagonismo en el Congreso con proyectos de corte social. Uno de ellos, que próximamente presentará, es la extensión de la cobertura de salud del bebé en gestación que ahora es a partir de los siete meses, no incluyendo operaciones anteriores a ese período.

Mientras tanto, Ossandón hizo un pacto de no agresión con Allamand, en el entendido que ambos tienen un enemigo en común: el ex presidente. Cercanos a ambos senadores señalan que ellos harán todo lo que puedan para impedir que Piñera vuelva a La Moneda.

“Hay que dejar que las flores florezcan, esa es la estrategia”, dice un dirigente de RN, quien agrega que en el partido claramente hay candidatos con más posibilidades, entre ellos Piñera, Ossandón y Allamand, y otro grupo más atrás, que lo componen Alberto Espina y Francisco Chahuán, que no desperdiciarán la oportunidad de tener protagonismo presidencial, ya que en 2016 deberán competir por su reelección en sus respectivas regiones.

Las elecciones municipales del 2016 serán el primer gallito de verdad entre Piñera y Ossandón.

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