Por Valeria Bastías Agosto 20, 2014

Hay algo hipnótico en el video de “Somos Sur”. Y no es que la canción interpretada por Ana Tijoux -parte de su último disco Vengo- y la rapera palestina Shadia Mansour no tenga méritos para ser sólo oída, sino que la mezcla entre coloridas imágenes, la fusión de la danza tinku con la dabke de Medio Oriente y los rostros de dos intérpretes convencidas de lo que cantan hacen de este video un registro que pide el respeto por la identidad. Por eso que no parece casual que el tinku -baile típico de Bolivia- sea el motor de un discurso que en los versos de Tijoux suena coherente (“nadie sobra, todos faltan, todos suman, todos para todos, todo para nosotros”), porque cada paso de esa danza representa  el encuentro y también la lucha. Tampoco es azarosa la colaboración de Mansour. La cantante de un rap con erres subrayadas y del que a pesar de no entenderle ni una sola palabra -al menos acá la mayoría no lo debe conseguir- habla también con sus ojos negros y su dedo índice apuntando hacia la cámara. Detrás, jóvenes ondean la bandera de Palestina y hasta una wiphala aparece fugazmente. Son esas imágenes más el sonido árabe que se suma a los bronces del hip hop de Tijoux, los que arman un tema que sin un videoclip habría sido entendido como una protesta que pasa y se va. Pero aquí está ese anhelo inagotable: reconocer quiénes somos todos.

“Somos Sur", de Ana Tijoux. En Youtube.

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