Por Antonio Díaz Oliva Marzo 12, 2014

Si uno revisa la filmografía de Alfred Hitchcock -especialmente sus cintas clásicas- es posible toparse con una constante: la figura maternal. Ahí está el famoso diálogo, en Psicosis, entre los personajes de Janet Leigh y Anthony Perkins. “¿Sales con amigos?”, le pregunta ella, y él responde: “El mejor amigo de un chico es su madre”. Varios años más tarde, en Bates Motel, la serie-secuela-contemporánea del filme de Hitchcock que estrena segunda temporada por estos días, vemos a Vera Farmiga (40) personificando ese espíritu a la perfección. Ya saben: Norma Bates es una madre seria, de mirada impenetrable y que no aprueba que su hijo Norman haga amigos. O que conozca chicas. O que simplemente salga del hotel que recién compraron, donde esperan iniciar una nueva vida después de la misteriosa muerte de su esposo. Bates Motel tiene varias fallas, empezando por el púber actor que interpreta a Norman (parece una versión pánfila de los Gallagher de Oasis), pero uno ve a Farmiga y se arregla todo. Acá -al igual que en cintas como The Departed, El Conjuro y especialmente Up in the Air-, la actriz despliega variaciones de un mismo perfil. El de mujer impasible, la que controla antes que ser controlada. Ya sea como la que enamora a Clooney (y luego le rompe el corazón en Up in the Air); o como la presencia sobreprotectora en Bates Motel que, cual péndulo, oscila sobre su hijo, quien finalmente descubre que sí, el mejor amigo que un chico puede tener, no hay duda, es una madre como Vera Farmiga.

 

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