Por Antonio Díaz Oliva Diciembre 6, 2012

Así, como esos huracanes que arrasan con todo, Lindsay Lohan (26) es una de esas mujeres que arrastran un halo destructivo alrededor suyo. Algo paradójico si pensamos en Juego de gemelas, una de esas películas tipo Tardes de Cine, la cual ayudaba a presumir que la actriz terminaría como uno más de esos rostros adorables infantiles. Pero lo cierto es que la entonces niña Disney terminó siendo lo menos Disney del mundo. Ahora, su rol principal luego de varios años, es de Elizabeth Taylor en Liz & Dick, una biopic para la televisión que revisa el romance entre la musa hollywoodense y Richard Burton. Y ahí Lohan intenta reflejar la imagen de la sofisticada actriz, pero por momentos todo se queda a medio camino. Por eso, el mejor papel de Lohan es de Lohan. De ahí que su actuación en Machete -¡de monja y con metralleta! - sea una de sus últimas apariciones destacables. O que esperemos con ansias The Canyons, la película basada en un guión de Bret Easton Ellis y dirigida por Paul Schrader, en la cual Lohan tiene el protagónico y se sumerge en esos submundos que tan bien conoce: drogas, trasnoches, paparazis, flirteos bisexuales y Los Ángeles como la ciudad de la perdición. Al igual que un precipicio o un abismo, Lohan es de esas mujeres destructivas y temibles, por las que -inevitable y peligrosamente- uno siempre se siente atraído.

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