Por Sandra Vacca Junio 29, 2011

© Nicolás Galdames

Enfrentar el calentamiento global, reduciendo las emisiones de gases contaminantes, como el CO2, es objetivo prioritario en la mayoría de los países. Y pese a que Chile aporta el 0,2% de las emisiones mundiales, el país no se ha quedado atrás. Según la Energy Information Administration de EE.UU., las emisiones de CO2 en el país disminuyeron 3,81% en 2009. Pero la tarea no termina ahí, el gobierno se ha propuesto bajar las emisiones en 20% al 2020. Es la llamada agenda 20-20, que persigue el fomento de las energías renovables no convencionales.

Para seguir avanzando, opinan los expertos, resulta clave contar con fuertes entendimientos entre el sector público y el privado. Una muestra de ello es la realización, en octubre, de la VIII Expo Ambiental, la cual es impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente, la Asociación de Empresas y Profesionales para el Medio Ambiente, el Consejo Nacional de Producción Limpia y la FISA. Es ésta la principal vitrina para mostrar lo último en soluciones y certificaciones. A continuación, algunas de ellas.

Huella de carbono

Uno de las iniciativas que estarán presentes en la feria es la medición de la huella de carbono, la cual resulta clave para competir en los mercados internacionales y cumplir con los compromisos del país. La idea es saber cuánto contribuyen al calentamiento global las empresas y las instituciones públicas.

Green Solutions, una de las firmas que realizan este tipo de mediciones, certificó las emisiones de CO2 del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) -primera institución pública en hacerlo-. Didier Vidal, gerente comercial, señala que existen dos mecanismos de reducción: disminuir las emisiones dentro de la compañía o la compensación. "A veces disminuir es caro frente a la compra de un bono de carbono. Lo que sugerimos es mejorar la eficiencia".

Tras conocer su huella de carbono, el MMA implementó el programa "Oficina Verde",  que busca "fomentar el uso eficiente de los recursos. Debemos saber qué conductas o acciones contribuyen a aumentar las emisiones. Así, la medición de nuestra huella nos dio una visión crítica de cómo gestionar el tema", señala la ministra María Ignacia Benítez. Pronto la página web del ministerio tendrá una calculadora que permitirá medir las emisiones.

Certificación LEED

Otro ámbito de certificación es el de la Leadership in Energy & Environmental Design (LEED), la cual persigue aplicar soluciones ecológicas en el diseño y construcción de edificios y que es otorgada por el Green Building Council de EE.UU. En 2006, Titanium fue el primer gran proyecto en inscribirse. Tres años después, se creó el Chile Green Building Council, el cual si bien no certifica, estimula la construcción de edificios sustentables.  Aunque el proceso de certificarse en EE.UU. es largo, ya son más de ocho los proyectos con el sello LEED. Entre ellos se cuentan el Hotel Explora de Isla de Pascua, el Homecenter de Copiapó, la Fundación Minera Escondida y Falabella de San Bernardo. Actualmente, hay otros 81 en proceso de certificación. Y entre los beneficios que se han cuantificado están el ahorro de un 40% en el uso del agua y hasta un 50% de uso de energía. Para Felipe Valdés, arquitecto  de la ACHS, "la sustentabilidad tiene que ver con los materiales y el proceso de construcción, ubicación y orientación del edificio". De ahí que es clave utilizar al máximo los recursos naturales del terreno. Roberto Sivori -presidente de la consultora Colliers Chile- señala que "la construcción sustentable no es más costosa. Sólo es una buena planificación del proyecto".

Medir la huella de carbono es clave para bajar las emisiones de CO2. Por ello, cada día son más las empresas chilenas que muestran avances en esta materia.

Avances en arquitectura

La premisa de lograr un confort térmico y una mayor eficiencia energética se ha transformado en una de las soluciones más viables para la arquitectura. De este modo, se han desarrollado tecnologías que van desde el aerogel hasta las cubiertas vegetales. La primera es una manta flexible de mínimo espesor, creada por la NASA, que es usada como aislante térmico en la construcción. Una opción aún más "verde" es la segunda, que consiste en capas de plantas sobre techos o muros, las que mantienen la aislación térmica y ayudan a captar las partículas en suspensión. Es el caso del emblemático edificio Consorcio, pionero en estas cubiertas. Pero no sólo las empresas están implementándolas, los hospitales de Maipú y La Florida, que están en construcción, lucirán techos verdes.

Combustibles de segunda generación

Un foco de atención especial es el de los biocombustibles, puesto que la emisión de CO2 se reduce prácticamente a cero. Chile ha comenzado a caminar en la materia, estudiando la posibilidad de producir biodiésel de primera y segunda generación. Entre los actores que están en ello figuran la U. de La Frontera, Molinera Gorbea y Copec, quienes iniciaron un proceso de investigación -el año 2006- para producir biodiésel a partir del raps. El año pasado inauguraron la primera planta de la que obtuvieron resultados a escala industrial, pero aún no a nivel comercial. Esto por la falta de materia prima. "La capacidad de la planta piloto es B2. Eso quiere decir que por un litro de diésel, podemos incorporar un 2% de biodiésel. Lo que es poco. Aunque en la Unión Europea sólo se ha llegado al B5,7", asegura Robinson Betancourt, principal investigador del proyecto.

Otra alternativa para desarrollar biodiésel es la higuerilla, y ya existe un proyecto en progreso. Se trata de BioAtacama, el que usará esta planta porque tiene un 50% de rendimiento de aceite. "De la higuerilla sale un poroto que se presiona, se saca el aceite y con soda cáustica y metanol se convierte en biodiésel", explica Jaime Hurtado, uno de los dueños de la empresa. Sin embargo, las 660 hectáreas de higuerillas que se ubican en Vallenar y Copiapó sólo están siendo utilizadas para el desarrollo de la semilla. Después de tres años pretenden llegar a las 2.000 hectáreas y obtendrían su primera producción de biodiesel. Entre los interesados en utilizar este combustibles se encuentran Barrick y Codelco, las cuales ya estarían en  conversaciones con la empresa para comprarlo.

Tranvía eléctrico

Nuevos servicios de trenes ligeros -con capacidad para 320 personas- en Maipú, Quilicura y Concepción podrían comenzar a operar el 2012. Se trata de una alternativa de transporte público más eficiente, ya que los tranvías eléctricos permiten disminuir los tiempos de viaje, tienen cero emisiones y ayudan a la descongestión vial. La iniciativa es desarrollada por el consorcio City Tren -que agrupa a CityBus, el grupo alemán Siemens e ISIL-Icafal-, el cual espera la aprobación del Ministerio de Transportes y luego el llamado a licitación.

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