Por Rodrigo Fresán Abril 23, 2010

Como toda cine-chanteuse que se precie de tal, Charlotte Gainsbourg no canta: susurra. La diferencia -la suya- es que a la hora de ponerse a susurrar se rodea de las personas más que correctas. Así arrancó en 1986, amparada por el glorious basterd de su padre con una apología al incesto y, recién en el 2006, regresó a los estudios para grabar el excelente 5:55 -ciclo de canciones girando alrededor del amor maldito-, patrocinada por Air, Jarvis "Pulp" Cocker y Neil "The Divine Comedy", y con producción de Nigel "Radiohead" Godrich. Casi nada. Cuatro años más tarde, el elegido para manipularla es nada más y nada menos que Beck, quien no sólo produce sino que aporta canciones, haciendo de IRM (sigla que se corresponde con las del scanner por el que pasó luego de sufrir un accidente de esquí acuático con derrame cerebral) no sólo lo mejor de la francesa sino, además, uno de los hitos del "loser" norteamericano quien, se sabe, siempre idolatró a Grand Serge. Y, entre las 14 canciones, destaca el single "Heaven Can Wait" y un gran video que parece evocar la imaginería y colores de la fotógrafa Nan Golding. Así, Charlotte vestida de tenista, Beck con guitarra al hombro y grandes momentos donde destacan ese hombre corriendo una carrera contra un hacha girando en cámara lenta y esa piscina del final desbordando de ahogados. La edición especial de IRM -atención: todo el disco es muy bueno- incluye disc con este clip, considerado por la revista Spin como uno de los veinte mejores del 2009. Yo lo pondría entre los mejores diez o entre los mejores cinco.

* Escritor argentino.

Relacionados