Por Alejandro Alaluf Julio 29, 2015

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Los videojuegos han generado grandes momentos de gloria en la cultura pop. Pero por primera vez estamos frente a generaciones que ya son capaces de mirar hacia atrás y verse reflejadas en sus obsesiones de infancia. Eso explica que Hollywood esté mirando a los videojuegos como fuente no sólo de historias, sino también de cánones socioculturales, de nostalgia y de iconografía para conquistar al codiciado público familiar.

Basado en un soberbio corto de animación del mismo nombre que relataba un ataque pixelado a Nueva York ejecutado por personajes clásicos de videojuegos, Pixels es un manifiesto dirigido a toda esa generación ochentera criada jugando Atari con los amigos del barrio. De hecho, así comienza la cinta, en 1982, con parte del elenco en sus años mozos disputando un torneo de videojuegos. A partir de entonces, Pixels recrea el ataque del corto original, aunque en mayor escala. Y es entonces también que la cinta comienza su abuso de referencias pop que abusan de la tecla del recuerdo.

 Además, la película es un festival de clichés sobre los gamers,  y su protagonista, Adam Sandler  –el kidult por antonomasia–, luce aburrido y sin ganas. Las críticas han sido unánimes y hasta enrabiadas. Se entiende. Los videojuegos son el último bastión de cultura pop fresca y Hollywood se está farreando la oportunidad de congeniar con el medio que más le conviene para su futuro. Se están buscando su propio game over.

www.pixels-movie.com

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