Samsung mantiene el cetro de ser la marca que más teléfonos celulares vende en el mundo, pero ahora otras compañías le han dado caza en innovación y atractivo. Por eso le viene tan bien el estreno del Samsung Galaxy S6, especialmente su variante más cool, Edge. El S6 tiene un procesador de cuatro núcleos, sensor biométrico, buena duración de la batería, cámaras de 16 y 5 megapixeles y una serie de aplicaciones nativas menos invasivas y útiles. Corre como mantequilla: rápido, útil y fluido, gracias también a que viene de fábrica con la última versión del sistema operativo Android. Además, cuenta con un cargador inalámbrico. Su desempeño, manejo y prestaciones son un placer.
Pero, quizás por primera vez, un modelo top de Samsung destaca no tanto por sus características técnicas, sino por su diseño atractivo y cómodo. Su pantalla biselada a los costados entrega, si se desea, una franja extra de información que puede ser utilizada de múltiples formas. Y si no, genera una inmersión diferente a la hora de estar frente a la pantalla de 5” de un celular. La experiencia, al cabo de unos días, es realmente distinta. Superior. Hay pequeños detalles en contra, como que ahora la batería no es removible y no hay lugar para tarjetas de memoria, aunque sí ofrece 100 Gb de almacenamiento en OneDrive, de Microsoft. Detalles menores si finalmente consideramos que este sea probablemente el mejor smartphone que haya diseñado Samsung hasta ahora (Precio sugerido para la versión de 64 Gb: $799.990).
