Por Alejandro Alaluf Octubre 22, 2014

Coca-Cola o Pepsi. Los Rolling Stones o los Beatles. Star Wars o Star Trek. El Colo o la U. La Xbox versus PlayStation. De todas las divisiones que se producen dentro de la cultura pop, pocas abarcan un terreno tan fecundo como el de la tecnología. No sólo por el último ejemplo, sino que prácticamente en todo, donde más allá de simplemente escoger una marca, se opta casi por un estilo de vida. Y es donde se encuentran los fanáticos más recalcitrantes. Dada la vasta amplitud de opciones, la misma función está disponible con su variación respectiva, ya sean videojuegos (Call of Duty vs. Battlefield, FIFA vs. PES), navegadores web (Chrome vs. Firefox) o sistemas operativos.

Y es justamente este último caso el que parece abarcar más atención y devoción entre la gente, donde inconscientemente se produce una división de estatus al saber que uno u otro usuario ocupa, por ejemplo, iOS o Android en sus dispositivos móviles. Mal que mal, hablamos de ecosistemas de uso profundamente cotidiano que, a su vez, justifican la opción que uno le ha otorgado voluntariamente para realizar estos servicios, sea Apple o Google (y, en menor medida, Microsoft). Son estas dos primeras marcas las que principalmente se pelean el uso del día a día entre el público: agendas, notificaciones, contactos, correos, acceso a aplicaciones, servicios en la nube y un largo etcétera. Todo pasa por uno y por otro. Lo anterior obedece a preferencias puras que mayoritariamente tienen que ver con fidelidad a la marca, gusto por sus interfaces gráficas, ecosistemas y libertad de personalización, además de lo que el grupo de amigos ocupa.

Si bien no es ningún misterio que, por razones obvias, Android lidera el mercado con un 62% de las preferencias -contra un 32,5% de la plataforma iOS-, hay que considerar que lo anterior básicamente se desglosa entre Apple y (casi) el resto de las fabricantes. Así, las cifras no dejan de sorprender. Porque también, más allá de las estadísticas de uso y adopción, está el factor mediático que ambos sistemas convocan. Mientras los anuncios de la compañía de la manzana todavía logran generar una gran expectación que no declina -aunque muchas veces no se enuncie nada relevante-, Android jamás ha logrado crear el nivel de atención y anticipación global de su competencia. Es cosa de ver cómo la gente reaccionó, una vez más, ante los anuncios de nuevas versiones de cada compañía: Android 5.0, bautizado como Lollipop por Google, y iOS 8, lo nuevo de Apple. Ambos sistemas, más allá de parchar errores técnicos, actualizar los sistemas de seguridad, mejorar la performance y la duración de las baterías, ofrecen a primera vista al usuario un look nuevo, fresco, más limpio, pero también más plano. Casi como si ambas empresas se hubiesen puesto de acuerdo en cómo quieren presentarse.

Aunque es cierto que en términos de diseño, e incluso elegancia, Apple siempre ha superado a Google, también hay que reconocer que, en términos de funcionalidad, Google siempre ha dado cátedra. Y entre ambos se van copiando cosas. Eso sí, hasta ahora, iOS sigue manteniendo su muy estática vitrina de aplicaciones unidimensionales, mientras que Google hace rato que permite usar widgets y juguetear más con las personalizaciones del escritorio.

Embarcarse en una comparación hombro-a-hombro entre ambos nos puede llevar la edición entera de esta revista. Concordemos que, en general, Android ha sido más adelantado que iOS. Es más, se podría decir que este último se está poniendo al día en características que Android ha tenido de manera nativa por años.

Las distancias entre ambos se acortan, pero aun así el mundo sigue dividido entre esos dos bandos: iOS y Android.

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