Por Alejandro Alaluf Septiembre 16, 2014

“Hope for the Future”. Cuando Sir Paul McCartney compone el tema principal de un videojuego es hora de entender, de una vez por todas, el inmenso poder de convocatoria e inversión que tiene esta industria. El juego es Destiny, una nueva franquicia de Activision para consolas de última generación, diseñado por Bungie, el mítico estudio responsable de la saga Halo y que fue parte de Microsoft por casi una década. Podríamos decir que es el lanzamiento más esperado para este año y, en ese sentido, los números acompañan: sólo el primer día de su lanzamiento, Activision recaudó US$ 500 millones.

Genera sentimientos encontrados, eso sí: es inmenso en cuanto a escenarios: una aventura de disparos en primera persona ambientada en un mundo de ciencia ficción. Donde más destaca es en su constante modo online multijugador. Al igual que títulos recientes, Destiny “aprovecha” la necesidad de que las consolas estén constantemente en línea para generar un universo  en donde es posible toparse con otros jugadores (humanos) sin problemas. El problema es que el juego   cae en un historia críptica, repetitiva y aburrida. Y tiene el peor vicio de los juegos que funcionan constantemente en línea: no es posible ponerle pausa. Horror. (Disponible para Xbox One y PlayStation 4).

www.destinythegame.com

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