Por Alejandro Alaluf Julio 17, 2014

Es la ley evolutiva de la industria tecnológica. A comienzos de los 80, la batalla de patentes y marcas en la guerra de los grabadores de video enfrentó a Betamax, de la mano de Sony, con el formato VHS (video home system), impulsado por JVC y luego por casi todo el resto de los fabricantes. Ya sabemos quién ganó. En 2006 sucedió lo mismo con el HD DVD versus el Blu-ray, con triunfo para este último. Con los televisores también ocurrió algo similar.

Hasta hace pocos años, existían dos posibilidades dentro de las nuevas generaciones de televisores: con pantallas de plasma o LCD. Determinar cuál de las dos ofrece mejor calidad de visión nos podría tomar ambas páginas, pero lo claro es que en los últimos años la evolución de las pantallas de cristal líquido (LCD) hacia los led (light emitting diode) ha ido acaparando el mercado, relegando a un notorio segundo puesto al plasma. Ahora es oficial: éstos están destinados a morir. Primero fue Panasonic quien les bajó la cortina. Y hace unos días, Samsung anunció que cortaría su producción  de pantallas de plasma a partir de fines de noviembre. Con esto, sólo LG queda como fabricante, probablemente por poco tiempo.

Podríamos concordar que los plasmas eran mejores pantallas: tenían altos niveles de luminosidad, un profundo contraste entre blanco y negro y mejores ángulos de visión. Sin embargo, eran más caros que los LCD. Eso fue en el pasado: ahora que el formato está de capa caída, sin duda que a los precios les sucederá lo mismo.

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