Por M. Eugenia Fernández G. // Foto: Mabel Maldonado. Febrero 1, 2018

Fueron dos llamadas de Claudio Alvarado —entonces subsecretario de la Segpres— las que cambiaron la suerte de Isabel Plá (54).

La primera ocurrió a principios del año 2010, cuando junto al ex ministro Cristián Larroulet armaban el equipo que entraría con ellos a La Moneda la primera vez que Sebastián Piñera fue elegido presidente. Entonces el ex diputado UDI —amigo de Plá— la contactó. Quería que se integrara a la división de relaciones políticas de la cartera, que dirigiría el abogado RN Eduardo Riquelme. Y Plá aceptó.

La segunda tuvo lugar en abril de ese mismo año. Gonzalo Blumel, entonces jefe de gabinete de Larroulet, asumiría como jefe de la división de estudios de la Segpres. Alvarado le pidió que se trasladara para encabezar el área de Coyuntura, en la que compartiría techo con Lorena Recabarren (abogada, vicepresidenta de Evópoli), Ignacio Parot (ingeniero comercial), Carlos Oliva (director de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso) y Carlos Kubick (ingeniero comercial, gerente general de El Líbero), entre otros.

El informe de Coyuntura terminó siendo un producto muy preciado. De manejarlo internamente en la Segpres, a las pocas semanas se comenzó a socializar a otros ministerios políticos y, más tarde, empezó a ser recibido por los parlamentarios.

Plá, nuevamente, aceptó. Al hacerlo, pavimentó una trecho clave que llevaría a que, ocho años después, el propio Piñera la nombrara ministra de la Mujer de su nuevo gobierno.

El trabajo que le pidieron en 2010 fue claro desde el principio: hacer diariamente un documento rápido que señalara cómo se venía la jornada política. Este debía incluir los temas del día, la posición del presidente y del gobierno, para orientar la comunicación y el trabajo en el Parlamento.

El informe de Coyuntura —como se denominó— terminó siendo un producto muy preciado. De manejarlo primero internamente en la Segpres, a las pocas semanas se comenzó a socializar a otros ministerios políticos y, más tarde, empezó a ser recibido por los parlamentarios de la Coalición por el Cambio. Para elaborarlo, Isabel Plá no sólo se nutría de la prensa. También interactuaba continuamente con diputados, senadores y ministerios para plantear variables y posturas políticas.

El documento continuó llegando a las casillas de correo electrónico de sus destinatarios una vez que Piñera salió de La Moneda. Plá fue una de las primeras convocadas por Blumel a la Fundación Avanza Chile, que recogería el “legado” del ex mandatario y se ocuparía de su defensa y proyección política. Fue ahí que la futura ministra cultivó una relación cercana no sólo con quienes fueron parte de la primera línea en el gobierno, sino también con el propio Piñera. Para los cercanos a la próxima titular del MinMujer, fue su trabajo en la Segpres el que llevó a que diera el salto que hoy la tiene en el gabinete que debutará el próximo 11 de marzo. Un debut que no se prevé fácil, luego de que diversas organizaciones feministas reclamaran por su postura contraria a la ley de aborto en tres causales.

 

Los primeros pasos

Fue en 1992 que Plá conoció la política de primera fuente. En 1987, mientras estudiaba relaciones públicas en el Instituto Profesional IPEVE (hoy Universidad Diego Portales), había inscrito su militancia en el naciente partido Renovación Nacional. Cinco años después, un conocido le dio su nombre a la diputada María Angélica Cristi (RN por Peñalolén y La Reina), quien necesitaba un asesor para su trabajo parlamentario.

Alcaldesa designada en Peñalolén e hija de un general de Carabineros, Cristi fue de las pocas mujeres que entraron al Congreso cuando éste fue reabierto en 1990.

La democracia recién se estrenaba en Chile e Isabel Plá no era especialmente militante. Nacida en Quillota      —es nieta de Sabino Jarufe, fundador del equipo de fútbol San Luis de Quillota—, su familia era de derecha pero no politizada. A los Plá Jarufe los movían más las necesidades económicas, y por eso vivieron varios años en Concepción. Ahí la futura ministra estudió en el Inmaculada Concepción, un colegio particular subvencionado al que acudían familias de clase media.

En 1983 se inscribió en derecho en la Universidad Gabriela Mistral, y tras dos años debió dejarlo por razones económicas. No fue sino hasta 1987 que pudo retomar la educación superior, que combinaba con trabajos esporádicos.

Siendo la mayor de cuatro hermanos, al terminar los estudios viajó a Santiago. En 1983 se inscribió en derecho en la Universidad Gabriela Mistral, y tras dos años debió dejarlo por razones económicas. Y no fue sino hasta 1987 que pudo retomar la educación superior, que combinaba con trabajos esporádicos. Ese mismo año su familia se volvió a instalar en Santiago.

Egresó del IPEVE y nunca se tituló. Prefirió trabajar. Y lo hizo primero en el estudio de arquitectos de Emilio Arancibia, que por ese entonces organizaba la Bienal de Arquitectura de 1991, la primera en democracia.

Pero el encuentro con “Maqueca” Cristi la motivó. “A ella le interesaba la política y tuvimos una sintonía muy fácil en el trabajo. Isabel es una persona capaz, estudiosa, inteligente, cumplidora, tenía todos los méritos para ser asesora”, recuerda la ex diputada.

En total fueron 19 años los que trabajaron juntas.

“Mis principales temas eran sociales, de pobreza y de mujer. Hicimos varios proyectos en conjunto. Diría que lo más complicado fue la reforma a la Ley de Alcoholes. Nos demoramos 14 años en aprobarla”, agrega Cristi.

En casi dos décadas de trabajo parlamentario, Isabel Plá asesoró a Cristi y colaboró con ella en proyectos relacionados con la mujer como la creación del régimen matrimonial de participación en los gananciales; la modernización de la ley de pensiones alimenticias, y la ley de acoso sexual, publicada en marzo de 2005.

Aun cuando trabajaban juntas, ambas tenían diferencias de opinión. Sus cercanos recuerdan, por ejemplo, el debate que se dio a mediados de los noventa en RN por la negociación de la reforma constitucional que modificaba el Tribunal Constitucional y terminaba con los senadores designados. En el consejo general que el partido realizó en Temuco a fines de 1995, Isabel Plá votó a favor de la propuesta del timonel Andrés Allamand que apoyaba tales modificaciones. Cristi, por su parte, lo hizo por la opción que defendía Sergio Onofre Jarpa, de no negociar. Aunque Allamand tuvo ese consejo a su favor, los senadores de RN nunca aprobaron la idea, por lo que el intento finalmente naufragó. Los senadores designados serían suprimidos diez años después.

La misma divergencia tuvieron al votarse la ley de divorcio, en 2004. Cristi la rechazó con polémicos argumentos. Internamente, Plá la apoyó.

 

La frustrada carrera parlamentaria

Se despidió de RN —fue miembro del consejo general— el año 2000, un año antes de que lo hiciera Cristi, y se inscribió en la UDI en 2004, un año después de que lo hiciera su jefa. Ese mismo año Isabel Plá fue elegida concejal por Peñalolén, siendo el DC Claudio Orrego el alcalde. En esos cuatro años se vivió un episodio difícil en la comuna: la erradicación de la toma de Peñalolén.

“La Isabel fue una buena opositora. Tiene sus posturas firmes, pero siempre fue respetuosa y colaboradora. Siempre conté con su apoyo y eso no se olvida”, recuerda el ahora intendente de Santiago.

Intentó ser candidata a diputada por ese distrito en 2009, pero “Maqueca” volvió a ir a la reelección. Y en 2013 —ya dentro del gobierno de Piñera— fue precandidata, pero no logró que su nombre estuviera en la papeleta. En vez, y contra la opinión de Cristi, estuvo José Antonio Kast.

En casi dos décadas de trabajo parlamentario, colaboró con Cristi en proyectos relacionados con la mujer como la modernización de la ley de pensiones alimenticias y la ley de acoso sexual, publicada en 2005.

Ya en sus primeros años en la UDI se hizo cercana a dirigentes como Patricio Melero, Víctor Pérez, Claudio Alvarado, Manuel Cereceda y Gonzalo Uriarte. Con ellos, hasta hoy, forma el grupo —con whatsapp incluido— que se hace llamar “Los buenos muchachos”. También estrechó lazos con Felipe Salaberry y Mónica Zalaquett.

Entre 2008 y 2010 fue vicepresidenta en la directiva encabezada por el senador Juan Antonio Coloma. La primera que se instaló al mando de la UDI tras una competencia interna: del otro lado estaba el diputado Kast, que planteaba la necesidad de volver a los principios de la tienda y un recambio generacional.

Desde ahí en las sucesivas elecciones del gremialismo, Plá ha apoyado siempre la opción impulsada por los coroneles. En la última interna votó por la senadora Jacqueline van Rysselberghe. La futura ministra ha dicho que tiene profundas diferencias con Kast, de quien fue crítica ante su candidatura presidencial de 2017.

“Tiene visiones valóricas distintas. Ella cree que la política no define la vida privada de personas, y que lo que tiene que hacer el Estado es propiciar las condiciones para que las personas decidan en libertad, no que el Estado muestre una forma de decidir”, afirma un cercano. Al interior de la UDI la agrupan entre los pragmáticos y no entre los “principistas”. De ahí que hoy sea una férrea piñerista. “Una de sus diferencias es que cree que la UDI tiene que desarrollar una vocación de mayoría, tiene que haber armonía entre las convicciones y la realidad”, agrega el mismo cercano. El pasado 11 y 12 de enero, Plá tomó la palabra en el consejo directivo ampliado que se realizó en las Termas de Cauquenes, e instó a “tomar nota oportunamente de los cambios culturales profundos que ha habido en Chile”.

Melero opina: “Es una persona moderna y pragmática. No tiene arraigos atávicos, se adecúa muy bien a los cambios de la sociedad. Está en la corriente más liberal de la UDI”.

“Tiene mucho sentido del poder”, añade otro dirigente. Eso la llevó —afirma— a “navegar” en sus años en la directiva, aun cuando los primeros meses fueron duros. A sus colaboradores de entonces les confesó que le costaba validarse, y que se había dado cuenta de que los cargos formales no daban legitimidad. Que tenía que trabajar para eso. “Ella quería ser una persona respetada en política”, cuenta uno de ellos. “Es el clásico ejemplo de una self made woman. Se fue labrando un espacio, supo aprovechar oportunidades que se le dieron”, relata un diputado cercano.

Entonces llegó el 2010 y el telefonazo de Alvarado.

 

El proyecto estrella

Fue el sábado 20 de enero que recibió la llamada de Piñera, en que la convocó a su gabinete. En el entorno de Plá hubo sorpresa, pero no extrañó que el mandatario electo optara por quien coordinó su programa sobre la mujer. Su nombramiento levantó una ola de críticas por parte del Frente Amplio y organizaciones feministas.

Desde que ingresó a la Fundación Avanza Chile —y por petición expresa del ex presidente—, Isabel Plá participó periódicamente en programas de radio y televisión, además de escribir columnas en El Líbero. Durante 2017 compartió techo en radio Cooperativa y La Clave con Beatriz Sánchez, Fernando Paulsen, Cecilia Rovaretti, Lucía Dammert y Gloria de la Fuente. Ahí dejó ver su carácter, que sus amigos describen como “tenaz”, “discutidora” y “frontal”.

En esos espacios y en su cuenta de Twitter dejó registro de su posición contraria al aborto en 3 causales. “Si (sic), dictadura del aborto, porque impone a médicos y centros obligación de practicarlos. Y el Ministro del Interior amenaza, todavía... puf”, dice uno de ellos de febrero de 2015. Desde el martes 23, cuando fue presentada como futura ministra, dejó de tuitear comentarios personales. Y debió salir al día siguiente a aclarar que no está en sus planes modificar el aborto, aprobado en 2017.

Ya se contactó con la actual titular del MinMujer, Claudia Pascual (PC), con quien se juntarán a principios de marzo. A la cartera llegará con el objetivo de avanzar en 4 pilares: autonomía de la mujer, igualdad de derechos y deberes, tolerancia cero a la violencia, impulso al protagonismo de la mujer en las empresas, la ciencia y la política. Su proyecto estrella: aprobar el proyecto de sala cuna universal. Para esta agenda ya se reunió con los diputados Marcela Sabat (RN) y Juan Antonio Coloma (UDI). También ha contactado a la bancada DC.

“Su mayor debilidad va a ser la falta de sintonía con un movimiento de mujeres muy articulado; va a requerir dar señales claras desde el principio sobre qué se va a lograr y qué no”, resume Gloria de la Fuente. “Más allá de sus posiciones personales, es una mujer política y dialogante ante todo. Entiende bien el espacio que ocupa y el desafío que tiene por delante”, añade.

Un diputado UDI plantea un doble desafío: “Ella tiene un amplio conocimiento del programa de Piñera sobre la mujer, pero la dificultad está en que le va a tomar un tiempo desterrar las caricaturas que se han construido respecto de su visión del tema como persona conservadora y rígida. Ella tiene que instalar una identidad moderna sobre la temática de la mujer, pero distinta de la que han tenido por décadas la Concertación y Nueva Mayoría”.

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