Por Víctor Hugo Moreno, Diciembre 7, 2017

Esta mañana los candidatos presidenciales Alejandro Guillier y Sebastián Piñera bajaron un cambio. Dejaron atrás días de intensas acusaciones cruzadas que estaban haciendo de esta, una de las campañas más violentas (en el tono) de los últimos años.

Así, ambos aspirantes a La Moneda reconocieron que no fueron acertadas sus palabras en torno a meter la mano a los bolsillos de los más ricos, como dijo Guillier el martes, o de esbozar un fraude electoral en la pasada primera vuelta del 19 de noviembre con votos marcados como dijo Piñera el lunes pasado.

El senador reconoció que fue una frase desafortunada y explicó que su propuesta sí estudiará la posibilidad de subir impuestos a las personas con más ingresos sobre todo en regiones. Piñera, en tanto, dijo que nunca puso en duda la legitimidad del proceso electoral, aunque acto seguido acusó de mal intencionada las críticas y de exceso de triunfalismo de su contrincante.

En temas programáticos Piñera aseguró que no iba a acabar con la reforma tributaria llevada a cabo por el gobierno de Bachelet, pero que sí iba a simplificarla para que no afecte inversión. Esto marca un giro en torno a una de las reformas más cuestionadas por la derecha. Piñera también insistió en a gratuidad para las salas cunas y en la educación técnica y profesional.

Guillier explicó que se ayudará al 40% más pobre acabando con la deuda por el CAE no comprometiéndose a condonar la deuda total como presiona el Frente Amplio.

En otros temas una de las frases que más repercusión comenzó a tener fue la opinión de Piñera en torno a los niños transgéneros. “Muchos casos se corrigen con la edad”, expresó agregando que el género no como una camisa que uno se cambia todos los días. Con ello, mostró su rechazo a que menores de edad pueda optar al cambio de género.

Así, al menos durante esta mañana, los candidatos contrastaron ideas en educación, economía y derechos sociales, dejando de lado ataques personales como estaban acostumbrando a realizar estas últimas semanas. Comienza, de este modo, la recta final de la campaña, en la cual cada candidato intentará captar esos necesarios votos que definirá una de las elecciones más disputadas del último tiempo.

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