Por Andrea Lagos // AGENCIAUNO Noviembre 20, 2017

Las caras estaban demasiado largas y fue demasiado escuálida la representación histórica de la DC que llegó al comando de Carolina Goic en calle Triana (Providencia). La ex ministra Soledad Alvear, la ex senadora Carmen Frei y el subsecretario de Cancillería, Edgardo Riveros, estuvieron entre los pocos. De los de generaciones menores, el intendente Claudio Orrego, el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga y, por supuesto, Matías Walker, que estuvo a cargo del partido mientras Goic fue candidata presidencial. De los adherentes estacionales, el abogado penalista Juan Pablo Hermosilla, el poeta Cristián Warnken, y también el médico ex denunciante del ex párroco Fernando Karadima, Jimmy Hamilton. Estuvo además la ex ministra del Trabajo de Ricardo Lagos, Karen Poniachik, que trabajó públicamente por la senadora puntarenense.

La sensación era de desamparo, de fin de ciclo, de vacío. Un comando con más prensa que seguidores, con más cámaras que sujetos ávidos de convertirse en noticia.

No había siquiera un televisor para que se siguiera la elección en los pasillos. Hubo que improvisar una solución de emergencia tras la presión de los periodistas que cubrían. Fue la crónica de una muerte anunciada. Iba a ser corto el trámite, ¿para qué instalar más capacidad tecnológica?

Cual neófito, Cristián Warnken le preguntaba a un camarada de base con cara de deprimido:

Oye, explícame algo. ¿Si las encuestas anticipaban un 3% (para Carolina) y sacamos un 5,88%, es tan malo lo que pasó?

El camarada quedó mudo. No había cómo explicar, con peras y manzanas, la dimensión integral de la debacle.

“El resultado que hemos tenido, no es un buen resultado”, dijo Goic cuando subió con su impecable blusa de seda blanca a la tarima instalada en el frontis del comando de calle Triana, cerrada por Carabineros. Hubo aplausos, pocos porque los DC,  incluso los de base, no eran muchos.

Existía la posibilidad real de que Goic fuese a saludar anoche a Alejandro Guillier, en lo personal, dejando para hoy lunes la definición del PDC respecto del futuro del apoyo institucional del partido en segunda vuelta. Sin embargo, la debacle parlamentaria que afectó al PDC, cargó aún más el ambiente. No sólo con su 5,8% Goic sacó menos votos que el militarista José Antonio Kast, sino que al ir en lista aparte del resto de la Nueva Mayoría, como consecuencia del “camino propio” presidencial con Goic, el  famoso sistema electoral D´Hont, golpeó duro a la falange. Y mal. Quedaron sólo con 5 senadores y 14 diputados. En su época de gloria con Eduardo Frei (1997) la DC llegó a tener 30 diputados y 10 senadores. Es la actual la más baja representación de su historia parlamentaria como Democracia Cristiana.

No estaba el horno para abrazos a Guillier. Quienes estuvieron por el camino propio comenzaron a recordar que llegaron allí también porque se hizo imposible negociar con el PPD, PS y PC un arreglo parlamentario razonable. Quisieron explicar que el no apoyo presidencial a Alejandro Guillier tuvo como base importante no sólo levantar un nombre propio, sino no salir tan mal en el Congreso. Fue por lana y salió trasquilado. Eso fue precisamente lo que ocurrió anoche. Pésimo en la presidencial y muy mal en la parlamentaria. Todas las anteriores, como diría una de las opciones de la PSU.

Inmediatamente terminado el discurso, los que estaban arriba de la tarima con Goic más unos pocos camaradas presentes se fueron a abrazarla al primer piso del comando. La prensa fue erradicada del momento íntimo. Cerraron los portones con llave y seguridad. No hubo “photo opp”. Todos ciegos.

Las perspectivas para hoy y el Consejo General DC donde se verán los pasos a seguir, son oscuras. Ya Ximena Rincón y Yasna Provoste, flamantes senadoras electas de la disidencia, han pre anunciado a sus cercanos un apoyo inmediato al candidato Guillier en segunda vuelta. Agoreros de lo malo anticipan una gran fractura dentro del PDC con toma del poder de la disidencia y salida de Goic y de los y las autoras(es) del camino propio. Se habla del día de los cuchillos largos, ya que la noche del domingo no pudo ser.

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