Por Carolina Sánchez Julio 6, 2017

Estuvo lejos de las luces. A pesar de haber sido uno de los fundadores del NAU —la organización que le quitó la FEUC al gremialismo— y de luego ser parte de la creación de Revolución Democrática, el perfil de Miguel Crispi fue generalmente bajo.

Con la llegada del segundo gobierno de Michelle Bachelet fue uno de los impulsores en Revolución Democrática de la llamada “colaboración crítica”, que buscaba estar dentro de los ministerios de la Nueva Mayoría para contribuir en la elaboración de las reformas. Entonces, se convirtió en uno de los asesores más cercanos del Ministerio de Educación. Pero el año pasado, mientras el Frente Amplio se proponía nacer, debió abandonar su cargo luego de que su partido decidiera que su proyecto no lo podrían llevar a cabo desde la Nueva Mayoría.

Hoy, ya no como asesor, ni tampoco como coordinador de su partido, se suma a la carrera por un cargo de representación pública en La Florida, La Pintana, Pirque, Puente Alto y San José de Maipo.

—¿Por qué ese distrito?

—Mi militancia de base está en La Florida y fueron los militantes de ese sector los que me propusieron. Creo que es un desafío tremendo porque la derecha es particularmente grande en sectores populares. Nuestro proyecto frenteamplista tiene que ser capaz de llegar a todo Chile, no solamente a las comunas ABC1 o de alta renta. Tenemos que enfrentar al resultado del tipo de sociedad que vivimos, que es neoliberal y que se expresa con mucha fuerza en el distrito 12.

—¿Cuáles son las principales problemáticas que has observado en esas comunas?

—Existen deudas tremendas en salud, donde el Hospital Sótero del Río tiene la lista de espera más larga de todo Chile. O el transporte, donde La Pintana está sumamente alejada de la ciudad. También en educación: el alcalde Carter está cerrando los colegios, en vez de fortalecer la educación pública. Son muchas las deudas que tiene. Y hay un actor, que son los jóvenes, que están muy abandonados. Hoy las políticas públicas para ellos se basan en entregar condones o entradas al cine, pero no se preocupan de la empleabilidad o del endeudamiento. No es que los jóvenes no estén ni ahí con la política, sino que han sido los políticos tradicionales los que no han estado ni ahí con ellos.

—¿Cómo planean atacar esos problemas?

—Tenemos que lograr un diagnóstico y en eso estamos trabajando. Pero, por ejemplo, los jóvenes son asfixiados con los bancos. Y los bancos cuando tienen problemas el Estado los salva, pero cuando los ciudadanos tienen problemas, los revientan. Una pareja joven que tiene hijos es sujeta a que le embarguen su casa y eso no debería ser así, debería estar protegida. Hay distintas problemáticas, que van desde el tema financiero, de la salud, del emprendimiento, de cesantía. No tenemos políticas que apunten a los jóvenes y son ellos el futuro de Chile.

—¿Estás conforme con los resultados de las primarias del domingo pasado?

—Creo que la cantidad de personas que decidieron ir a apoyar al Frente Amplio habla de un proyecto que, en muy poco tiempo, ha logrado convertirse en una alternativa real para mucha gente. A la vez, tenemos conciencia de que esa adhesión no es suficiente para ganarle a la derecha y tenemos que trabajar con mucha fuerza los cinco meses que nos quedan.

—¿Existe alguna estrategia a seguir?

—Yo nunca he creído en las recetas mágicas. El rol que puede jugar Alberto Mayol en la campaña de Beatriz Sánchez es muy importante, pero sobre todo el despliegue en el territorio que pueda hacer el F.A. Una cosa es lo que pasa en los medios de comunicación y en las redes sociales, pero tenemos que ir a hablar cara a cara con miles de ciudadanos que están decepcionados y que, al mismo tiempo que pueden apoyarnos simbólicamente, no creen que podamos ganar una elección. Necesitamos convencerlos de que si creen en nosotros, no sólo nos tienen que apoyar sino también sumarse al F.A. y que ganemos juntos.

—En caso de que Beatriz Sánchez no llegue a segunda vuelta, ¿cuál sería tu opción?

—Yo lo que espero es que el Frente Amplio dé un debate en caso de no pasar a segunda vuelta. Espero que deliberen, que le tome el peso a lo que significa quién gobierna en Chile.

—¿Estarías dispuesto a votar por uno de los candidatos de la Nueva Mayoría?

—Me cuesta mucho imaginarme votando por un candidato que no sea del Frente Amplio. Hoy Chile es un país distinto, donde nosotros tenemos que fortalecer este nuevo proyecto. Pero me parece que la política tiene que darse los espacios para reflexionar en su momento. Hoy día la NM no tiene ni siquiera un programa. Yo espero que seamos nosotros quienes pasen a segunda vuelta y, si no somos nosotros, que nos demos un momento para deliberar y ver qué es lo mejor para el pueblo chileno y no solamente para el F.A.

—A ti se te ha criticado mucho tu rol al haber sido asesor del Ministerio de Educación en el gobierno de la Nueva Mayoría, ¿qué opinas sobre eso?

—Creo que mi principal atributo es la experiencia. Yo fui dirigente estudiantil, presidente de la FEUC, trabajé profesionalmente en educación y luego trabajé en el Mineduc. Y esa experiencia, incluido ese último paso, te dan cuenta de las cosas que se hicieron bien y muchas que se hicieron mal. Yo creo que es un valor, no es un problema. La gente espera que haya gente con capacidad de ser gobierno y de poder legislar, y eso te lo da la experiencia.

—¿Revolución Democrática cumplió con sus objetivos dentro del Mineduc?

—Nosotros hemos tomado decisiones difíciles que han tenido que ver con el bienestar de las personas. En este caso, con dar una disputa por el derecho a la educación. En eso se avanzó en algunas cosas y en otras no. Es parte de una larga historia dentro de la lucha por la educación donde se utilizan distintas estrategias. Se han utilizado caminos distintos, pero todos persiguiendo el mismo propósito. Y en eso no hemos terminamos y tenemos que seguir dando la disputa. Por eso también yo estoy postulando para entrar al Congreso.

—¿Fue complejo intentar estar en ambos lados?

—Todos los días fue complejo. Pero si uno escapa de las decisiones complejas y trata de tomar el camino fácil, uno no llega muy lejos.

—Después optaron por salirse.

—Uno va tomando decisiones, ninguna fue mía sino de RD, de que había que encontrar un camino distinto y que ese camino era el Frente Amplio, y eso lo dice la carta de renuncia que le presentamos a la ministra, donde le dijimos que íbamos a construir una alternativa porque lo que queremos hacer no lo podemos hacer desde la Nueva Mayoría.

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