Por Víctor Hugo Moreno. Abril 13, 2017

El incansable pastor Soto vocifera en contra del mundo en cualquier rincón —una Biblia en la mano y en la otra probablemente un megáfono— y esa imagen, repetida una y otra vez, lo termina convirtiendo en un ícono del mundo evangélico. Pero a los mismos evangélicos esa imagen les desagrada. Les incomoda. Una cosa es la devoción por Dios con cánticos y alabanzas, y otra es hacer el ridículo, afirman desde diferentes sectores. Un mundo complejo de precisar que cuenta con 2.500 iglesias reconocidas legalmente en Chile y más de 15 mil pastores a cargo de la evangelización. Un mundo que políticamente, a lo largo de la historia, ha transitado por diversos espectros, desde el radical, hasta algunos apoyando a la dictadura. Pero lo cierto es que este 2017 el protestantismo (cuna de esta religión) cumple 500 años desde la reforma luterana, y los evangélicos en Chile quieren ser escuchados y tomados en serio. Sin caricaturas, sin estigmas y ahora con una nueva voz que busca intervenir más directamente en la agenda país. Saben que representan un universo de votantes que bordea los 2,5 millones de personas. Una cifra nada despreciable.

La difícil unidad

Durante el siglo pasado, la lucha evangélica estuvo en lograr la separación de la Iglesia Católica del Estado. Y en ese contexto, muchos suscribieron a las posturas más laicistas apoyando —en su mayoría— a los gobiernos radicales e incluso a la Unidad Popular. Pero en dictadura el mundo evangélico vivió, como gran parte de la sociedad chilena, su propio cisma. Al principio hubo una cercanía al régimen. El gobierno militar aprovechó de tender puentes con el mundo evangélico, para contrarrestar la incipiente oposición que nacía de la Iglesia Católica. Muchos evangélicos cayeron seducidos ante los guiños de la dictadura, que empezaron con la instauración de su propio tedeum un año después del golpe. Aunque hubo voces disidentes, que terminaron siendo otra corriente.

Llegó la democracia y el presidente Patricio Aylwin necesitó reunirse con algún representante de la Iglesia Evangélica. No era fácil la tarea, pues a diferencia de una organización vertical, el fallecido mandatario no tenía qué teléfono marcar. O más bien, tenía muchos números. Finalmente reunió a las dos corrientes que había entre los evangélicos —El Consejo de Obispos y la Confraternidad Cristiana— antes de entregar al país el Informe Rettig y les pidió que se pusieran de acuerdo, recuerda Juan Sepúlveda, quien estuvo presente en esa histórica jornada.

Esa vez sí hubo unidad.

Este recorrido historiográfico muestra el constante estado de dispersión en que viven los más de 3 millones de evangélicos que, según el censo de 2013, existen en el país. Y que, además, determina un comportamiento electoral ambivalente. Aunque en el último tiempo hay un punto que los une: la agenda valórica. Y es allí donde se puede encontrar la clave para determinar qué tanto van a incidir en el actual proceso electoral que está en marcha. Algunos candidatos los miran de reojo, mientras que otros derechamente quieren ser parte de ellos.

Para gran parte de la Iglesia Evangélica, la candidatura de Parisi en nada representa el sentir de la gran mayoría de sus feligreses

—Es muy probable que un evangélico vote por quien esté en contra del matrimonio homosexual, en contra del aborto en todas sus definiciones. Los candidatos que se posicionen sobre estos temas, ahí se medirá el voto del mundo evangélico. En ese escenario, el voto se puede mover más hacia la derecha, pero no por ello hay que decir que votarán por la derecha con convicciones neoliberales, el voto se privilegiará por los valores —explica Matías Maldonado, coordinador del Observatorio Iglesia y Sociedad, quien advierte que todo esto es una tendencia y no un axioma del comportamiento electoral evangélico que sigue estando en un estado de dispersión política.

Maldonado sí apunta a un hecho que considera un hito: “La Marcha por la Vida” llevada a cabo el año pasado. Allí confluyeron sin problemas católicos y evangélicos, dejando de lado sus históricas disputas.

Pero una pregunta surge de inmediato:  ¿Por qué el mundo evangélico no levanta un candidato de sus filas? Maldonado cree que aún no son los tiempos, pero que en algunos años más (20 es su plazo), debiesen tener a uno de los suyos en la papeleta; eso sí, con algunas condiciones especiales: que no sea pastor, que tenga estudios avanzados y que pertenezca a la clase media. ¿Y Franco Parisi no cumple con algunos de estos requisitos?

Los pastores de Franco

Pastor Danny Molina_-6.jpgLa semana pasada el ex candidato presidencial Franco Parisi (quien obtuvo el 10,1% de los votos en 2013) volvió a lanzarse a la carrera presidencial apoyado por algunos movimientos, entre ellos, el naciente partido Unidos en la Fe. No dejó de sorprender que el principal vocero o especie de generalísimo fuera un pastor evangélico.

Algo había sucedido en estos años.

Corría fines de 2016 y era un día más de oración para el pastor Danny Molina (39), de la Iglesia Generación de Adoradores, cuando un amigo suyo se le acercó y le pidió ayuda para un cercano que lo estaba pasando mal en la vida. El nombre de ese cercano era Franco Parisi.

Molina no dudó en tenderle una mano. Así se comunicaron por primera vez vía telefónica, pues el ingeniero comercial estaba viviendo por ese tiempo en Estados Unidos. La línea no se descolgó sino luego de dos horas de conversación, risas, llanto y oración. Ese día nació algo especial en la historia que los iba a unir.

“Coincido plenamente con la mirada valórica que los evangélicos tienen, en todos los temas provida”, afirma el candidato (IND) José Antonio Kast

Parisi estaba viviendo días difíciles en su matrimonio luego de las acusaciones de abuso sexual en su contra por parte de alumnas de la Texas Tech University; a eso se sumaba la delicada enfermedad que le habían encontrado a su padre. Su vida estaba cerca del abismo. Pero allí encontró una nueva razón para salir adelante: la oración. Durante meses hicieron sesiones de rezos por Skype hasta que hace algunos meses se encontraron en persona en Santiago. Fortalecieron los lazos. Parisi visitó en dos oportunidades la iglesia del pastor Molina, hasta que comenzó a tomar forma la idea de lanzar nuevamente su candidatura bajo el amparo de un partido político que Danny hacía tiempo tenía pensado formar. Se sentaron a conversar las condiciones del pacto y firmaron ante Dios el acuerdo.

—Hay un tema transversal en que convergemos con Franco y que tiene que ver con la vuelta a los valores. Uno de los discursos de Franco es que él no le debe nada a nadie, no tiene compromisos con el mundo financiero. En ese sentido estamos de acuerdo en traer de vuelta los valores, y ahí puede coincidir el mundo evangélico —explica el pastor Molina, acompañado de su esposa, la también pastora Elena Zuñiga (37), en un café vegano budista de Providencia.

Agrega que las acusaciones de abuso que hubo en contra del presidenciable fueron infundadas y que los temas valóricos importantes están resueltos. Esta aclaración es fundamental, pues en las elecciones pasadas Parisi se mostró abierto al matrimonio igualitario y al aborto en tres causales. Hoy, el candidato está en contra.

Con todas esas dudas resueltas, las condiciones estaban dadas para su candidatura.

El naciente partido Unidos en la Fe recién está en proceso de formación. Reunieron las firmas de sus creadores y ahora tienen el plazo de siete meses para legalizarse por medio de las firmas de militantes.

—Nuestra doctrina está basada en traer los valores de vuelta, y que todo lo que hagamos reduzca los diez mandamientos en dos: uno que honre a Dios y sea  beneficio para nuestro prójimo. Incluso gente atea provida nos ha llamado porque están en contra del aborto.  Y, en segundo lugar, si quieres posicionar a nuestro partido en derecha o izquierda, está justo al centro —explica Molina.

Parisi no es evangélico y aún no ha querido convertirse, cosa que el matrimonio Molina-Zúñiga desea que pronto pueda ocurrir, aunque sin presiones.

—Es como un niño recién nacido —comenta la pastora.

Sin embargo, para otros miembros de la ecléctica Iglesia Evangélica la candidatura de Parisi  y el partido que pretenden formar sólo pasa por ser una anécdota, pues en nada representa el sentir de la gran mayoría, ni menos de los obispos y de las autoridades. Esa dispersión política se suma a otra dispersión: la Iglesia se ha expandido a otras clases sociales.

Evangélicos cota mil

Cuando al vocero y director de comunicaciones del Concilio Nacional de Iglesias Evangélicas, Cristian Nieto, le preguntaban qué religión profesaba, decía siempre: “Protestante”. Sonaba de más peso, con más altura de clase. Hoy ya dice sin tapujos: “Evangélico”.

El mundo evangélico ha ampliado sus márgenes de acción. Por ejemplo, se celebran cultos todos los domingos en el Hotel Marriot en Vitacura, donde los comensales dejan estacionados sus autos del año para orar. Dios traspasó las clases sociales.

Nieto explica, además,  que la gran mayoría de la Iglesia Evangélica —al menos las más representativas, como la Jotabeche, —no están mirando la aventura de Parisi, ni se sienten representados por ella:

—Fuerte y claro: no estamos en esa parada de hacer un partido, no nos perdemos en este cuento, tenemos cosas que defender y pedimos comprensión, somos una iglesia, somos conservadores en el aspecto valórico, pero también tenemos un margen de otros menos conservadores. En ese contexto, no hay ningún llamado, ningún líder grande de la iglesia que esté en la parada de formar un partido.

Lo que sí, explica Nieto, está la idea de formar una bancada evangélica, ojalá con un candidato de las diferentes iglesias en cada distrito (un total de 28), pero cada candidato en el espacio que quiera, dentro de los diferentes mundos que conviven en el protestantismo.

En ese contexto, hay otro candidato presidencial que está mirando de reojo a este mundo: el ex UDI José Antonio Kast  (IND).  Y parte con una ventaja, pues uno de sus ejes de campaña son la defensa de los llamados temas valóricos

—Coincido plenamente con la mirada valórica que ellos tienen, en todos los temas provida. Siempre he sido contrario al aborto en tres causales. En el tema de la familia siempre he sido contrario a legislar respecto al matrimonio homosexual. En el tema del género estoy convencido de que una política de género es muy dañina para la sociedad y en lo cuarto que coincido es en la libertad. Más allá de querer o no captar el voto evangélico, hay una cercanía total con lo que ellos buscan —comenta, agregando que si bien no conoce personalmente a Parisi, bienvenido sea si comparte estos mismos principios.

El pastor Molina sabe que Dios lo puso en este lugar paraalgo importante. Y la Biblia lo ha guiado para encontrar el camino. Aludiendo a los tiempos bíblicos, Parisi sería un rey  y el pastor su profeta. Una aventura que no pasa más allá de eso. Otros candidatos aún están expectantes, como Sebastián Piñera, quien en su primer mandato firmó un compromiso con el pueblo evangélico, pero que aún sienten que no ha sido del todo tomado en cuenta. Si bien dentro de los evangélicos no miran mal al Frente Amplio, la declaración proaborto libre de la pre candidata Beatriz Sánchez le cerraría todas las puertas. Mientras Felipe Kast y también Manuel José Ossandón miran con detención este universo de votos, Guillier y Goic aún no entran en definiciones. La torta de los evangélicos recién se comienza a repartir.

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