Por Víctor Hugo Moreno // Ilustraciónes: Patricio Otniel Marzo 24, 2017

A principios de enero la periodista Beatriz Sánchez recibió, a través de un llamado telefónico, la primera oferta concreta: ser candidata a Presidenta de la República por el Frente Amplio (FA). Al otro lado de la línea estaba Karina Oliva (29), presidenta del partido Poder Ciudadano y actual vocera del movimiento. El ofrecimiento la sorprendió: no supo muy bien qué decir. A los pocos días la ex conductora de La Red partía de vacaciones. Ese día rechazó la candidatura, pero no dio un portazo. Se tomaría un tiempo para reflexionar, aprovechando el descanso estival. La puerta no se cerró con llave: había una copia para abrirla.

El verano siguió su curso y por los pasillos de las diferentes sedes de los 12 partidos y agrupaciones que forman el Frente Amplio ya se comenzaba a hablar en serio sobre quién sería su abanderado(a) presidencial. Sánchez se sumó al grupo de Carlos Ruiz (director de Nodo XXI), Luis Mesina (líder movimiento NO+AFP), Cristián Cuevas (ex líder sindical del cobre), Sebastián Depolo (presidente de Revolución Demorática) y Claudia Sanhueza (economista de RD), que estaban en primera línea. El sociólogo Alberto Mayol (40) se sumó después y no con la simpatía de muchos de los eclécticos dirigentes frentistas. Todas esas fueron conversaciones cerradas, aún sin consulta a las bases.

Pese a que Alberto Mayol insiste en ser candidato presidencial, lo cierto es que en el Frente Amplio aún no aseguran su cupo, pues debe ser apoyado por un partido que esté legalizado. Tampoco cayó bien que haya ido a un debate sin consultarlo antes.

En este ambiente, el Frente Amplio tomó su primera y gran definición política el 21 de enero, fecha de su fundación oficial: no se autodefiniría como un movimiento de izquierda. La decisión la adoptó la plana mayor. ¿El motivo? Hoy en la política mundial, aseguran, el debate está por sobre las discusiones de izquierda y derecha. Son otras las motivaciones, más transversales contra el sistema y allí caben desde liberales hasta ecologistas. Atrás quedaron, entonces, las banderas marxistas, guevaristas y revolucionarias. Este Frente viene a romper las tradiciones. Pretende convertirse, sin un plazo determinado, en la fuerza política más gravitante de Chile. Algo similar a lo que en 1938 fue el Frente Popular de izquierda —que reunió a comunistas y radicales—y que tomó como ejemplo la experiencia europea que ansiaba cambios tras la crisis económica. De reojo miran la historia para intentar replicarla, pero aprendiendo de los errores. La idea es no fallar. Por ello también miran el caso español. No es un tema ajeno. De hecho Gabriel Boric ya se juntó una vez con Pablo Iglesias, pero sólo para compartir una cerveza. Nada oficial. Pero esa experiencia europea está presente, pues nació de una indignación similar a la que, aprecian, existe en Chile.

Así, durante ese infernal día de enero, todo comenzó a tomar forma. Pero había que acelerar el proceso y para ello estaba en mente una jugada maestra.

El pie en el acelerador lo pusieron Gabriel Boric (Movimiento Autonomista)  y Giorgio Jackson (RD). Los hoy diputados, que se hicieron populares en 2011 liderando el movimiento estudiantil que sacó a la calle a miles de chilenos, tomaron la iniciativa y comenzaron a negociar. Los plazos se acortaban y ya todos los candidatos de las otras alianzas se estaban proclamando, mientras el Frente miraba por la televisión.

Esta semana por fin clavaron una primera y gran estocada con la confirmación de que la aguda periodista Beatriz Sánchez ya había aclarado sus dudas. Estaba dispuesta a representar a la coalición para asumir la presidencial. Deberá ser ratificada por la militancia de Revolución Democrática y del Movimiento Autonomista, que son los partidos que respaldan su candidatura. El proceso de selección tiene que seguir las formalidades institucionales. Los precandidatos(as) del Frente irán a primarias o a consultas ciudadanas para elegir a quien los represente en la presidencial de noviembre. La periodista, que dejó radio La Clave esta semana para entrar en política, tomó resguardos. Condicionó que su candidatura refleje la identidad del Frente, y programó algunos cafés con referentes del movimiento, como Luis Mesina y Carlos Ruiz.  Y ya ha contactado a diversos dirigentes. Según comentan desde esta coalición, Sánchez no quiere saltarse ningún paso. Quiere hacer las cosas sin premura. De hecho, se excusó de conceder una entrevista para este reportaje.

La decisión, si bien  fue socializada al interior de RD y MA, no se exteriorizó en la reunión de dirigentes que se hizo la noche del lunes. Todo era un solo y gran rumor. No había espacio para que se filtrara nada, pues esa mañana del martes la periodista haría el anuncio en su programa de radio La Clave. La movida resultó. Tuvo un efecto inmediato. Justo el día en que Piñera proclamaba su candidatura. Todo bien pensado. Nada al azar.

Juntos y revueltos

El Frente Amplio no quiere repetir los fracasos de experiencias anteriores como el Juntos Podemos Más, de Tomás Hirsch (1999, 2005), o la candidatura presidencial de Jorge Arrate (2009). Movimientos que, tras el conteo de votos, terminaron por disolverse. El Frente, según dice en sus bases, debe apuntar más allá de ser sólo un pacto electoral.

Quienes lideraron  estos fallidos procesos dan consejos.

—Si fuese un frente para una elección no serviría mucho. Lo valioso es su proyección. La tarea es compleja, pero puede tener éxito —afirma el ex candidato Arrate.

El líder humanista, Tomás Hirsch, recuerda por qué fracasó el Juntos Podemos en 2005

—El Frente Amplio va más allá de lo electoral. Debe tener una fuerte presencia en este proceso, pero no es un pegoteo hecho para las elecciones de noviembre. El Juntos Podemos también quería ir más allá, pero fracasó. El elemento que detonó el quiebre fue la definición presidencial de la segunda vuelta (2014) y el apoyo comunista a Michelle Bachelet —afirma, agregando que esta vez no debe haber espacio para, en una segunda vuelta, apoyar un mal menor (Guillier o Goic), aunque eso signifique el triunfo de Piñera.

Rolando Suarez, candidato a presidente de RD (sus elecciones son el 6 de abril), confía en que hoy el escenario es diferente y que las lecciones se han aprendido.

—El fantasma de otros experimentos está dando vueltas, como lo que pasó con el Podemos Más, pero el Frente Amplio desde su origen se creó no como un pacto electoral. Entendemos que es una carrera a largo plazo para transformar Chile.

A pesar de la declaración de intenciones, aún no hay claridad sobre qué ocurrirá con el Frente en caso de que su candidato(a) no consiga pasar a una segunda vuelta presidencial. Quizá deban decidir si apoyar o no al temido mal menor. Sin embargo, aún no son capaces de dimensionar la relevancia que pueden llegar a tener en la presidencial y parlamentaria de noviembre. ¿Cuántos votos les llegarán? ¿Cuántos diputados elegirán?

—Vamos a trabajar para que nuestro candidato pase a segunda vuelta, si no lo logramos, creemos que la decisión de apoyar a alguien es de la ciudadanía, no de un partido. No vamos a salir como partido a decir apoyen a tal o cual—dice la vocera Karina Oliva.

240 candidatos a diputados aspiran a un cupo por la lista del Frente Amplio. Los más optimistas esperan alcanzar una bancada con 28 legisladores, mientras que los más moderados afirman que con 12 se cumpliría la meta.

De todas formas, el proceso de construcción del Frente no ha estado exento de polémicas. Una de ellas fue la salida del partidoPaís del Frente y con ello del senador (ex MAS) Alejandro Navarro y del ex presidente del PS Gonzalo Martner. Este último dijo en enero al portal online El Desconcierto que el Frente aún actuaba bajo las dinámicas y lógicas estudiantiles y de centros de alumnos. En resumen: que un lote de “cabros chicos” tomaba las decisiones. Un juicio que varios comparten dentro del propio Frente, que piensan que finalmente las decisiones se toman pensando en el corto plazo y privilegiando intereses más personales que colectivos.

Existen dos almas en la coalición. Y la coexistencia de ambas no es fácil. Está la dinámica de las asambleas estudiantiles y el militante más de la vieja escuela.  Esta tensión puede llegar a detonar y hacer peligrar la proyección futura del Frente. Algunas fuentes consultadas observan con detención el proceso. Temen que todo se derrumbe tras discusiones de lotes que nada ayudarían a la concreción de un proyecto sólido.

El mismo Gabriel Boric junto a Mario Sillard (MA) expresan sus aprensiones en un libro recientemente publicado: Chile Actual: Crisis y Debate desde las Izquierdas (LOM), que reúne también a otros referentes de izquierda como Ernesto Águila y Cristián Cuevas.

—Hay hasta un dejo de paternalismo cuando no pocos nos han dicho “yo también fui como ustedes”, como justificando que las convicciones políticas se desdibujen con el tiempo. Nos acusan de ser fetichistas de la política universitaria y de una rebeldía que gusta de demostrar radicalidad estética más que propositiva. Y debemos reconocer que (eso), en parte, nos pone en jaque incómodo, pues posicionan nuestras críticas y demandas en una postura romántica más que política—afirman en el texto.

Uno de los puzles que el Frente debe resolver es su identidad. Y también superar los problemas internos en la lucha presidencial. En las últimas semanas la llegada del sociólogo Alberto Mayol como candidato del Frente (apoyado por el Movimiento Nueva Democracia) no causó gracia en parte del conglomerado. Al interior de la coalición cayó mal que Mayol asistiera a un debate televisivo con  el candidato de Evópoli, Felipe Kast. Habló casi como vocero del Frente y su candidatura  ni siquiera es oficial.

—Mayol se lanzó en campaña y comenzó a hablar en nombre del Frente Amplio. Él no ha hecho ver de manera inteligente sus aspiraciones. El tema es la  construcción del Frente Amplio. Lo que debemos conseguir es unidad y una identidad que recoja toda nuestra diversidad —comenta Carlos Ruiz. En tanto, la vocera Karina Oliva calificó como grave su comentario sobre la asistencia a los topless sin “consumir el producto”, apelando a que al académico le ganaron las ansias por estar en la papeleta:

—A Alberto Mayol se lo comió un poco la ansiedad y como están todos corriendo, él quiere ser candidato presidencial y eso es evidente —sentencia.

Mayol, consultado por estas críticas, se muestra sorprendido:

—No he tenido problemas dentro del Frente. He preguntado quiénes dicen estar en contra mío. Llamé a algunos, pero no me contestaron. No tengo idea cuáles son esos fundamentos. Nunca he recibido una crítica oficial —afirma enfático, explicando que espera llegar hasta el final en la primaria y que valora que a la lista de nombres se sumen más competidores como Beatriz Sánchez. Defiende  su derecho a expresar sus opiniones como candidato a través de los medios de comunicación. Cosa que a la gran mayoría de los del Frente no les agrada, porque no se sienten representados con su discurso. Además, diversas fuentes ponen en duda el éxito de su candidatura, debido a que el Frente pondría como requisito que el precandidato sea apoyado por uno de los partidos legalizados, cosa que por ahora no cumple con Nueva Democracia, y el PH que le iba a prestar apoyo ahora estaría inclinado ciento por ciento por Sánchez.  El asunto es darle seriedad a la contienda, asegura una fuente.

Definiciones cruciales

El Frente Amplio aún no aclara cómo oficializará a su candidato(a) presidencial. Las primarias legales están prácticamente descartadas, pues no llegarían a tiempo a  los plazos de inscripción. Tampoco saben qué partido va a poder tener la representatividad nacional exigida por la nueva ley para levantar un postulante. El Partido Humanista y RD cuentan con mayor ventaja por estar legalizados en más regiones y contar con un mayor número de firmas para la reinscripción,

En los próximos días la figura de Luis Mesina, el líder del movimiento No Mas AFP, puede entrar a la pelea. Según comentan al interior, la nueva marcha convocada para este domingo en protesta por el sistema de pensiones puede resultar clave para su decisión final. De hecho, el FA aprobó este miércoles la propuesta de reforma al sisema que impulsa Mesina. Un paso más para alzarse como candidato.

Así, dentro del Frente, el escenario ideal, para muchos, es una consulta ciudadana que dirima entre Mesina y Sánchez. Ambos cumplirían con los requisitos de representar al mundo diverso de esta alianza. Uno con una trayectoria de luchas en bases gremiales y la otra con el sentido crítico y apoyo desde la tribuna del periodismo que también seduce y agrada, pese a que en un principio la idea siempre fue llevar un candidato con tradición y experiencia en organizaciones sociales o políticas que asegurara un anclaje y una identidad política que le diera un mayor contenido.

Pero también para fortalecer esa ansiada proyección del Frente, lograr elegir una bancada parlamentaria poderosa en noviembre resulta clave. Sólo allí podrían dar la lucha para influir y ser tomados en serio. Algunos optimistas apuestan a lograr 28 escaños en la Cámara otros, más moderados y realistas, estiman en 10 el número.

Un total de 240 son los interesados en competir, según se conoció en la reunión de secretarios generales realizada el pasado lunes. Para varios frentistas esta pelea es tanto o más importante que la presidencial.

 —Para proyectarse con independencia, el Frente Amplio debe dejar establecida una incidencia vinculante en las futuras reformas. Conquistar una bancada parlamentaria es fundamental. Es construir una nueva coalición para el Chile post-transición que rompa el binominalismo político y cultural —afirma el militante de Izquierda Autónoma y candidato a diputado por Santiago Francisco Figueroa.

El Frente se acerca e incomoda. La irrupción de Sánchez aún no es digerida del todo en la Nueva Mayoría. Creen que la candidatura presidencial del senador Alejandro Guillier puede ser la más afectada. Disputan el mismo nicho o muy parecido y, más encima, ambos son periodistas. Cercanos al senador comentan que, con la candidatura de Carolina Goic (DC),  su estrategia era apuntar hacia la izquierda, de ahí los guiños que Guillier hiciera al Frente hace algunas semanas. Con la llegada de su colega, sin embargo, el puzle se le desordenó.

Pero más allá de eso, el Frente aún está configurando su identidad para darse a conocer a la ciudadanía. No son de izquierda, no son Nueva Mayoría, no son de derecha, y quieren representar la molestia de la gente por las bajas pensiones, la mala educación y la desigualdad. Poco importa la procedencia ideológica. Sin embargo, esa amplitud de miradas aún está algo difusa. Le falta mayor cohesión. Aunque esta semana anotaron un punto. Dieron un paso más allá, para no quedarse fuera de la carrera.

El Frente ya se acerca.

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