Por Víctor Hugo Moreno Febrero 17, 2017

Estaba todo listo. El PPD había logrado convocar a un centenar de personas de la comuna de Pirque y sus alrededores para que estamparan su firma, ya sea en la planilla de refichaje o en la de nuevos afiliados al partido. Sin embargo, pasaban las horas y la gente se comenzaba a impacientar. Faltaba un actor hasta ese momento clave: el ministro de fe encargado por el Servicio Electoral (Servel), quien debía velar por la legitimidad del proceso. Pese a que estaba plenamente confirmado, nunca llegó. Al parecer no pudo dar con la dirección. Se perdió. La actividad tuvo que suspenderse y las personas regresaron a sus hogares sin su registro de militante. Fue un fracaso, e iba resultar prácticamente imposible volver a reunir, en un mismo lugar y a una misma hora, a todas esas personas.

Esta es una de las tantas trabas con las que se han encontrado tanto los partidos políticos ya inscritos y que necesitan refichar a 17.500 militantes antes del 14 de abril; como los partidos nuevos que deben cumplir con estar legalizados ya sea en ocho regiones separadas o tres contiguas, y contar con un número de afiliados que supere el 0,25% del electorado que sufragó en la última elección en cada región donde estén constituidos legalmente.

17.500  refichados deben tener los partidos tradicionales antes del 14 de abril. Los partidos nuevos  deben constituirse en al menos ocho regiones o en un mínimo de tres contiguas.

Estos cambios se conocieron en abril del 2016 cuando la presidenta Bachelet promulgó la nueva Ley de Partidos Políticos que estableció, entre otras grandes transformaciones, un plazo de un año para que todos los partidos normalizaran el estado de sus militantes. Un año se veía un tiempo más que prudente para lograr la meta, pensando que la mayoría de las grandes tiendas bordeaban los 100 mil inscritos. La nueva obligación parecía sólo un trámite, pero a los pocos meses se transformó en un serio problema. En casi una pesadilla.  ¿Las causas? Diversas. Algunos culpan a que en medio de un año de elecciones, como lo fue el 2016 y como lo será este 2017, no cabía espacio para que los partidos se preocuparan de actualizar o captar militantes. Un problema de tiempo. Mientras que otros partidos creen que el escenario actual de desprestigio de la actividad ha sido un arma letal. Con todo, durante febrero, las oficinas de los partidos trabajan sin parar, llenando formularios, recopilando datos o preparando salidas a terreno para buscar a esos esquivos militantes. Nadie descansa, aunque estas últimas semanas han recibido algunas buenas noticias desde el Servel que ha flexibilizado ciertos requisitos tanto para los partidos antiguos como para los nuevos, apostando a internet como una vía para facilitar el trámite. Todo sea para evitar el bochorno de que, llegado el plazo fatal,  algunos candidatos presidenciales ya en carrera —como Ricardo Lagos o Alejandro Guillier—no tengan a qué partido representar.

La Firmatón

Pablo Terrazas, secretario general de la UDI, sube raudo las escaleras de la casa de calle Suecia para dar algunas indicaciones a un grupo de jóvenes que recaban información nueva sobre el avance del proceso. El estrés del recién asumido dirigente gremialista fue tal que tuvo que suspender sus vacaciones, porque en medio del descanso su mente estaba puesta en el refichaje. No aguantó más la angustia de estar en la playa pegado al celular, y con resignación decidió volver para coordinar desde la base central la compleja misión.  Este año ya no tendrá descanso.

En la UDI, que según sus cifras lleva cerca de 10 mil militantes válidamente inscritos, apostaron por buscar nuevos DSCF4475.jpgafiliados en vez de refichar. Durante el proceso  se percataron que resultaba más fácil atraer a gente cercana, pero que nunca había tomado la decisión de estampar oficialmente su rúbrica.

—Una de las principales dificultades es que al principio nos lanzamos a buscar dónde estaban los militantes y las bases de datos estaban muy antiguas y desactualizadas y era difícil localizarlos y, si lo hacías, veías gente que no quería seguir— comenta, agregando que ahora comenzará una intensa campaña en la redes sociales. Terrazas, además, descarta que la mala imagen que se podría haber proyectado por el caso Penta haya afectado la captación de militantes, por el contrario, cree los ayudó ya que muchas personas al ver los ataques en contra de la UDI, más se motivaron por entrar.

En la vereda vecina de Evópoli las cosas fueron caminando mejor, pues ya habrían superado la meta con 18. 251 militantes contabilizados esta semana. Una cifra que puede sorprender tanto por su rapidez como por el silencio en que se hizo. Desde la tienda —que presentará a Felipe Kast como su abanderado presidencial— explican las razones del éxito y que les permitirá, a diferencia de varios, pasar un febrero más relajado.

—El proceso estuvo enfocado en tres aspectos: generar instancias no tradicionales de adhesión, empoderar a los representantes locales del partido, y en lograr mecanismos para que los militantes se fueran integrando en una orgánica funcional y , así,  se motivaran a sumar más gente — explica el presidente de la colectividad, Jorge Saint-Jean.

El naciente Frente Amplio está decidido a llevar candidato presidencial,  pero todo depende de que logren institucionalizarse. Dos de sus referentes son los que están más enfocados en conseguir alguno de los requisitos que necesitan.

Revolución Democrática ha centrado sus esfuerzos en la lucha por la calle. Saliendo a las plazas, estaciones de metro, paraderos de buses a buscar adherentes. El partido apostó sus fichas a lo que bautizaron: “las firmatones”.

IMG_1266.jpgAhora, ya con la terea cumplida, luego de convertirse el año pasado en partido nacional tras cumplir con el requisito de estar en tres regiones consecutivas, su presidente, Sebastián Dépolo, confiesa que fueron siete meses (los que dura el proceso) “terribles”. Incluso en momentos dudaron de que lo fueran a lograr.

— En el verano (2016) teníamos la sensación de que no llegábamos y redoblamos la campaña por las redes sociales con una estrategia digital, pero que tenía que trasladarse a algo real, que era la gente firmando en la notaría, o en alguna de las firmatones—afirma Depolo.

Pero ese proceso tuvo también momentos alentadores. Un día en la tarde, el sociólogo Tomás Moulian tomaba once junto a su familia en el clásico restaurante Las Lanzas en Plaza Ñuñoa. Una de las voluntarias que estaba a cargo del stand de firmas lo divisó y se le acercó para saludarlo. El académico, al ver lo que estaban haciendo, se paró de inmediato. Quería contribuir con la suya.

El Partido Humanista es otro miembro del Frente Amplio. Un partido clásico que se ha transformado en una colectividad “ascensor”, pues constantemente ha tenido que volver a legalizarse. En su momento de mayor apogeo llegó a tener 70 mil afiliados. Hoy, aspiran a llegar a 11 mil, para ser partido regional. El PH también puso sus fichas en los nuevos militantes. Y para aprovechar el verano, trasladaron los stand de firmas desde la ciudad a la playa. Para su secretario general, Efrén Osorio, la ley necesita ajustes para ser más flexible.

—Ha habido mucho cambio legal en los últimos tres años. La ley electoral ha sido modificada varias veces y eso ha generado bastantes dificultades. Ha sido un problema, porque ley está mal pensada. Hay una serie de cortapisas burocráticas que impiden una fluida vida partidaria—explica.

En la Nueva Mayoría también aceleran el tranco. Mientras el Partido Radical comenzó este miércoles una nueva campaña de refichaje en pleno centro de Santiago; el PPD reforzará su campaña en marzo con 15 encuentros regionales y donde esperan contar, según comentó su secretario general, Germán Pino, con la presencia de Ricardo Lagos. Según la colectividad, ya son 8 mil los inscritos y están enfocados en la atracción de nuevos militantes, más que en los refichados.

Por su parte,TODOS, el partido que tiene como abanderado al animador de TV Nicolás Larraín, también apostaron por salir a la calle, agolpándose en las afueras de las notarías, para atraer a firmantes entre los que pasan por ahí. “Cinco segundos para que escuchen, cinco más para explicar y cinco para que firmen”, es el tiempo que necesitan.

Como buen mercado, cada partido intenta atraer a sus clientes para ofrecerles el mejor servicio, la mejor oferta democrática. En las calles se está librando una batalla, para que los 33 partidos existentes puedan estar en la papeleta a fin de año. Una tarea que ha tenido que lidiar con la desconfianza y el desapego de la ciudadanía con la política.

Relacionados