Por Víctor Hugo Moreno // Fotos: Marcelo Segura Enero 27, 2017

La agenda está copada de temas en el Congreso: ley de despenalización del aborto, reforma educacional, incendios en el sur, por mencionar sólo algunos. En medio de ese frenesí, propio del fin de año legislativo, la senadora Carolina Goic (44) se pasea largo rato por unos de los jardines del edificio junto al secretario general de la Democracia Cristiana, Gonzalo Duarte. Ella escucha, piensa, camina, reflexiona; mientras el ex diputado le habla, como tratando de convencerla de algo, bajo un viento cálido y denso que a esa hora golpeaba Valparaíso. La parlamentaria (magallánica, casada, dos hijas) tiene que tomar una decisión y el tiempo corre. ¿Ser o no ser candidata presidencial?

Todos los caminos apuntan a que será proclamada oficialmente como abanderada del partido en la próxima junta nacional, que se iba a realizar este sábado, pero que fue suspendida por solicitud expresa de Goic a raíz de la tragedia que vive Chile en el sur.

“Durante la campaña interna en muchas partes me plantearon el tema presidencial, pero la situación de Claudio Orrego no se puede repetir”, dice Goic.

Es la única con un mínimo de chance para disputarle el puesto a Alejandro Guillier en la centroizquierda. Los demás prácticamente ya están out, según lo que creen casi todos en la Nueva Mayoría. Ella lo sabe y no le desagrada en nada la idea de ser la elegida. Se aprecia en su entusiasmo al hablar de las carencias del país y la política chilena, recordando las demandas escuchadas de la gente en la gira que realizó —tanto para las municipales como para la interna de su partido— y que la llevaron a recorrer más de cien comunas. Y se aprecia en el meteórico ascenso político que ha tenido en su partido, a base de negociaciones con todos los sectores. Tratando de dar señales para uno y otro. Y esa operación política hasta ahora, ha tenido éxito.

Pero aún falta algo, no todo está tan claro. Ella pone sus condiciones para iniciar de una buena vez y sin matices su carrera hacia La Moneda, como explica a Qué Pasa desde su oficina en el piso 12° del Congreso, acompañándose de una taza de té y unas tostadas con palta.

— ¿Está dispuesta a aceptar el desafío de ser candidata presidencial si la junta nacional la proclama?
—Voy a reiterar lo que le he dicho: va a ser un poco fome eso sí para la entrevista (aclara con risas). Lo que hice es postular para ser presidenta de mi partido, y esa es mi primera tarea y mi primera responsabilidad . La DC debe cumplir con el rol de liderar un proyecto de centroizquierda y la tarea de la directiva es generar esas condiciones—dice enfática descartándo jugársela de plano, aunque casi todos saben que la decisión la tiene tomada y que para lograrlo ha estado trabajando. Operando, para logar el objetivo.

Como parte de ese posicionamiento, la senadora recuerda cómo la gente en su gira —de forma espontánea— comenzó a pedirle que fuera candidata a presidenta, a decirle que votarían por ella, porque la veían como un ejemplo de coraje y valentía. Fue un impulso. Pero falta algo. Para conseguir el objetivo ella pide condiciones, bajo el certeza de ser la mujer más fuerte y posicionada del partido.

Y bajo ese análisis, en el atardecer de su oficina, aparece el fantasma de Claudio Orrego y la soledad en que vivió su candidatura en 2013, lo que le significó obtener un pálido tercer lugar en la primaria de la Nueva Mayoría.

—Durante la campaña interna en muchas partes me plantearon el tema presidencial. Tenemos un acuerdo de llevar una candidatura DC y eso lo vamos a mantener. Mi respuesta siempre ha sido que esto no depende de una sola persona, ponle el nombre que quieras, es la tarea del partido y la ejecución partidaria el dar sustento a una candidatura presidencial, es al revés de como hemos hecho las cosas: la situación de Orrego no se puede repetir y eso lo hemos dicho todos, y yo no permitiría que sucediera con nadie—enfatiza para sortear con elegancia, las diferentes formas en que se le preguntó si estaba o no decidida a ir por La Moneda. No quiere adelantarse a los hechos.

Ruta a Palacio

Carolina GoicVarios cercanos comentan que a la senadora le hace falta “creerse el cuento”, que tiene que dejar atrás las ambigüedades . Eso dicen quienes sí quieren verla en La Moneda; mientras que otros, a los que no les gusta tanto la idea, afirman que esa ambigüedad no es tanto por humildad, sino porque sabe muy bien cómo manejar los tiempos; actuar y negociar.

Con todo, la ruta hacia La Moneda comenzó desde que reemplazó a Jorge Pizarro, en abril de 2016. Sin quererlo, tomó la posta y no la quiso soltar más.

La senadora está plenamente consciente de su meteórico ascenso, aunque reconoce que nunca pensó que hoy iba estar en la alta posición en que se encuentra, por lo menos no de forma tan rápida y en un solo año.
Las primeras señales de su posicionamiento fueron justamente en abril, cuando un grupo de parlamentarios y militantes DC, entre ellos Sergio Espejo, Matías Walker, vieron en ella una opción con futuro. Había un potencial, sin ninguna otra figura que se alzara como una real alternativa.

Pero el destino le tenía más sorpresas a esta asistente social y magíster en economía de la UC. A pocas semanas de llegar al más alto cargo, le cayó la responsabilidad de enfrentar como presidenta DC la muerte del presidente Patricio Aylwin. El día de los discursos ella habló fuerte y pidió perdón: “Yo hoy, con esa misma humildad o mucha más, ante usted y ante todos los que estamos acá acompañándolo, también creo que es momento en que los políticos pidamos perdón. Perdón por no haber actuado a tiempo, perdón por los abusos de poder, perdón por la falta de ética, perdón por haber traicionado la confianza de aquellos que representamos, sirviendo a otros intereses y no el de las familias de los chilenos y chilenas”, fue una las citas más recordada de esa tarde del 22 de abril.

Con el paso del tiempo, Goic recuerda el momento con emoción, explicando que ese perdón nació en su recorrido desde la Catedral al Cementerio General al ver la demanda de una mayor cercanía entre la gente y los políticos.

—El perdón nació de la conexión con la gente—aclara ante la consulta de si fue o no pensado para el momento.

Los funerales del ex presidente fueron un hito, quizás el que marcó la génesis de su aspiración presidencial, el que la hizo conocida y el que la terminó por alentar a emprender la carrera. Y se abría así un nuevo desafío.

Tras ello, vino la campaña municipal y el inicio de un recorrido a lo largo de Chile. Fue el primer termómetro para medir su carisma. Mismo ejercicio que, en paralelo, empezaba a hacer el senador Alejandro Guillier, también viajando de norte a sur con los candidatos a concejales y alcaldes. El hito ciudadano tuvo buena evaluación. Según sus cercanos, allí empezó a tomarse en serio la idea no sólo de ir por la presidencia del partido en enero, sino que apostar por el premio mayor: La Moneda. Pero también hubo un hito político dentro de esta arremetida final. “Con la DC no se juega”. Fue el titular de La Segunda en medio de una arremetida sin precedentes durante este gobierno de algún partido de la Nueva Mayoría, luego que tras la derrota oficialista en las elecciones municipales, la senadora decidiera “congelar” las relaciones con el comité político al demandar mayor coordinación y gestión del Ejecutivo. Otros timoneles le dijeron en su momento que había sido valiente al decir algo que nadie se atrevió, pero que todos lo pensaban.

—Después hasta senadores socialistas hicieron lo mismo. En esto te quiero decir algo que me ha planteado gente no sólo de la política: que bueno usted que dijo que las cosas no estaban bien, en ese momento, y había que decirlo un poco más fuerte y que generara un poco esa reacción para salir de cierta inercia—recuerda Goic sobre esa decisión, agregando que con ese gesto se cambiaron las cosas y el gobierno intentó modificar el rumbo.

Pese a ello, hay algunos que piensan que esas sólo fueron palabras al viento, pues rápidamente se esfumaron con el tiempo, volviendo hoy al mismo estado inicial de las cosas sumidas en el desorden y la mala gestión. Mariana Aylwin es una de las que piensa eso.

—El llamado de Goic al comité político sí reflejó el sentir no sólo de un sector de la DC, sino que de la ciudadanía que lo demostró en las elecciones. Ella recogió eso, pero también fue con elástico, pues al final no tuvo una influencia, ni una consecuencia, fue un acto de advertencia pero sin consecuencias mayores—dijo a Qué Pasa la ex ministra de Educación, consultada por si este hecho habría significado un acercamiento de posturas entre los sectores más críticos liderados por ella (Progresismo con Progreso) y Goic, quien era considerada por muchos como la más bacheletista de la DC, incluso como la más “izquierdosa” del partido.

¿Qué piensa Goic, en qué ala se sitúa? Es una pregunta que varios se hacen, pues algunos sostienen que ella transita por el terreno de la ambigüedad. Primero, con una postura dura y aferrada al proceso de reformas —en especial por su activo rol en la agenda laboral, — para luego aterrizar más hacia la línea del centro, moderando su inicial postura, como ocurrió finalmente en dicha reforma. Pero en algo sí, desde varios sectores coinciden: ella busca los acuerdos y la conciliación. La misma senadora cree que mucho de esa crítica es sólo para generar caricaturas, pues argumenta que ella siempre ha estado desde el lado de lo que piensa el partido, que para ellas son sus bases.

Y, además, recuerda que en la agenda corta antidelincuencia ella votó a favor del control preventivo de identidad. “¿Por qué no se me caricaturizó para la derecha en ese momento?”, se pregunta la senadora.

Carrera corta

—La única que podría impedir la proclamación de Carolina Goic en la junta nacional del partido es ella misma, si ella evalúa que no están las condiciones necesarias para darse una candidatura y si esas condiciones no van en línea con los intereses superiores del partido—apunta el diputado Matías Walker, quien por estas semanas se ha convertido en un ágil negociador para intentar generar el voto político que permita la proclamación de la senadora. La tarea no ha sido fácil.

“La única que podría impedir la proclamación de Carolina Goic en la junta nacional es ella misma”, dice el diputado Matías Walker.

Uno de los flancos a los que ha apuntado la negociación es al diputado Víctor Torres, líder de la disidencia, quien maneja —con el 25% obtenido en la reciente elección interna— un interesante poder sobre las bases. El punto en conflicto sigue siendo el mecanismo: primarias o primera vuelta. Mientras el grupo de Torres es enfático en las primarias, el grupo de Gutenberg Martínez y Mariana Alwyin apuesta sí o sí por la primera vuelta. Un zapato chino del cual la senadora no quiere tomar postura, avalándose en lo que diga la junta. La estrategia de Goic sería ser proclamada y dejar el mecanismo como una decisión que se vaya viendo el futuro, una vez que se tenga más claridad sobre cuánto prendió o no su candidatura, comenta un asesor. Y en eso están concentrados.

Y con ese mantel de condiciones sobre la mesa , Mariana Aylwin es clara defender de la su sector:
—Goic es el mejor rostro que hoy tiene la DC para competir en una candidatura presidencial y eso es evidente, yo la apoyaría pero tengo una posición que compartimos muchos, Martínez, Ignacio Walker, Jorge Burgos: esta candidatura presidencial no puede ser a primarias, sino a primera vuelta. Una proclamación de Goic a primarias termina siendo la proclamación de Alejandro Guillier como candidato de la Nueva Mayoría—explica.

Mientras todo eso pasa, la senadora ya piensa en el programa, con pensiones y salud como prioridades. Ella sigue esperando su momento, ese que le llegó este año sin pensarlo. Pero aún tiene que dar una batalla interna, ante un partido cada día más enredado en sus lotes. Pero la senadora sabe de luchas, luego de que venciera a un complejo cáncer que la aquejó hace algunos años. Y en esa cruzada —su cruzada personal— sigue trabajando bajo un intenso ritmo, ese que la tuvo sin dormir en plena campaña yendo del Congreso a algún pueblo de regiones de una día para otro. Así, ese martes ni siquiera alcanza a comerse la tostada con palta justo cuando debía intervenir por la ley de despenalización del aborto, el ministro Rodrigo Valdés llega a verla. No hay tiempo para parar. Ya vive como candidata.

Relacionados