Gloria de la Fuente cumple con una serie de requisitos que hicieron que Ricardo Lagos, hace algunos meses, le pidiese ser una de las voceras de su campaña presidencial: la cientista política de la U. de Chile es joven (tiene 39 años), desde hace más de 10 años que milita en el Partido Socialista y, través de su trabajo en la Fundación Chile 21 (actualmente es su directora ejecutiva), ha forjado nexos con diversos sectores de la izquierda, más allá de la Nueva Mayoría.
—Hay cierto tono de superioridad moral en algunos dirigentes jóvenes de izquierda, que parten sin reconocer nada. Desde Chile 21, hemos mirado con mucho interés lo que ha ido pasando en el Frente Amplio y me preocupa que no haya disposición de todos al diálogo, porque si desean generar un proyecto de izquierda progresista deben dialogar. Así se construyó —con virtudes y defectos— el proyecto de la Concertación que, durante más 25 años, le dio bastante bienestar a este país.
A pesar de su experiencia política, el rostro de la vocera de Lagos es fresco, y desconocido para la mayoría de la gente, que es lo que busca hoy el ex mandatario para acercarse a los jóvenes y las mujeres, donde está su mayor debilidad, según las encuestas.
—El presidente Lagos viene desde hace muchos años juntándose periódicamente con grupos de jóvenes, donde, me ha comentado, el diálogo con ellos es mucho más horizontal. La política hace 25 años era vertical y si hay algo que nos enseñó el movimiento estudiantil, es que la política puede ser horizontal.
Por ahí va la cosa. Lo segundo, es tener un discurso distinto, que permee los intereses de la gente más joven, que hoy no se mueve por los valores clásicos. El presidente Lagos ha levantado temas como la despenalización del consumo de la marihuana, matrimonio igualitario, el aborto, temas medioambientales, calidad de vida.
SEGUNDA TRANSICIÓN
De la Fuente conoció a Lagos en 2001, cuando llegó a Chile 21 como alumna de la escuela Generación Bicentenario (cursos de formación política). Si bien él enfrentaba su segundo año en La Moneda, ella recuerda que visitaba constantemente la fundación que había servido de plataforma para su campaña presidencial. Pasó de alumna a coordinadora de la escuela.
Luego, durante el primer gobierno de Bachelet, fue jefa de gabinete de la ex ministra Paulina Veloso, quien estuvo sólo un año en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia. Sin embargo, De la Fuente se quedó a cargo del área de estudios de la Segpres durante todo el periodo de Bachelet. En el gobierno de Piñera se asoció con Cristóbal Aninat y Gregory Elacqua en una consultora política. Hoy no descarta ser candidata a diputada.
Sin embargo, De la Fuente cuenta que la cercanía mayor con Lagos se produjo en los últimos meses, cuando él le pidió que comentara su libro En vez del pesimismo. Una mirada estratégica de Chile al 2040 y luego que se sumara su difícil campaña presidencial.
Ella no lo pensó dos veces y aceptó la invitación.
—Me parece que Chile está hoy en una especie de segunda transición que amerita tomar partido y jugársela por una iniciativa seria. Escuché atentamente su diagnóstico del país y vi en las propuestas de su libro una respuesta contundente a lo que viene para adelante, que es una segunda etapa en el país que se abrió, probablemente, hace tres años atrás, con el segundo gobierno de Bachelet. Este es un proceso de transición que todavía no ha cuajado.
Para De la Fuente, las características de esta segunda transición están claras.
—Existe una desconfianza profunda de la ciudadanía que iterpela, sin compasión, al poder en todos sus ámbitos. La sociedad chilena ha cambiado mucho y hoy tiene un juicio muy duro respecto a los políticos, los empresarios, la Iglesia y a todas las instituciones consolidadas. A partir del 2011 esto se refleja en una serie de movimientos sociales que han ido emergiendo y que no han encontrado una forma de canalizar su malestar.
Por ello, su receta, compartida con Lagos, es “recuperar la confianza” e “impulsar un diálogo social que permita construir proyectos de futuro”, como señala el ex mandatario en el último capítulo de su libro, donde propone cristalizar sus propuestas en el cambio de la Constitución, una de las promesas que quizás la presidenta Bachelet no podrá concretar en lo que resta de su mandato.
En ese sentido, señala que se requiere un nuevo trato. —Un diálogo entre empresarios y trabajadores, entre ciudadanía y consumidores, entre el mundo político y los ciudadanos en general y no sólo con los electores. Si estamos de acuerdo en el diagnóstico de que la sociedad chilena ha cambiado y que los procesos electorales son importantes, pero no la única de expresión ciudadana, tenemos que concretar una promesa incumplida que es la aprobación de iniciativas ciudadanas de ley. De esta forma, cuando el movimiento social se exprese con fuerza en la calle, tenga algún camino, algún canal para canalizar sus demandas en cambios legislativos. También impulsar los plebiscitos y referéndum, como existe en Uruguay, Colombia, Inglaterra...
Uno de los mentores de Gloria de la Fuente ha sido el ex senador Carlos Ominami, quien en julio dijo en Qué Pasa que Lagos tenía que poner sus activos para solucionar la crisis política, precisando que le hubiera gustado que el ex presidente hubiese sido el gran presidente de una asamblea constituyente, ya que le habría dado garantías a todo el mundo.
—El presidente Lagos no optó por eso, optó por el camino presidencial y tiene una convicción absoluta de que esta pelea vale la pena darla y que llegará a la primaria del 2 de julio. Hay mucha gente como yo apuntalando de distintos lugares.
UN OLVIDO NO MENOR
De la Fuente entró a militar hace 10 años al PS, pero, aunque se identifica con el tercerismo (sector liderado por Juan Pablo Letelier, Álvaro Elizalde y Ricardo Solari, entre otros), no ha hecho una carrera partidaria. Haciendo ese alcance, analiza el tibio apoyo del socialismo a Lagos
No puede haber un candidato presidencial que sólo tenga altos niveles de apoyo, sino una forma seria de ofrecerle gobernabilidad al país. La muestra más evidente es lo que ha pasado en los últimos años.
—Lagos tiene apoyo en el partido, pero es menos estridente, sus partidarios están esperando los tiempos. Está la propuesta de Fernando Atria, pero él ha dicho que su candidatura es testimonial, y lo de José Miguel Insulza, que me lo explico sólo porque él vio una oportunidad con la bajada de Isabel Allende.
La vocera de Lagos pronostica dos fases distintas en esta campaña presidencial: la que ha venido sucediendo en los últimos meses, donde Guillier es la novedad y quien gana en todas las encuestas; y la que comenzará a fines de enero, cuando los candidatos sean proclamados por los respectivos partidos de la Nueva Mayoría. Ahí parte otra historia, afirma la actual directora ejecutiva de Chile 21.
—El primer momento político tenía que ver con las definiciones —y fricciones— internas de los partidos.
Ahora viene el momento ciudadano en que los partidos ya tendrán a su abanderado y se volcarán con él a la ciudadanía. En la próxima elección y a futuro no puede haber un candidato presidencial que sólo tenga altos niveles de apoyo, sino una forma seria de ofrecerle gobernabilidad al país. La muestra más evidente es que en los últimos tres años ha costado mucho generar una coalición política que permita ordenarse sobre lo que fue la promesa de campaña, que es el programa de gobierno. No es menor lo que pase en el próximo periodo, porque lo que hay que construir es una mayoría política y social para impulsar cambios.
La cientista política es optimista y piensa que a partir de marzo, cuando los partidos —y los parlamentarios—que apoyarán a Lagos entren a la cancha, Guillier y los radicales van a sentir el golpe.
—Guillier ha catalizado muy bien la molestia que existe contra los políticos y el poder, pero hay un olvido que no es menor: él pertenece a una coalición de partidos de centroizquierda que quiere llegar a La Moneda, y detrás de él hay partidos, parlamentarios y personeros de gobierno.
Entender a los jóvenes nacidos en democracia
En los últimos meses, De la Fuente ha trabajado en la casona de Roberto del Río con Eliodoro Yáñez —sede la Fundación Democracia y Desarrollo— con el economista Dante Contreras, el urbanista Iván Poduje, el abogado Enrique Rajevic, la administradora pública Verónica Pinilla y el ex ministro Máximo Pacheco.
“Lagos optó por el camino presidencial y tiene una convicción absoluta de que esta pelea vale la pena darla y que llegará a la primaria del 2 de julio. Hay mucha gente como yo apuntalando de distintos lugares”.
Sus temas son la participación electoral, la transparencia y el cambio constitucional, donde sus vocerías han sido bien evaluadas, según ella cuenta.
Uno de los puntos débiles de Lagos para llegar a La Moneda son los jóvenes, quienes ven en Lagos a un político del pasado, a una persona que ya tuvo la oportunidad de ser presidente.
—Sí, hay un tema de nuevos liderazgos, pero también de contar con equipos, de tener proyectos y de generar una coalición que permita darle gobernabilidad al país.
La Encuesta sobre Participación de Jóvenes de Periodismo UDP y Feedback muestra a una juventud chilena que no cree en las instituciones e incluso perdió el aprecio por la democracia.
—Esa generación ve poco lo que significa la experiencia autoritaria, a diferencia de mi generación. Yo nací el 77 y me acuerdo de la experiencia de la dictadura, del temor y de lo que significó el paso a la democracia el 88. Por eso, más allá de las críticas a los primeros gobiernos democráticos, uno le tiene cierto respeto a la transición. Para las generaciones más jóvenes, que nacieron en democracia, el aprecio por la democracia no está instalado en la lógica del autoritarismo. El último estudio del PNUD sobre la politización en Chile concluye, incluso, que esas generaciones jóvenes no distinguen entre Concertación y Alianza, ven a todos los políticos como gente parecida. Por eso, el desafío es tener que marcar diferencias para encantar a ese grupo de personas.