Por Víctor Hugo Moreno // Fotos: Marcelo Segura Noviembre 4, 2016

Viernes 28 de octubre. Es el día después del maratónico consejo nacional extraordinario de la Democracia Cristiana citado para analizar el congelamiento de las relaciones del partido con el comité político de La Moneda. Inexorablemente es el primer tema que aparece al momento del saludo de seis falangistas jóvenes reunidos en un café capitalino. Dos de ellos estuvieron presentes en las más de seis horas que duró el debate el día anterior. La conclusión tanto de la vicepresidenta DC, Soledad Lucero (abogada, 32 años), como la del presidente de la Juventud Democratacristiana (JDC), Diego Calderón (egresado de Derecho, 26 años), apuntan en una misma dirección: la distancia sideral de lo que en la sede de Alameda 1460 se debatió con lo que afuera —en las calles— la gente está demandando.

Algunos de estos jóvenes sub 35 no se conocían en persona, pero sí sabían uno del otro, por la convergencia en gran parte de las ideas que, a su juicio, son necesarias para revitalizar lo que denominan “la identidad perdida de la Democracia Cristiana”. Apuestan por la necesidad de recuperar los valores del socialcristianismo que marcó los orígenes del partido, cuando en 1957 se escindieron del entonces Partido Conservador. Son críticos de los “progresistas con progreso” liderados por Mariana Aylwin, argumentando que la motivación de ese grupo es sólo lucha de poder basada en personalismos. Estos jóvenes buscan la renovación y otorgar dar un segundo aire a un partido que, si bien mantiene la supremacía de la Nueva Mayoría, ha perdido más de un millón de votos en los últimos 15 años. Quieren empoderarse —cada uno desde sus puestos de batalla— y dar la pelea por espacios dentro del partido. La mayoría de ellos se sitúan en la llamada corriente “chascona” de la DC.

¿Quiénes forman parte de esta camada? Dos de ellos fueron recientemente electos alcaldes. Edgardo González (abogado, 29 años) obtuvo la mayoría nacional de votos en Llay-Llay. El otro, Claudio Castro (ingeniero civil, 33 años), es el nuevo jefe del gobierno local en la comuna de Renca. En tanto, Carlos Pinto es abogado de la UDP y encargado de los temas de diversidad sexual de la JDC, una materia que se ha comenzado a tomar el debate dentro de la colectividad. Mientras que Constanza Tobar (abogada 35 años) es miembro del tribunal supremo del partido. Todos, incluyendo a Lucero y Calderón, concuerdan en que el domicilio de la DC está en la centroizquierda y que la única forma de ganar nuevamente en las elecciones de 2017 es con la proyección de la Nueva Mayoría. El camino propio para ellos es una quimera que sólo significaría el hundimiento final de la falange.

Cuestión de formas

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—Me cae bien Ignacio Walker, pero él se quedó 20 minutos en el consejo y se retiró; y cuando se fue, dio declaraciones sobre que la instancia debía decidir que la DC no tendría que seguir en la Nueva Mayoría. Eso es una falta de respeto a las instancias partidarias. ¿Cuál es la necesidad de esta vocería exagerada que lo único que hace es perjudicarnos a nosotros mismos y a nuestra imagen, tú crees que a la gente le interesa si la DC está o no en el comité político? Por ahí va la desconexión con la ciudadanía? —dice la vicepresidenta en torno a las distancias de foco que existen entre este grupo de jóvenes y los más conservadores.
—Esto se ve como una pataleta coyuntural, donde aparecen algunos DC, muy insignes, dando una opinión que no es representativa de todo el partido. Y que genera un germen que podría interpretarse como una suerte de condicionamiento del apoyo DC al gobierno. Y eso, al menos a los más jóvenes, no nos representa— complementa inmediatamente Tobar.

Todos concuerdan en que la forma en que la mesa DC, con la cual la mayoría se siente representada, expresó su malestar con La Moneda fue desafortunada, pues se dio la impresión de que se estaba peleando por cuotas de poder ante una instancia política, el comite, que poco y nada tiene relación con el interés de la ciudadanía. El electo alcalde Castro cree que sí se puede reclamar por algo válido como lo es la gestión, pero no dando una señal errada de que sólo se hace por un nombre más o menos dentro del gobierno.

—Espero que nuestra presidenta (Carolina Goic) pueda reclamar cuando haya que rectificar algún rumbo para implementar una reforma o algo del programa. No siempre cuando un partido quiere rectificar significa que ponga condiciones para seguir en el gobierno, sino que significa que la gestión requiere ser mejorada —reclama Castro.

La Nueva Mayoría

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No son pocas las voces dentro de la falange que han dado por muerta la actual coalición de gobierno. Mariana Aylwin, Ignacio Walker, Gutemberg Martínez, Jorge Burgos, por nombrar algunos. Al momento de consultarles por este funeral adelantado de la Nueva Mayoría, el coro de los seis es unísono: la DC debe seguir bajo la proyección de la actual coalición.

—En este momento no está en juego la permanencia de la DC en la Nueva Mayoría. No ha pasado por las bases partidarias. Sin perjuicio que la mesa actuó de una forma que se podría perfeccionar, porque fue un mensaje no muy claro. Pero no existe la decisión formal de dejar la NM ni menos el gobierno. Esa discusión no está sobre la mesa —afirma enfática Tobar.
González complementa que la discusión sobre primarias o primera vuelta es un debate que se tiene que dar al interior de la coalición para que prevalezca la unidad y no los intereses de uno u otro partido.

“Me cae bien (el senador) Ignacio Walker, pero él se quedó 20 minutos en el consejo y se retiró; y cuando se fue dio declaraciones sobre que la instancia debía decidir que la DC no tendría que seguir en la Nueva Mayoría ¿Cuál es la necesidad de esta vocería exagerada?, afirma Lucero.

—Para ganar el gobierno no sólo tenemos que tener unidad como DC, sino que como Nueva Mayoría. Hay que buscar posiciones comunes y a partir de ahí ver si es primaria o primera vuelta, o candidato único. No nos podemos cerrar a nada, pero tiene que ser en base a la unidad y a ponerse de acuerdo—comenta el electo alcalde por Llay-Llay, Edgardo González.
Es evidente la molestia que existe entre estos jóvenes con quienes al interior del partido han dado por un acto consumado el fin del conglomerado, porque —a juicio de ellos— es un tema que al momento de discutirse en las instancias de bases partidarias no aparece como un axioma. El presidente de la JDC plantea que una cosa es lo que se diga en los diarios, pero otra distinta lo que se resuelve en las instancias formales.

—Hay una distancia entre las instancias democráticas y, por decirlo de alguna manera, los poderes fácticos que influyen de una manera distinta. Ves a los “progresistas con progreso” a páginas completas hablando por la DC, pero en la tarde llegas a un voto político donde todos plantean seguir en la Nueva Mayoría— dice Calderón

Tras esa reflexión, Lucero va un paso más allá y acusa a este grupo de estar pensando en proyectos personales, que no van con la línea de la recuperación de la identidad del partido.
—Que el “progresismo con progreso” mentalice esta decisión para sus fines personales es otra cosa, y que quieren personalizar la discusión con esos fines, y nosotros no estamos para eso— dice la vicepresidenta DC.
En este grupo están convencidos que el conglomerado y la DC deben seguir teniendo un domicilio conocido y sin matices: la centroizquierda.
—Hay consenso en el partido que estamos por una agenda transformadora y hay muchos desafíos que están en el espacio de la centroizquierda, de eso no hay duda—dice Carlos Pinto.
Parte importante de este debate por el que atraviesa el partido hoy se debe, según el análisis del grupo, a la falta de coherencia.

Y en ese plano Lucero encara a quienes apoyaban a Bachelet cuando tenía el 80% de apoyo y la han dejado sola con el 15%.
—Mucha gente participó del comando, por ejemplo, yo participé en la comisión laboral. Me siento parte del programa. Había 80% de aprobación y nadie se atrevía a decir algo. Hoy la ciudadanía nos castiga la falta de coherencia en el discurso. ¿Por qué no nos quejamos cuando la presidenta tenía alta aprobación? Y sí ahora cuando tiene un 15%, eso es incoherencia—reclama la miembro de la mesa directiva del partido.

La nueva marcha

Este grupo de jóvenes recién está comenzando a articularse, con el propósito de buscar y abrir una nueva etapa dentro del partido. Su idea es partir por los gobiernos locales, para desde allí influir en las comunidades bajo los valores de la DC, esos que hablan del comunitarismo y el fortalecimiento de los grupos vecinales. Ya anotaron en sus filas dos alcaldes. Algunos no descartan el próximo año disputar cupos en la Cámara de Diputados, para también desde esa vereda dar su batalla por la renovación de ideas.

Se sienten cómodos con la ideológica DC, que fue el impulso para fichar en el partido y ser parte de un grupo de “bichos raros” como se autodenominan por interesarse en la militancia política; pero se perciben incómodos con esos poderes que califican de fácticos, lo cuales, están seguros, le hacen daño al partido.
Desde esas trincheras reclaman, por ejemplo, que en la DC hoy no existan instancias de debate teórico como antaño sí había

con grupos de lecturas y debates. Algunos recuerdan el Instituto Humanístico, creado en dictadura bajo el alero de Jaime Castillo Velasco, o la Corporación de Promoción Universitaria que se encargaba de la formación de cuadros universitarios y de las federaciones de estudiantes. Todas estas instancias desaparecieron, lo que para estos jóvenes es una causa del vacío con que, en muchas ocasiones, se traspasa la imagen del partido hacia el exterior. Creen que es ahí donde se debe partir recuperando la identidad perdida del partido, para aterrizar el contenido hacia los reales problemas de la gente. Lo demás; es accesorio, concuerdan.

Les preocupa que la DC esté desapareciendo de los movimientos sociales y, sobre todo, del mundo estudiantil, donde hoy prácticamente no existen.
—No estamos presentes en las principales comunidades, no estamos presentes en las federaciones de estudiantes, no estamos en el movimiento sindical, ni en el movimiento secundario. No estamos ahí, y en ese lugar debemos fortalecer nuestro trabajo —grafica el presidente de la juventud.

Los hitos. Dentro de las reflexiones aparece la necesidad de que la falange construya algo que trascienda y sea recordado en la historia. Muy al estilo de lo que fue la marcha de la Patria Joven en la campaña presidencial de Eduardo Frei Montalva, cuando el 24 de julio de 1964 salieron miles de jóvenes para apoyar al candidato de la reforma agraria. De eso hoy sólo recuerdos en los libros de historia.

— ¿Cuál es el desafío de la DC hoy? muchos militamos en este partido por diversas razones, yo porque mi abuelo fue beneficiado por la reforma agraria, o porque mis padres lucharon contra la dictadura. Uno se pregunta qué se dirá en 40 años más cuando nuestros nietos se pregunten por qué entrar a la DC y ese hito falta—agrega Calderón.
Sobre el debate presidencial no hay consensos en torno a figuras, pero de forma unánime el nombre de Ricardo Lagos genera silencios que se acercan derechamente al rechazo. En cambio, nombres como la misma Carolina Goic o el del independiente Alejandro Guillier concitan mayor atención con cierto grado de beneplácito. En lo que sí concuerdan es que el nombre del candidato importa tanto como el contenido. El mensajero, para estos jóvenes DC, no puede ser cualquiera.

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