Por Eduardo Engel, presidente de Espacio Público Octubre 14, 2016

El contraste entre la campaña municipal que estamos viviendo y las campañas electorales anteriores es grande. Las ciudades ya no están tapizadas de gigantografías y palomas, el financiamiento público aumentó, mientras que el privado disminuyó las empresas ya no financian la política y hoy se conocen los principales financistas.

La ciudadanía aprueba los cambios, los líderes políticos reclaman por falta de ambiente electoral. La falta de ambiente se refiere a la ausencia de miles de carteles, a veces peligrosos, que llevaban a batallas campales en las noches para defender los lugares más preciados y que decían poco y nada sobre las propuestas de los candidatos. Quienes tenían más recursos llevaban una gran ventaja sobre los demás, ya que era más probable que los votantes recordaran su nombre al momento de votar, sin saber nada sobre sus propuestas.

"Es importante recordar cómo llegamos a estos cambios en las campañas. Los casos de financiamiento irregular de la política por parte de Penta, SQM, Corpesca y varios más, todos ellos éticamente impresentables, terminaron por hundir la poca confianza que tenía la ciudadanía en sus líderes políticos".

Hay formas más económicas y efectivas de enterarse de quiénes son los candidatos de mi comuna. Han aparecido varias plataformas en las redes sociales que hacen una muy buena labor informando los nombres y las propuestas de los candidatos.

El objetivo de las nuevas reglas es tener una cancha más pareja, donde primen las ideas sobre el dinero, con campañas programáticas que se centren en las propuestas que cada candidato o candidata tiene para su comuna.

Tomará tiempo para que los candidatos se adapten a las nuevas reglas de campañas, deberán revalorizar el “puerta a puerta”, conociendo a sus votantes y combinándolo con usos creativos de redes sociales.
La participación electoral viene cayendo sistemáticamente desde el plebiscito, caída que se acentuó con el voto voluntario desde 2012. Creer que esto se revierte volviendo al uso ilimitado de carteles y gigantografías es incorrecto. La ciudadanía estaría aun más indignada si los candidatos usaran las platas públicas de esa manera.

Existen medidas que debieran considerarse para incentivar la participación electoral, algunas de las cuales fueron propuestas por el Consejo Asesor Anticorrupción que presidí y que no fueron recogidas por el legislador. Una de ellas es tener transporte público durante los días de elecciones. Otra es asegurar mayor cercanía entre los ciudadanos y los locales de votación y evitar cambios de domicilio electoral no solicitados, como lo que ocurrió para estas elecciones debido al error informático del Registro Civil y el rol pasivo que tuvo al respecto el Servel.

Una segunda preocupación es que menos fondos para campañas favorece a los incumbentes, es decir, a quienes van a la reelección.

Si desafiantes e incumbentes representan lo mismo en cuanto a ideas, esto puede ser cierto, pero no lo es si los desafiantes representan ideas distintas. Con campañas más programáticas, donde el contacto directo con los votantes es más importante, será más fácil para un desafiante innovador darse a conocer.

No obstante, hay varias propuestas del Consejo Anticorrupción que apuntaban a limitar la ventaja de los incumbentes, que no fueron recogidas por el Parlamento y que pueden considerarse para las campañas del próximo año: establecer un período de precampaña desde las elecciones primarias hasta 30 días antes de la elección, sin modificar los períodos actuales para desplegar propaganda electoral, pero que permita que los desafiantes tengan más tiempo para darse a conocer con la ciudadanía —hoy sólo se regula para candidatos presidenciales— y establecer una franja radial gratuita para propaganda, cuyo tiempo se distribuya de la misma forma que la franja televisiva, con la debida compensación a las radios.

Se pueden hacer mejoras en la regulación de la prohibición de uso de recursos fiscales para campañas electorales u otras formas potenciales de intervencionismo electoral. Algunas propuestas que pueden ser revaluadas son prohibir en períodos de elecciones nuevas contrataciones a honorarios y limitar el gasto en publicidad al mismo parámetro de los dos años previos a la elección. La medida más drástica que propuso el consejo fue el límite a la reelección de los alcaldes. Otras mejoras posibles dicen relación con que el Servel agilice y facilite los procesos de donaciones a campañas. Hay aquí un aprendizaje y es probable que las cosas mejoren considerablemente en elecciones venideras.

Es importante recordar cómo llegamos a estos cambios en las campañas. Los casos de financiamiento irregular de la política por parte de Penta, SQM, Corpesca y varios más, todos ellos éticamente impresentables, terminaron por hundir la poca confianza que tenía la ciudadanía en sus líderes políticos.

Con la campaña municipal, la ciudadanía está comenzando a ver cambios importantes en cómo se lleva a cabo la política en Chile, con más respeto por los recursos involucrados y una cancha más pareja, más contacto directo con los que se postulan a cargos en ferias y otras actividades y con mayor énfasis en las propuestas de los candidatos. Es el comienzo de un largo camino, donde habrá muchas oportunidades para ir perfeccionando la regulación de campañas.

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