Por Jorge Arellano Octubre 28, 2016

Faltaban sólo cinco días para el balotaje entre Sebastián Piñera y Eduardo Frei en enero de 2010, y el ex candidato presidencial, quien había obtenido en la primera vuelta un sorprendente 20% de los votos, Marco Enríquez-Ominami, realizaba una esperada conferencia de prensa. Ahí el ex diputado, acompañado por su esposa Karen Doggenweiler y el empresario Max Marambio, entre otros, con alta dosis de altanería entregaba su respaldo al ex mandatario democratacristiano, eso sí, sin siquiera nombrarlo.

“Ante esta coyuntura histórica, ante la incertidumbre de que la derecha pueda llegar a impedir la marcha de Chile hacia el futuro, es de mi responsabilidad contribuir en lo que pueda para que eso no ocurra. Por tanto, declaro formalmente mi decisión de apoyar al candidato de este pueblo, el del 29% de chilenos”, dijo ME-O en su discurso.

Seis años y nueve meses después, el mismo hombre, pintando muchas más canas y con bastante menos medios de comunicación expectantes, realizaba una nueva conferencia de prensa. La soberbia esta vez dio paso a ciertos rasgos de humildad. El PRO, partido que lidera ME-O, había perdido cinco alcaldes y su votación disminuía.

“Yo probablemente debí manejar mejor los tiempos de mi silencio”, fue la frase que más llamó la atención ese domingo 23 de octubre tras conocerse los resultados de los comicios municipales. Un mensaje donde además reflotó el “fantasma del 2009”.

¿Pero qué pasó con el candidato que ese enero de 2010 tenía un futuro prometedor para llegar a La Moneda y que hoy nadie ve con opciones en su tercera aventura presidencial? Muchas cosas. Entre ellas, una formalización en su contra por la supuesta emisión de facturas ideológicamente falsas a la empresa SQM, cuyo controlador, Julio César Ponce Lerou, fue yerno de Augusto Pinochet, en cuyo régimen fue asesinado Miguel Enríquez, el padre del líder progresista.

“Warner (ex mano derecha de Enríquez-Ominami), actuando en representación de su empresa Cristian Warner Comunicaciones Publicidad Y Marketing y con absoluto conocimiento de ME-O y concertado por este último, suscribió en febrero de 2011 un contrato simulado con Patricio Contesse (SQM), cuyo objeto era prestar asesorías a la minera en materia de comunicaciones, servicios que nunca se prestaron, por las cuales emitió 36 facturas ideológicamente falsas, las que fueron incorporadas en la contabilidad de SQM Salar como gastos necesarios rebajando la base imponible y eludiendo el pago de impuestos”, detalló el fiscal Pablo Gómez durante la audiencia de formalización el miércoles 19 de octubre, donde el ex diputado socialista quedó con firma quincenal y arraigo nacional.

A lo anterior se suma otra investigación, para establecer si hubo algún delito tributario o alguna infracción a la Ley Electoral o a la normativa sobre donaciones, por la utilización de un avión de la empresa constructora brasileña OAS durante tres meses en 2013, en su segunda campaña presidencial.

relación de amor y odio con el poder

En la primera campaña presidencial de ME-O la prensa de la época habló largamente de la forma en que el candidato conseguía los recursos. Se mencionaban los contactos empresariales del propio Max Marambio (ex MIR), que se ampliaban si se consideraba que éste estaba casado con Esperanza Cueto, miembro del grupo Cueto.

Además, su padre adoptivo, Carlos Ominami, tenía influyentes lazos con el sector privado, debido a su trayectoria como ex ministro de Economía. También el economista Paul Fontaine estaba encargado de buscar aportes del empresariado. Asimismo, se planteaba los posibles aportes reservados de empresarios de derecha, que entonces veían a ME-O como un buen elemento para restar votación a Frei y allanar el triunfo de Piñera.

El propio Enríquez-Ominami aseguró que su segunda campaña presidencial fue más austera. ¿Respecto a los aportes? El caso del avión es uno de los que aún están por resolverse.

Qué Pasa preguntó a Enríquez-Ominami sobre la encuesta realizada junto a Cadem, y el hecho que apareciera en los primeros lugares ante la pregunta “¿Quiénes deberían retirarse definitivamente de la política chilena?”. En la respuesta apuntó a quienes hoy ve como sus principales rivales: “La elite quiere a (Ricardo) Lagos o (Sebastián) Piñera”.

Además, agregó que “no sorprende que me quieran fuera de la política. El día que yo sea el favorito de la elite es porque he renunciado a cambiar las cosas y ya no vale la pena seguir en política”, sentenció.

Hoy ME-O apuesta por su tercera aventura presidencial tratando de evitar el impacto de las causas judiciales en su contra. Ha acusado trato discriminatorio e incluso esta semana pidió al fiscal nacional, Jorge Abbott, que abriera una investigación contra el persecutor Pablo Gómez por una supuesta formalización “arbitraria y abusiva” y por “infringir el deber de reserva y objetividad”.

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