Por David Muñoz // Fotos: Cristóbal Olivares Agosto 26, 2016

Hace cuatro años, abundaban en los productos de campaña municipal las fotografías de los liderazgos presidenciales que se perfilaban para 2013. Michelle Bachelet fue la estrella de esos comicios. Hoy, sin embargo, a dos días de que se haya iniciado el periodo de campaña legal, la realidad es diametralmente opuesta. Y el diputado independiente ex PPD, Pepe Auth, lo sabe de sobra: él es la figura principal de las piezas gráficas de gran parte de los candidatos de la Nueva Mayoría en las comunas de EstaciónCentral, Maipú y Cerrillos, lo que revela el cambio de paradigma y la dimensión local que tendrán los comicios.

La encuesta CEP conocida recientemente reveló un escenario presidencial completamente abierto, según Auth, donde ninguna figura supera el 50% de valoración positiva. Para qué hablar del gobierno y su 15% de respaldo y del pesimismo imperante entre los encuestados.

—¿Había visto alguna vez en su carrera como sociólogo y experto electoral un escenario tan pesimista como el que refleja la encuesta CEP?
—No, pero no voy a decir lo que dijo Lagos. Esto es como la profundización de una tendencia. De pronto nos hacemos los sorprendidos, porque en verdad si uno analiza las últimas cuatro CEP, las cosas vienen en esta dirección de pérdida de legitimidad y confianza del conjunto de las instituciones de la democracia. Hay un deterioro de la disposición de la gente a perdonar o a valorar positivamente. El umbral de tolerancia ha bajado y la disposición a entregar su representación a través de su valoración de los ciudadanos ha bajado sensiblemente. Ahora, la paradoja es que al revés de los 80 e incluso de principios de los 90, la gente valoraba el desarrollo del país, pero decía a mí no me toca. Ahora la situación es la inversa: se ve al país y a los demás mal, pero a uno mismo bien.

—¿Cómo explica que haya desconfianza y desmotivación a participar en política, pero por otro lado siga habiendo demandas de cambios como el de las AFP?
—No sé si sea este el mejor ejemplo, porque ese movimiento tiene mucho que ver con el bolsillo. Yo protesto porque tengo una pensión miserable o porque la voy a tener. Pero este análisis vale más para la reivindicación estudiantil y la simpatía ciudadana sobre esa reivindicación, pero también para esta, porque esto contrasta cuando le preguntan a la gente si este 5% adicional que van a poner los empresarios va para él o para la solidaridad, y una mayoría muy consistente que dice que prefiere que vaya para el individuo. Por otro lado, un fenómeno, como diría Coco Legrand, “típico chileno”: la gente pide chicha y chancho. Es decir, el mismo personaje puede estar dispuesto a salir a marchar diciendo no más AFP y por un sistema de reparto solidario, y luego defendiendo con ahínco su beneficio personal, su capitalización individual: que no le vayan a quitar el 1% para trasladarlo a la solidaridad intergeneracional o a la intrageneracional a través de un fondo solidario. Son pulsiones que están en contradicción.

—¿Pero no será culpa de las expectativas que genera la política, como las que produjo este gobierno con sus reformas?
—La sociedad chilena llegó a niveles de individualización y de mercantilización de los bienes y de los servicios que dan cuenta de una sensación de irrelevancia de la política, o de la menor relevancia de ésta a la hora de que me paguen mi pensión, de que me provean mi salud, mi educación. Aun cuando hay una corriente para recuperar la importancia del Estado y de los bienes sociales. Uno se da cuenta de que la misma gente que protestaba contra el lucro, las mismas personas cuando terminamos el lucro y hay una acción concreta para prohibirlo, empiezan a reaccionar: pucha, no era tan malo. Las mismas personas que pedían gratuidad, lo noté en mis escuelas en Maipú, por ejemplo, donde ellos pagaban por la distinción social, cuando le quitas el pagar por esa distinción social, a pesar de que dijeron que sí en las encuestas, porque estaban porque el Estado reemplazara, ahora que no hay distinción piensan distinto.

“Yo conversé con Guillier y me dijo ‘si Lagos es candidato, yo me pliego’. Por lo tanto, si los actores deciden que Lagos es el candidato, eso es posible. Pero Lagos lo que necesita es que el país lo demande, no una clase política en retirada”.

—¿Ese individualismo imperante explica ese 70% de chilenos que no le interesa, no sabe, no contesta sobre el próximo periodo presidencial?
—Tiene que ver con varias cosas que confluyen. Primero, la idea de que la política me importa cada vez menos o que la política le importa cada vez menos a más personas. Segundo, está el descrédito de la política en su conjunto. El hecho de que la corrupción se haya metido en el club de los tres principales problemas. El hecho de que el 80% piense que bastantes o todos los políticos están metidos en corrupción y algo no tan lejano de los funcionarios públicos, por lo tanto es desconfianza en el Estado.

Por eso hablo de la contradicción: la gente en la calle pidiendo más Estado y una opinión pública pensando que el Estado es cada vez más corrupto y capturado. Tercero, el binominal que termina, por lo tanto, se avecinan cambios políticos y estamos con el cambio generacional también, de liderazgos que llegan a su fin. Esos cuatro fenómenos confluyen para mostrar un escenario donde sólo el 33% tiene alguna preferencia por algún candidato y dos tercios no la tienen. Ahora también es una oportunidad, porque genera el primer cuadro competitivo de incertidumbre verdadera tanto al interior de los bloques como en el resultado final. En ese escenario, no creo que esté garantizado 100% una segunda vuelta entre los dos principales bloques.

auth2—¿A qué se refiere?
—Son procesos. Tampoco hubo certezas en 2009. ME-O estuvo cerca. El fenómeno de ME-O en este contexto con cambio de binominal te aseguro que otro gallo habría cantado. Repito, si en 2009 hubiéramos tenido el sistema proporcional que conoceremos el próximo año podría haber salido cualquier resultado. Y luego lo de la derecha tampoco lo veo garantizado. Piñera tiene el mismo problema de Lagos. Pensemos en Bachelet: ella no habría venido jamás si no hubiese tenido un escenario de certidumbre absoluta en su triunfo. Ningún ex presidente lo haría, sólo Frei contradijo eso, y el resultado dejó a todos con la lección aprendida: ningún ex presidente va a sacrificar su capital, su prestigio. La anulación, en el fondo, de su predio con un fracaso electoral. Para que Lagos fuese candidato las circunstancias tendrían que dibujar un escenario con alta probabilidad de ganar.

 

—Insulza dijo que el momento de Lagos era el 2009...
—Lo que valió hace ocho años vale también ahora. Las biografías se leen desde el final. Si Allende no se hubiera suicidado y hubiese liderado un gobierno desde el exilio en México, seguramente contaminado por las divisiones, la corrupción, no estaríamos hablando hoy de Allende como hablan las nuevas generaciones. Esto que digo para Lagos también corre para Piñera. Nada garantiza que en seis meses más, cuando empiecen a preguntar por hipótesis de segunda vuelta, él (Piñera) tenga la mejor opción de ganar.

—Se ha dicho que Lagos no es competitivo frente a Piñera y que sólo es viable en un escenario de crisis institucional... ¿Se ve lejos su candidatura?
—Lagos no necesita una decisión de élite, esa la tiene. Yo conversé con (Alejandro) Guillier y me dijo ‘si Lagos es candidato, yo me pliego’. Por lo tanto, si los actores deciden que Lagos es el candidato, eso es posible. Pero Lagos lo que necesita es que el país lo demande, no una clase política en retirada. Porque te está demandando el 8% de los ciudadanos que aparecen identificados con la Nueva Mayoría. Es como una manzana envenenada, y Lagos no está para salvar los muebles de una coalición, que es el sacrificio que hizo Frei. Lo que Lagos necesitaba era demanda de Lagos, que la sociedad lo demandara, y eso no ha ocurrido.

—Usted dice que el ex presidente Lagos no se sacrificaría...
—Eso es lo que demuestra la CEP. Si correlacionas la conversación mediática sobre Lagos y la real posición que tiene, hay una disociación gigantesca. Y con Piñera tampoco ocurre, hay más demanda, cierto, pero tampoco hay demanda de Piñera. Lagos es brillante, culto, inteligente, pero no tiene espíritu de sacrificio. Para eso puede haber montones de liderazgos.

—¿Como el de Alejandro Guillier?
—Sin duda es el que tiene mayor potencial, pero tiene riesgos. Enfrenta desafíos, y el mayor es hacer el camino hacia una propuesta creíble y es un camino que está plagado además de decisiones y de disyuntivas, porque su potencial es que tiene la credibilidad que no tiene la política, que viene de su trayectoria y tiene un juicio generalizado de ser un tipo moderado, con sentido común y no extremadamente ideologizado y un caballero en el sentido de diálogo. Nunca se le ha visto en peleas ni nada. Y eso hoy tiene un valor mayoritario. Sin embargo, tiene que conversar, dialogar con esta otra tensión y es que sus potenciales partidos están embarcados en una lucha ideológica sin cuartel, y probablemente demanden algo que no vaya en sintonía con la demanda mayoritaria. Si uno resumiera qué quiera la gente, quiere cosas muy distintas. Es cierto que quiere gradualidad, la gente abomina la incertidumbre, que quiere más firmeza y orden, por lo tanto exige liderazgo, pero también quiere terminar con abusos, es decir, quiere tres cosas: reformas, pero sin sus efectos. Y eso es un producto delicado de cuajar.

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