Por Víctor Hugo Moreno // Foto: Luis Hidalgo Mayo 13, 2016

¡Terremotos, volcanes, temporales y ahora la marea roja! Ese era el sentimiento generalizado de resignación en La Moneda, que una vez más se veía enfrentada a un exabrupto de la naturaleza. Y así un ministro habría exclamado “¡Cómo tanta mala suerte!”. Aunque esta vez la catástrofe venía acompañada de ribetes políticos y sociales, al irrumpir demandas más amplias de abandono y descuido de la autoridad central hacia Chiloé. La oficina de emergencias de la Subsecretaría de Interior, liderada por el DC Víctor Maldonado, se transformó en el comando de operaciones para enfrentar un nuevo conflicto. En el despacho de Mahmud Aleuy es donde se toman las decisiones.

Viernes 6 de mayo, 18 horas, Palacio de La Moneda. El ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes (DC), llegaba a Santiago con la frustración de no haber conseguido un acuerdo con los pescadores tras presentarles una propuesta de salvataje económico de $ 300.000 para los meses de abril y mayo, más otros $ 150.000 por los siguientes tres meses en caso de que se mantuviera la marea roja. Bajo ese escenario se citó a una reunión de emergencia en Interior con la asistencia del director de la Dirección de Presupuesto (Dipres), Sergio Granados, y de funcionarios de la Secretaria de Comunicaciones (Secom), con el fin de seguir analizando el problema que, a esa altura, ya estaba subiendo de tonelaje, haciendo recordar el fantasma del conflicto social de Aysén del 2012 en pleno gobierno de Sebastián Piñera. Ya en el gobierno había una conclusión: las demandas se estaban ampliando mucho más allá de la marea roja. El conflicto se comenzaba a desbordar y no se encontraban las armas para enfrentarlo.

pescados en La Moneda

El máximo acercamiento que han tenido los pescadores con La Moneda ha sido inderecto: ese mismo día 6 de mayo un grupo de jóvenes que apoyaban la causa chilota arrojó pescados y pintura roja a la pileta de la Plaza de la Ciudadanía.

Hasta ahí no más podían llegar. En La Moneda, luego que el 4 de mayo los pescadores cortaran las rutas de acceso a la isla, se tomó la decisión de enfrentar el tema exclusivamente como algo sectorial. En ese plano hubo concordancia en que para ello el hombre encargado de las negociaciones iba a ser el ministro Céspedes. Y con ese mandato, tomado por la presidenta Bachelet, se dirigió hacia la zona de conflicto. En el gobierno no querían politizar el tema. Estrategia que comienza a hacerse insostenible.

Dentro del gobierno hay un desconocido personaje que está ayudando con redes de contactos: el jefe de gabinete del ministro vocero, Mauricio Bugueño. El militante PS —mano derecha del ministro Marcelo Díaz— vivió en Chiloé por algunos años.

Fuentes del Ejecutivo comentan que la primera preocupación fue la de resguardar el orden público intentando ocupar las fuerzas policiales para desalojar a quienes estuvieran interrumpiendo los accesos. Medida que al pasar de los días se fue moderando, por los costos mediáticos que podía significar un desalojo violento.

Dejando en receso el tema policial, venía ahora el tema práctico. En el gobierno comentan que la primera gran dificultad era identificar a los reales damnificados. No era una tarea fácil, pues no todos los pescadores están agrupados en el gremio de pescadores artesanales. Muchos de ellos trabajan por fuera. Y uno de los principales reparos de la Dipres y de Hacienda era que debido al complejo escenario económico, los recursos debían llegar a los realmente afectados. Había que llevar a cabo un exhaustivo catastro.
Se resolvió designar a Céspedes como mediador por su carácter más pragmático y estudioso, aunque quienes lo conocen afirman que tiene poca empatía. Para la mayoría era la persona correcta, aunque corría un riesgo: quemarse en el intento. Pese a todo, su desempeño en La Moneda ha sido bien evaluado. Céspedes, además, postergó el viaje que iba a hacer a Suecia e Inglaterra para estar en el Chile Day, tomando dedicación exclusiva al caso.

Aparte del ministro, en la zona está el subsecretario de Pesca, Raúl Súnico (PS). Además, hay grupos negociadores de la zona que conocen al variopinto grupo de pescadores. En tanto, el ministro del Interior, Jorge Burgos, se ha mantenido al margen debido a su calidad de vicepresidente, lo que lo mantiene limitado en sus funciones. Por su parte, la jefa del gabinete presidencial, Ana Lya Uriarte, retornó tras un mes de licencia, participando en algunas de las reuniones de crisis.

En el gobierno comentan que más allá de las reuniones formales hay una serie de trabajos informales que esperan finalmente sean los que hagan terminar el conflicto. El problema es que las demandas —a juicio de La Moneda— sencillamente se extralimitaron. Ya son más de 20 las peticiones que se han comenzado a dispersar, sostienen. Hasta el obispo de Ancud, José María Agurto, ha mandado un petitorio. Un exceso, piensan en Palacio.

Dentro del gobierno hay un desconocido personaje que está ayudando con redes de contactos: el jefe de gabinete del ministro vocero, Mauricio Bugueño. El militante PS —mano derecha de Marcelo Díaz— vivió en Chiloé por algunos años desde 2010 y fue un activo dirigente social de movimientos como “Chiloé como vamos” y de “Red ciudadana de Chiloé”. Su mayor rol estuvo en la construcción del mall de Castro en 2012, en donde ejerció como vocero de quienes se oponían al proyecto. Él maneja ciertos contactos y ahora, desde el otro lado de la vereda, como autoridad gubernamental, ha estado ayudando en la búsqueda de una solución al conflicto.

gira europea

El 29 de abril la presidenta Bachelet declaró zona de catástrofe la Región de Los Lagos. Una decisión que, comentan en Palacio, fue tomada exclusivamente por ella y sin necesariamente el consenso de sus ministros, quienes veían que podría haber sido otra figura, como estado de emergencia, básicamente por un tema de gestión de recursos.

En torno al rol de la mandataria, diversas críticas han surgido por la gira presidencial que esta semana la tuvo visitando Suecia e Inglaterra. Sin embargo, comentan en La Moneda, el periplo por el Viejo Continente nunca estuvo en discusión. Si no viajaba, Bachelet se iba a ver casi en la obligación de ir a la zona asumiendo costos impredecibles. Por ello, se decidió mantener la agenda.

Sin embargo, la mandataria irrumpió en la escena al arribar a Estocolmo este martes haciendo un llamado al diálogo. Una declaración que nació de su voluntad, afirman fuentes de gobierno. Ello, porque en las giras presidenciales se trata de no ensuciar las actividades con coyunturas nacionales para dar realce a la gira en sí. También, como dijo durante la semana el vocero Marcelo Díaz, la presidenta ha estado en permanente contacto con sus ministros monitoreando a distancia el conflicto.

Buscando responsables

Luis CespedesEn todo conflicto hay un responsable. En contra del gobierno constantemente surgen críticas en torno a la poca capacidad de adelantarse a conflictos. En este caso, algunos dentro de Palacio creen que la gestión del intendente de Los Lagos, Leonardo de la Prida (PPD) no ha sido de lo mejor. Primero porque no habría informado a tiempo de la situación que se podía venir tras la detección de la marea roja en la zona, y segundo por el poco poder de negociación política que tiene. Su actividad como ex fiscal le dificulta tener un olfato más político, apuntan fuentes del gobierno. De la Prida asumió el cargo en agosto de 2015, luego que dicho puesto estuviera acéfalo por 41 días. Por ello, se ha intentado mantener en un perfil más bajo al intendente en las negociaciones, asumiendo más el control Súnico y Céspedes.

Así como no existe una buena evaluación de su gestión, tampoco ha sido bien vista en el gobierno la performance de los parlamentarios de la Nueva Mayoría de la zona. No fueron bien recibidas las palabras, por ejemplo, del senador Rabindranath Quinteros (PS), quien criticó la demora con la que, a su juicio, ha actuado el gobierno.

En La Moneda reconocen que este conflicto pudo gestionarse de otra forma. El miércoles el ministro Díaz dijo al canal Via X: “Siempre podemos hacer mejor las cosas, esa es una consigna de vida a esta altura para mí. Y sobre esto no hay un recetario mágico de cómo resolver las cosas, sino básicamente sobre el diálogo, escuchar, también esperar ser oídos y alcanzar los entendimientos necesarios”.

Los salmones y el futuro

En La Moneda no quieren dar el brazo a torcer. La postura es seguir dialogando pero bajo parámetros razonables. Por ello, de igual forma hicieron la entrega del primer bono de $3 00 mil que hasta ahora ha sido recibido por más de mil afectados a través de sus cuentas RUT. En ese plano, el gobierno apostará ahora por generar las condiciones para una mesa de trabajo a largo plazo, pero una vez que se destrabe la actual situación. Ir por partes, afirman en el gobierno. La presidenta desde Suecia mandó ese recado: continuar por otras vías el diálogo.

En La Moneda quieren despejar las causas de la marea roja. Para ello se conformó una comisión de científicos encargados de aclarar si existe o no responsabilidad de las salmoneras. En el gobierno tiene una opinión clara: no tienen responsabilidad.

En el Ejecutivo quieren despejar las causas de la marea roja. Para ello se conformó una comisión de expertos científicos encargados de aclarar si existe o no responsabilidad de las salmoneras. En Interior tienen una opinión clara: no existe responsabilidad. Diversos estudios que manejan en dicho ministerio dan cuenta que este es un problema generado, en gran medida, por la corriente de El Niño y el cambio climático, pues los desechos de las salmoneras ocurren mar adentro. Por ello, estiman que existe una obsesión de los pescadores en contra de los productores de salmón que enturbia el proceso de negociación.

¿Cómo se solucionará el conflicto? Hasta el cierre de este artículo los pescadores exigieron al gobierno que en un plazo de 48 horas se enviara un delegado presidencial. En el gobierno, y en especial Aleuy, han descartado nombrar una figura de ese tipo. Creen que sería alargar más el estado de crisis.

Mientras, el centro de comando del subsecretario continuará con dedicación exclusiva para destrabar la crisis. Desde allí —vía videoconferencia— se monitorea cada movimiento que ocurre en el sur de Chile. Por ahora, en el gobierno esperan que la lluvia anunciada por estos días en la zona amaine la protesta callejera. Pero la esperanza sigue puesta en las reuniones informales con los equipos en terreno. Todos a la espera de que el sábado regrese la presidenta, quizás nuevamente para tomar alguna decisión, porque tras su periplo por la realeza sueca y la bolsa de Londres le espera aún una marea roja que no logra encontrar un antídoto que salga desde La Moneda.

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