Por Juan Pablo Sallaberry y Juan Andrés Quezada Febrero 19, 2016

Lunes. De rojo impecable, la ministra mejor evaluada del gabinete llegó a la Plaza de la Constitución a enfrentar a los periodistas. Pese a que era su debut como la vocera de verano del gobierno, no aceptó coaching ni entrenamiento previo. No lo necesitaba: militante en las filas comunistas desde los 13 años, a Claudia Pascual Grau la respalda una vasta experiencia política y un fuerte carácter a prueba de balas. Tranquila, seria, articulada, respondió fiel al libreto las preguntas incómodas de la prensa: la continuidad del administrador del palacio presidencial, Cristián Riquelme; las declaraciones de patrimonio incompletas de los ministros; las diferencias valóricas entre el PC y la DC; la petición de extradición desde Argentina del líder del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), Sergio Galvarino Apablaza.

Este último punto era el más complejo para ella porque pone en entredicho la posición de su partido con las de las autoridades de La Moneda. Disciplinada, Pascual se mantuvo inamovible en una línea intermedia:

—Como gobierno estamos a la espera, no es algo que esté en la resolución del gobierno, sino que está en los procesos judiciales de los respectivos países.
—¿Usted tiene la convicción de que hay que extraditarlo?
— Yo soy ministra de gobierno, acabo de explicar lo que el gobierno opina y por lo tanto eso es lo que voy a decir. Muchas gracias.

Se retiró sin quedarse a las habituales conversaciones off the record a las que acostumbran los voceros. Era su primer día y la prueba de fuego había sido superada con éxito. Si bien ha mostrado liderazgo al mando del Sernam y es la ministra con mayor respaldo (75% de aprobación según la encuesta Adimark de enero), en el gobierno saben que se encuentra en una cartera sectorial protegida y que tiene poca exposición pública (sólo un 44% la conoce). Por lo mismo, para seguir avanzando en su promisoria carrera política y ser trasladada a un ministerio de mayor peso como evalúan en La Moneda, o saltar a una candidatura parlamentaria como quieren en su partido, Claudia Pascual (43 años) tendrá la tarea de comenzar a dar a conocer sus pensamientos y su historia.

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Martín Pascual Arias, el padre de la ministra, fue en los años ’80 una de las figuras más importantes del FPMR. El comandante “Daniel Huerta”, como era su chapa en la clandestinidad, estuvo a cargo de dirigir y coordinar a los equipos de apoyo político y de agitación y propaganda del brazo armado del PC, organización que se propuso derrocar al general Augusto Pinochet a través de la vía armada. Aunque Pascual hasta el día de hoy evita reconocer o hablar de su rol en esos años, él fue uno de principales comandantes del grupo y estuvo detrás de varios operativos. El 2013, para el 30 aniversario del FPMR, reveló que además del fallido atentado contra Pinochet en el Cajón del Maipo de 1986, hubo otro intento en el aeropuerto de La Serena.

En 1987 cuando el frente se quiebra en dos facciones, Pascual se quedó en el Partido Comunista que llamaba a deponer las armas, mientras que otros como Raúl Pellegrin o Apablaza optaron por mantener la guerrilla, creando el llamado FPMR autónomo.

Rafael Pascual, el tío de la ministra, también tuvo un rol importante en el FPMR. Participó en la internación de armas en Carrizal Bajo en 1986 y fue detenido y sometido a torturas por la CNI. En 1990 fue uno de los 49 presos que escaparon por un túnel en la célebre fuga de la Cárcel Pública. Durante años no pudo regresar a Chile por los juicios abiertos y aunque hoy ya están prescritos, él está radicado en España. En su muro de Facebook puede verse que junto a llamados para que liberen al frentista Mauricio Hernández Norambuena, condenado por secuestro en Brasil, también participa con su firma en una petición para que la ministra Pascual reciba en el Sernam a las víctimas de abusos sexuales en dictadura. Al respecto, Rafael Pascual escribe en su muro: “es mi sobrina una gran mujer luchadora y es en lo único que confío de este gobierno”.
La combativa rama familiar de la ministra viene incluso de antes: su abuelo, Benito Pascual Lobo, era llamado el “comandante lobo” y fue comunista y oficial de inteligencia del ejército republicano Español. Junto a su esposa Carmen Arias, se vino a Chile en 1939 en el Winnipeg huyendo de la Guerra Cívil Española. Uno de los pasatiempos favoritos de Claudia Pascual es leer libros relativos a esa época.

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Martes. Pese a las insistentes solicitudes de la prensa, la vocera no salió en todo el día a hacer declaraciones. La tarde anterior, Ciper Chile había revelado los millonarias contratos con el Estado que tenían empresas relacionadas al administrador de La Moneda, Cristián Riquelme. El asunto se había tornado demasiado grave y podría convertirse en un nuevo caso Caval. Sólo el ministro del Interior, Jorge Burgos, se refirió al tema al pasar, señalando que hablaría con la presidenta.

El tío de la ministra, Rafael Pascual, vive en España desde que, junto a otros presos políticos, escapó de la Cárcel Pública en la  fuga de 1990. Hace poco  escribió en su muro de Facebook: “es mi sobrina una gran mujer luchadora y es en lo único que confío de este gobierno”.

El gobierno ha buscado blindar a la ministra, quien es una de las favoritas de la presidenta Michelle Bachelet. Aunque se destaca su eficiencia y que su cartera presenta uno de los mayores índices de cumplimiento de metas, el año pasado generó luces de alarma por su incapacidad de generar equipos de trabajos y los roces internos que existen en un organismo como Sernam, que en el papel debería ser tranquilo. En menos de dos años, bajo su mando han rotado tres jefes de prensa, tres jefes de gabinete, dos fiscales y dos subsecretarias. La anterior subsecretaria, Gloria Maira, renunció con una carta a la Presidenta diciendo que era imposible llegar a acuerdos políticos con la ministra. Principalmente en el caso de la ley de aborto.

En el ministerio dicen que Pascual es una hábil negociadora, así lo hizo, por ejemplo, para la ley de cuotas para acceder a cargos públicos. Pero que también tiene un estilo de trabajo muy solitario y exigente con sus subalternos, lo que ha generado reclamos de los funcionarios. En La Moneda fue llamada al orden y el PC intenta mantener el control a través de la jefa de prensa, Danae Prado, que fue trasladada al Sernam desde la CUT, y del jefe de gabinete, Oscar Aroca, antes hombre del PC en el Mineduc.
Fuentes del partido dicen que Pascual es una de las figuras protegidas del presidente del PC, Guillermo Teillier, quien desde un comienzo levantó su nombre para que fuera la primera ministra comunista en llegar al gobierno desde 1973. Aunque la antropóloga de la Universidad de Chile no tiene tanta sintonía con los otros jerarcas de la colectividad como Lautaro Carmona o Juan Andrés Lagos, ha formado una trenza con los rostros de su generación como el ministro Marcos Barraza o el diputado Daniel Núñez. Su esposo es Javier Albornoz, quien también tiene un rol activo en el partido —es miembro del equipo constitucional — y con quien vive en una sencilla casa en La Florida.

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“Con ella nos conocemos desde hace años, allá por La Florida”, fue el comentario que hizo Michelle Bachelet cuando Claudia Pascual llegó por primera vez a integrarse al comando presidencial el 2013. A cargo de temas de género y programáticos no tardó en convertirse en una de las figuras clave del equipo de campaña.
La presidenta había sido amiga de Martín Pascual. Durante la dictadura, él fue el jefe directo de Alex Vojkovic, vocero y estratega del FPMR a mediados de los 80, y por ese entonces pareja de Michelle Bachelet. Vojkovic y Bachelet se conocieron en el departamento de Angela Jeria, la madre de la presidenta, en Escuela Militar, y luego vivieron juntos en La Florida. El 2014 cuando Vojkovic falleció —tras desbarrancar su auto en el sector de la Pirámide — Bachelet envió a la familia una tarjeta de condolencias y Martín Pascual acudió al velorio. “No podía no estar acá”, dijo a los familiares.

Claudia Pascual vivió en La Florida cuando niña, así como en San Bernardo, Maipú, y desde los 4 hasta los 11 años en la población La Bandera. Debía ir cambiándose de casa por apremios económicos y apenas veía a su padre, quien vivía clandestino. Así lo relató Martín Pascual el año pasado en un trabajo de tesis de la periodista de la Universidad de Chile Francisca Recabarren: “La Claudia no sabía todo, pero sí entendía lo que estaba pasando y sentía que ella era la que tenía que proteger. Era la mayor y pasó a ser una apoyo para su madre (Cristina Grau), fue la primera en tomar conciencia de la situación que se vivía. Por lo mismo comenzó a militar en la Jota desde la enseñanza media”.

En el PC señalan que uno de los momentos más duros de Claudia Pascual fue en 1995, cuando su padre renuncia al partido por diferencias con la dirigencia de Gladys Marín. Él era partidario de abrirse alianzas para tener representación parlamentaria, asunto resistido en el partido. La actual ministra lo pasó mal en ese período, pero decidió mantener su militancia en las juventudes. Uno de los primeros registros de prensa sobre ella data de 1997, cuando en una protesta va a la Comandancia en jefe del Ejército a regalarle un “pasaje a España” a Pinochet, para que enfrentara el juicio que se había abierto en ese país. Fue detenida junto a otros seis manifestantes. En la década del 2000 se integra al comité central. Desde allí fue adquiriendo voz y poder y fue una de las principales impulsoras de que la colectividad formara parte de la Nueva Mayoría.
Con su padre mantiene una cercana relación y hablan de política. Martín Pascual, quien durante los últimos años se ha desempeñado como director del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), desde marzo de 2014 es asesor del Ministerio de Trabajo.

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Miércoles. La ministra vuelve a dar una vocería. Tras una hora y cuarenta minutos reunida con su equipo de prensa y los asesores de la Segegob, Pascual bajó al patio de los naranjos de La Moneda. Esta vez vestida de blanco y visiblemente nerviosa, se equivoca y trastabillea. Todo se ha enredado. El caso Riquelme ha ido escalando y su versión del lunes de que los ministros no publicaron su declaración patrimonial por un error del sistema informático, fue desmentida por la ministra secretaria general de la Presidencia (s) Patricia Silva. Pascual intenta aclarar eso y responde con generalidades nuevas preguntas sobre la situación de Apablaza. Luego sobre el caso de Riquelme —quien esa misma tarde renunciaría al cargo— prefiere no opinar: seis veces repite la frase “no tenemos novedades”. Los periodistas insisten, pero ella corta la conferencia y vuelve a subir la escalera rumbo a la oficina.

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