Por María José Tapia Octubre 30, 2015

Cada dos meses, Vittorio Corbo recibe en el CEP a analistas políticos de renombre. En su calidad de investigador sénior del think tank organiza bimensualmente un seminario cerrado en que él es el encargado de abrir con su mirada económica. Luego modera el debate entre dos políticos. Como la imparcialidad es clave, trata de tener ambos enfoques en el análisis. El próximo mes recibirá a José Miguel Insulza y a Andrés Chadwick. Antes estuvieron Enrique Correa y Cristián Larroulet. “Yo expongo la parte económica y después los invito a plantear lo político y dirijo el debate”, cuenta. El resultado de la conversación se traduce en un documento que Corbo publica en la web.

El análisis técnico es su foco. De lo político se siente ajeno. Asegura que su relación con ese mundo es escasa. A Corbo le gusta su independencia. No le interesa casarse con ningún partido y no siente la necesidad de hacerlo.

“Me declaro liberal en lo económico, libertario, y una persona que no ha necesitado encuadrarse en un lado u otro”, explica.

Así confiesa nunca haber sido contactado para ocupar un cargo político. Tampoco le atrae. No es su cup of tea, dice. Pese a ello, siempre ha tenido alguna participación en los gobiernos de turno. Durante la administración Piñera, presidió el Comité Asesor de Balance Estructural, mientras que en la era Bachelet, participó en la Comisión Asesora Presidencial contra los Conflictos de Interés, El Tráfico de Influencias y la Corrupción. El ministro Valdés lo invitó recientemente a ser parte del grupo asesor en la reforma a la ley de Bancos.

Lo anterior, sin embargo, no ha sido impedimento para cuestionar la reforma laboral y la educacional en su multiplicidad de columnas. Separa la ideología de la economía, dice. No tiene agenda, salvo la de entender el problema y punto.

Pese a sus críticas, conoce de cerca al ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. Comparte la misma educación: la Universidad de Chile y el MIT. Además, fue su mano derecha, en calidad de economista jefe, cuando Corbo presidió el Banco Central. “Vittorio Corbo es una persona profunda, pragmática y muy informada. Ha trabajado en muchos temas distintos, con muchas personas distintas y desde roles y puestos de trabajo diversos. Por lo tanto, tiene una red que lo conoce de cerca. En ese sentido, es una persona conectada con diversas realidades y visiones. Creo que es fácil apreciar sus cualidades”, destaca Valdés.

Hoy Corbo aparece como el economista más influyente y poderoso del país. Su desempeño en el Central, su trayectoria, su carácter formador de los principales economistas nacionales y su calidad humana lo tienen en el podio de la profesión, no sólo en Chile, sino también a nivel mundial.

SU EXPERIENCIA CENTRAL

“He elegido al mejor de todos los candidatos posibles”. El año 2003, el ex presidente Ricardo Lagos debió enfrentar uno de los escándalos financieros más grandes de Chile. El caso Inverlink puso en entredicho al mercado de capitales local. La confianza en el país se derrumbó, mientras el presidente del Banco Central, Carlos Massad, renunciaba, tras descubrir que su secretaria había entregado información privilegiada a la corredora de bolsa Inverlink. La información fue usada para desfalcar Corfo.

En medio de la crisis del sistema y cuestionamientos a la autonomía del Banco Central, Lagos llamó a un reconocido profesor de la Universidad Católica, director del Banco Santander y consultor internacional, Vittorio Corbo (casado, dos hijos, cinco nietos). No eran cercanos. Su carácter técnico y alejado de la política partidista eran sus activos para recuperar la legitimidad del ente rector. La decisión del mandatario sorprendió.

“Es una persona profunda, pragmática y muy informada.  Ha trabajado en muchos temas distintos y desde roles y puestos de trabajo diversos. En ese sentido, es una persona conectada con diversas realidades y visiones”, dice de Corbo el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

Corbo también estaba en un problema. “Estaba hacienda muchas cosas. Me significaba renunciar a varias de ellas. Era un reto grande. Siempre defendí un Banco Central autónomo y sentí que era una irresponsabilidad no aceptar”, recuerda. “Se me pusieron muchas etiquetas, pero yo traté de hacer mi trabajo con todos los profesionales. Nunca miré el color político de nadie, sólo sus competencias”.

Entre 2003 y 2007 el Banco se fortaleció. Todos los sueldos y sus escalas se empezaron a publicar en la web, al igual que las reservas internacionales y su rendimiento. El objetivo era transparentar todo y evitar futuros accidentes. Los inversionistas volvieron a confiar en Chile.

EL FORMADOR

Economista de la Universidad de Chile con doctorado en MIT, amante de la cocina y del esquí, Corbo ha tenido un rol clave en la educación de gran parte de los economistas que toman decisiones en el país. Durante 41 años hizo clases. La Universidad de Concordia (Canadá), Georgetown (Estados Unidos), la Chile y la Católica lo tuvieron liderando sus aulas. Nicolás Eyzaguirre, Eduardo Bitrán y Ronald Fischer estuvieron en sus clases. Dirigió la tesis de Ricardo Caballero. El coordinador del área de equidad del PNUD en Chile, Osvaldo Larrañaga y el decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UC, José Miguel Sánchez, fueron sus ayudantes.

Entre 1984 y 1991 ocupó cargos ejecutivos en el Banco Mundial en Washington, invitado por quien era la economista jefe, Anne Krueger. Varios de sus alumnos fueron a hacer pasantías durante el verano. En un discurso que realizó Klaus Schmidt-Hebbel en un seminario realizado en honor a Corbo en 2011 —y que se transformará en un libro en diciembre, publicado por el Central—, justamente recordaba que Ricardo Caballero, Giancarlo Corsetti (profesor de la Universidad de Cambridge), Raúl Labán, Luis Riveros (ex rector de la U. de Chile), Patricio Rojas, José Miguel Sánchez, Andrés Solimano (ex director del Banco Mundial), Luis Servén (Banco Mundial), Rodrigo Vergara, Raimundo Soto y el mismo Schmidt-Hebbel, fueron invitados a ser parte del staff o como pasantes en el verano para trabajar en la División de Ajuste Macroeconómico y de Crecimiento que lideraba Vittorio. Otros, como Guillermo Calvo, Sebastián Edwards, Felipe Larraín y Felipe Morandé, visitaron esa división por períodos cortos de tiempos o como participantes de conferencias.

Vittorio CorboSu influencia no sólo se redujo al pregrado, su capacidad de abrirles la puerta a los chilenos para estudiar doctorados en el extranjero fue otra de sus características. Corbo fue el segundo chileno en terminar un doctorado en MIT, tras su mentor, Eduardo García D’Acuña. Según recuerda, MIT no sólo le gustó por la calidad de sus docentes, sino porque eran cursos pequeños —se admitían 25 alumnos por año— y los profesores eran muy cercanos, “de invitar a la casa”, cuenta. Su paso le abrió la posibilidad al resto. Hoy MIT tiene la escuela de business para toda Latinoamérica en Chile. Corbo es consejero.

“Vittorio fue mi gran negociador en MIT. Él ya había recomendado con éxito a su discípulo Ricardo Caballero, lo que significó a la postre, contar con un gran antecedente”, aseguró José de Gregorio en 2007, cuando lo sucedió en el Central. “Él me recomendó para postular en MIT y hacer mi doctorado en Economía”, refuerza el investigador de Clapes UC, Salvador Valdés. Hizo lo mismo con Luis Óscar Herrera, Óscar Landerretche y Schmidt-Hebbel. “Vittorio fue un formador. Fue la persona que me apoyó para estudiar afuera”, asegura el socio de de Rojas y Asociados, Patricio Rojas.

A Nicolás Eyzaguirre, en tanto, lo recomendó para Harvard. Y a Rodrigo Vergara también lo ayudó a llegar a la misma universidad.

CERCA DE LOS LÍDERES

Su paso por MIT lo tuvo en contacto con economistas de renombre. Sus profesores más influyentes fueron los ganadores del Nobel Paul Samuelson y Franco Modigliani. Compartió sala con los también nobeles Robert Merton y Robert Shiller, y conoció a los que hoy son parte de su grupo de amigos: Stanley Fischer (vicepresidente de la FED) y Hossein Askari (profesor de la George Washington University).

Su foco de estudio fue ampliándose. Sus más de 110 papers y cerca de once libros abarcan la teoría econométrica, teoría microeconómica de las funciones de producción, reformas estructurales; política monetaria; la demanda de dinero y la inflación; regímenes monetarios; crisis financieras internacionales; crecimiento de países en desarrollo, etc. En varios de ellos ha compartido autoría. Algunos de sus coautores han sido Patricio Meller, Jaime de Melo (Universidad de Genève) y James Tybout (U. de Pennsylvania).

“Lo principal de Vittorio es su trayectoria, lo que se ve en la relación que tiene con gran parte de los economistas del mundo”, destaca Patricio Rojas. “En el extranjero tiene muy buenas relaciones y se ha ganado el respeto a nivel global”, reafirma Salvador Valdés.

Su capacidad de abrirles la puerta a los chilenos para estudiar doctorados en el extranjero fue otra de sus características. Corbo fue el segundo chileno en terminar un doctorado en MIT, tras su mentor, Eduardo García D’Acuña.

Corbo asegura que los bancos centrales no lo llaman directamente para pedirle consejos. “Es muy delicado eso”, destaca. Sin embargo, su voz se hace sentir en varios de ellos. “He estado asesorando a algunos que me han invitado, pero la mayoría de los contactos lo tengo porque estoy en un Comité Asesor del FMI que tiene que ver con políticas cambiarias y monetarias en el mundo”. El economista es el único latinoamericano que conforma este consejo consultivo de ex banqueros centrales. En él también está el ex número dos de la FED, Donald Kohn, y el ex vicepresidente del Banco Central Europeo, Lukás Papademos, entre otros.

Antes de esta experiencia, le tocó ser también el primer latinoamericano en el Consejo Asesor de Economistas del Banco Mundial. Instancia que dejó hace dos años y donde compartió con el actual Nobel, Angus Deaton.

En el ámbito privado, Corbo —que ha sido director de varias empresas— se convirtió en 2011 en el primer latinoamericano en ser nombrado director del Banco Santander en España. En 2014, asumió la presidencia del banco en Chile en reemplazo de Mauricio Larraín. Sus conocedores dicen que Corbo era de hecho muy cercano al fallecido presidente del holding, el banquero Emilio Botín.

Hoy, Corbo tiene su oficina en el CEP. Optó por el think tank tras dejar el Central. Quería dedicarse más a las políticas públicas, explica. Ya no publica tanto ni recomienda tanto. Sin embargo, esa merma no le resta influencia y hoy, a sus 72 años, permanece vigente en la primera línea.

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