Por David Muñoz, Juan Andrés Quezada y Juan Pablo Sallaberry Septiembre 17, 2015

De asumir la Presidencia en marzo de 2018, Ricardo Lagos Escobar tendría 80 años recién cumplidos. Rompería el récord de ser el presidente con mayor edad en llegar al cargo, título que hoy posee Ramón Barros Luco, quien asumió con 75 años, en 1910.

De asumir la Presidencia en marzo de 2018, Marco Enríquez-Ominami tendría 44 años. Sería el presidente con menor edad en llegar al cargo en los últimos 150 años, sólo superado por los primeros mandatarios de inicios de la República.

Son los dos polos opuestos de la centroizquierda, las dos almas que dividen al sector. Uno es la figura emblemática de la ex Concertación. El otro se ha mantenido marginado de la Nueva Mayoría, pero siempre tentado de entrar a ella. Uno es abogado, economista, académico y ex jefe de Estado. El otro cineasta, ex diputado y dos veces candidato presidencial. A uno se le reconoce como un estadista que piensa a largo plazo, pero se le critica ser soberbio y representante de un modelo antiguo. El otro se destaca por su espíritu crítico e ímpetu reformista, pero aún le pesa la fama de díscolo. Uno se muestra enérgico participando en varias actividades públicas a la semana. El otro se dejó las canas y limita sus intervenciones sólo para referirse a los grandes temas país.

Lideran las encuestas. En el estudio de esta semana del CEP se encuentran en la cima entre los políticos mejor evaluados, con sólo un punto de diferencia, apenas en el margen de error: Lagos 41 puntos de aprobación y Enríquez-Ominami, 42. Sus nombres se instalaron fuerte en los pasillos del poder como las cartas más probables para representar al progresismo en las elecciones de 2017.

El choque entre ambos es cuestión de tiempo. Porque hay una cosa clara para el mundo político: los dos no caben como abanderados en la misma coalición. Son figuras antagónicas, estilos e idearios que se enfrentan y repelen y que representan a las dos izquierdas que hoy conviven en el oficialismo. Si Lagos finalmente da el salto para postular nuevamente a La Moneda y si Enríquez-Ominami llega a un acuerdo con la Nueva Mayoría para competir en primarias, cada partido del bloque deberá tomar una difícil decisión, sobre cuál sería el mejor candidato y cuál sería el mejor presidente.

Para los cercanos a Lagos, la idea es que entre los ciudadanos se instale una discusión sobre “orden versus desorden” o “estadista versus populista”. Para los cercanos a ME-O, en cambio, lo conveniente es que ambos se enfrenten en la disyuntiva “pasado versus futuro” o “tradición versus cambio”.

La clave será cómo se desarrolle el debate presidencial. Para los cercanos a Lagos la idea es que entre los ciudadanos se instale una discusión sobre “orden versus desorden” o “estadista versus populista”, donde el ex Presidente podría surgir como la figura transversal para superar la crisis política que atraviesa el país. Para los cercanos a ME-O, en cambio, lo conveniente es que ambos se enfrenten en la disyuntiva “pasado versus futuro” o “tradición versus cambio”, donde el líder del PRO podría perfilarse como el rostro de la renovación.

Consultado sobre una eventual competencia entre ambos, Enríquez-Ominami señaló a Qué Pasa: “Lagos tiene la estatura para ser presidente del mundo y nunca nadie en Chile podrá estar a la altura de esa aspiración, pero hoy la centroizquierda necesita un líder que se ponga el overol y dirija la campaña municipal del próximo año con las banderas del cambio. Las respuestas que él aplicó como presidente el 2000 no sirven hoy”.

“Lagos tiene la estatura para ser presidente del mundo (...) pero hoy la centroizquierda necesita un líder que se ponga el overol y dirija la campaña municipal con las banderas del cambio. Las respuestas que él aplicó como presidente el 2000 no sirven hoy”, dice Enríquez-Ominami a Qué Pasa.

Lagos, en tanto, ha repetido en público y en privado que su interés es evitar que la inestabilidad política sea caldo para aventuras populistas. En su círculo ha apuntado específicamente contra la figura de Marco Enríquez. Para el analista político Eugenio Tironi, “Lagos es el candidato más joven, en el sentido que es el más novedoso en irrumpir en esta carrera. Sus temas, la organización del territorio, la gobernanza, la marihuana, la nueva Constitución, son innovadores, no se pueden encasillar como agenda del pasado. Lagos es un liderazgo republicano y no tiene que dar cuentas a nadie de que va a asegurar un buen gobierno. Marco Enríquez en cambio tiene que demostrar que es una figura confiable”.

El quiebre total

No se hablan desde hace años. A fines de los 80, un joven Marco recién llegado del exilio le decía “tío” a Lagos. Con sus padres, Carlos Ominami y Manuela Gumucio, solían visitar a Ricardo Lagos y Luisa Durán y ambas familias veraneaban juntas en la Cuarta Región. Desde el Partido Socialista, Ominami era el brazo derecho de Lagos, trabajó junto a él en las primarias de 1993 y luego llegó a ser su jefe de campaña en las presidenciales de 1999.

MEOEntonces se produjo el quiebre. Ominami fue el cerebro de la estrategia de la primera vuelta e incorporó al comando a su esposa y a su hijo, quien como realizador audiovisual participó en el diseño de la franja presidencial. Detrás de la mano de ellos estuvo el primer eslogan, “Mañana será otro Chile”, que generó anticuerpos en sectores de la Concertación porque acusaban que le daba la espalda a lo realizado por los anteriores gobiernos de la coalición. Entonces la centroizquierda se dividía entre los “autocomplacientes” y los “autoflagelantes”, y el tenor de la campaña laguista se inclinó en favor de estos últimos. Sin embargo, Lagos sólo superó por 30 mil votos al UDI Joaquín Lavín en primera vuelta.

Ante el riesgo de perder la elección, Lagos dio un golpe de timón y sacó al clan de Enríquez-Ominami del comando. Sin conversarlo con su amigo, dio un giro en 180 grados a la campaña e incluyó a Eugenio Tironi como jefe comunicacional para la segunda vuelta, y a la ex ministra DC Soledad Alvear como figura estrella. La idea: acercarse a los votos de centro y mostrar una postura más dialogante y moderada. Marco Enríquez dio una entrevista declarando que no votaba por Lagos, sino contra Lavín, lo que irritó al candidato.

Tras el triunfo, las relaciones ya estaban cortadas. Enríquez se volvió una figura crítica de la administración de Lagos. El cineasta se negó a integrar el gobierno y junto a colectivos de artistas e intelectuales cuestionaban el conservadurismo del Ejecutivo. Entonces comenzó a preparar su premiado documental Chile, Los héroes están fatigados, lanzado el 2002, que exhibía el desgaste de los viejos líderes políticos de izquierda y cómo transaban sus ideas. Aunque todos los fundadores de la Concertación aceptaron ser entrevistados, Lagos fue el único que rechazó varias veces recibirlo.

Tras dejar el mando, Lagos fue duro con quienes consideraba los parlamentarios díscolos de la Concertación, apuntando a Enríquez, quien fue diputado PS entre 2006 y 2010 por el distrito de Quillota y La Ligua, y también fustigó el escándalo de los Programas de Empleo que salpicaba al parlamentario.
Aunque Ominami y Lagos volvieron a retomar contacto con los años. Con Gumucio y Enríquez la herida fue irreparable. En 2009, dando cuenta de la tensión, Luisa Durán declaraba sobre la primera incursión presidencial del ME-O: “Para ser presidente se necesita experiencia, no haber ido al teatro, no haber hecho una película (…) él no pierde oportunidad de ofender a Ricardo”.

 

El dilema de la izquierda

Lagos“Aprendí hace mucho tiempo que era mucho más fácil invitar a los ciudadanos y a las ciudadanas a decirle que no a Pinochet, para que se acabe la dictadura, que golpear una puerta para pedirles que voten por mí. La política es la menos humilde de las profesiones: yo pido que vote por mí porque creo que sé mejor que usted qué hay que hacer para que Chile mejore. Lo único que pido es que cuando uno hace eso, tiene que creérselo (…) yo me creo lo que hemos hecho y lo que podemos seguir haciendo. Por eso estuve contento de esta invitación y les agradezco la paciencia”.

“La política es la menos humilde de las profesiones: yo pido que vote por mí porque creo que sé mejor que usted qué hay que hacer para que Chile mejore. Cuando uno hace eso, tiene que creérselo (…) yo me creo lo que hemos hecho y lo que podemos seguir haciendo”, dijo Lagos ante la comisión política del PPD.

Aunque se trata de las palabras finales del ex presidente Ricardo Lagos a puertas cerradas con la comisión política del PPD, el lunes pasado, varios dirigentes lo leyeron como un primer paso. Más que una disposición o un anuncio, los dirigentes encontraron una “convicción” en el ex presidente.

“Que nadie se pase películas, las películas todas a su tiempo”, había dicho antes a la misma audiencia. Fue el vicepresidente del PPD, René Jofré, el que más cerca estuvo de pedirle una definición presidencial. “Necesitamos de su liderazgo”, le manifestó el dirigente.

El gesto, aunque individual, se convirtió en una posición partidaria: la comisión política aprobó la idea de “mantener este diálogo en forma permanente con el ex presidente Lagos en la perspectiva de ir mirando y analizando los temas de futuro de nuestro país”.

Más allá de este primer acercamiento, el ex presidente ha despertado intereses transversales en la Nueva Mayoría, siendo el PS y el PPD el espacio donde naturalmente ha crecido su base de apoyo.

Además, la última encuesta CEP arrojó un escenario nuevo: después de mucho tiempo aparecía un liderazgo capaz de ofrecerle competencia real a Marco Enríquez-Ominami, quien había capitalizado altos niveles de aprobación. Hasta hace unos meses, en el PS se hacían simulaciones electorales en las que, salvo ME-O, ninguna de las alternativas del bloque oficialista derrotaba a Piñera en una eventual segunda vuelta en 2017.

El dato ha instalado un verdadero dilema en la centroizquierda.

Consciente de este cuadro, ME-O ha buscado capitalizar ese espacio tejiendo finas y silenciosas redes en el oficialismo, para tomar ventaja en este verdadero juego de póquer.

Sus primeros pasos han estado naturalmente cargados a la izquierda del bloque.

Hace algunas semanas el presidente del MAS, Alejandro Navarro, se lanzó en una cruzada para intentar convencer a sus pares en la coalición de que ME-O debe competir en las primarias oficialistas. Incluso ha ofrecido presentarlo como carta presidencial de su partido, idea que seduce a un amplio sector del PPD —liderado por Guido Girardi y el ex vocero de gobierno Francisco Vidal—, a la dirigencia del PC, el PR y a uno que otro socialista, pero genera amplio rechazo en la DC.

“Hay otros partidos políticos y está el propio ME-O con el PRO, y todo aquel que quiera sumarse. Si hay otros actores interesados en un programa común hacia el futuro, estamos dispuestos a conversar”, dijo a principios de mes el presidente del PC, Guillermo Teillier.

En otro tono, el secretario general del PR, Patricio Tombolini, ha promovido activamente la idea de que el partido termine apoyando a Enríquez-Ominami.

En tanto, en el PS el dilema se instala en el corazón de la mesa directiva, donde Lagos comparte alta valoración pública junto a la presidenta del PS, Isabel Allende (quien también obtuvo 41 puntos en la CEP).

Si bien la senadora ha transmitido hasta ahora que su principal ocupación hoy es la conducción del PS y cerrar filas con la presidenta Bachelet, en su entorno señalan que en su fuero interno se siente capacitada para intentar llegar a La Moneda. Pero le complicaría enfrentarse a Lagos, en quien ve un liderazgo sólido, visión que es compartida por sectores que aglutinan a figuras de la extinta Concertación.

Camilo Escalona, oponente a la mesa que preside Allende, no tardó en valorar el liderazgo de Lagos, mientras que el ex presidente del partido Osvaldo Andrade, pese a haber capitalizado acercamientos con ME-O durante su gestión, ha transmitido que el PS debe apoyar al candidato mejor posicionado del sector.
Otro problema para Allende será convivir con sectores de su partido con los que pactó para llegar a liderar el PS, que son más cercanos a ME-O. Varios diputados socialistas incluso han participado con el líder del PRO en cruzadas proasamblea constituyente y lo han invitado al Congreso.

En el PPD, si bien la señal del lunes fue leída como una “entrega total” a la opción de Lagos —y el lote de la G-90 ve en él una oportunidad de renacer— está lejos de existir un apoyo transversal. A la cita con el ex presidente se restaron varias figuras emblemáticas, entre ellas, el propio Girardi, quien ha manifestado sus aprensiones con el ex mandatario. El senador y su entorno reconocen que el ex presidente ofrece garantías de liderazgo, pero su mirada política no convence del todo al mundo más de izquierda PPD, como sí lo hace Enríquez-Ominami. Pese a ello, dicen en el PPD, nunca se ha escuchado a Girardi decir algo a favor de ME-O en instancias partidarias.

En contra de Lagos juega la sensación oficialista que, como en 2008, el ex mandatario no estaría dispuesto a medirse en primarias.

Aunque en principio hasta las mesas partidarias había llegado este mensaje en los últimos meses, el escenario ha ido cambiando.

“Lagos quiere ser candidato”, advierte un alto dirigente oficialista que ha conversado con él y también ha recibido el mensaje de que estaría disponible para competir en primarias, de ser necesario.

Esta vez, eso sí, las condiciones irían por otro carril: en la cita de Lagos con el PPD del lunes la comisión política acogió como acuerdo partidario la reinscripción completa de sus militantes. El partido había demorado meses en adoptar una posición en el tema, pero tras la insistencia de Lagos en el encuentro, se zanjó de inmediato. El ex presidente ha mandado insistentes mensajes al resto de las colectividades oficialistas de que la ley de partidos políticos debe ser prioridad y que la principal señal a la ciudadanía debe ser la reinscripción de su militancia.

Incluso, cuentan en el bloque que hace unos meses, en medio de la crisis política instalada por los casos Penta y SQM, Lagos promovió la idea de que los propios partidos informen y denuncien sus casos de financiamiento irregular de campañas, como señal de probidad.

Si bien esta idea fue desechada al interior de los partidos, la influencia de Lagos ha ido creciendo, permeando con fuerza en las últimas semanas en la DC, colectividad donde lentamente perciben que al igual que en la elección pasada, podría llegar sin un liderazgo claro y competitivo a las primarias oficialistas. La figura de Lagos surge como un antídoto natural frente al jefe del PRO, quien ostenta una férrea oposición en la colectividad. En el partido aún no olvidan, principalmente entre el sector de los “príncipes” de Ignacio Walker y los “guatones” de Gutenberg Martínez, que la candidatura de Enríquez-Ominami haya sido el detonante de la derrota presidencial de 2009.

 

Animales políticos

El viernes pasado, sentado en una sala de espera en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, Enríquez-Ominami siguió en su teléfono la presentación de la encuesta CEP, que lo ubicó como el político mejor evaluado. Esperando conectar un vuelo a París, ciudad donde vivió hasta los 12 años, comenzó a conversar —a través de WhatsApp— con su equipo más cercano del PRO, liderado por su presidenta, Patricio Morales, amigos, periodistas, familiares y también con algunos dirigentes de la Nueva Mayoría. “Estoy feliz”, repitió a todos.

La conclusión estaba clara: los problemas judiciales del ex secretario general del PRO y estrecho colaborador ME-O, Cristián Warner —cuya empresa de comunicaciones emitió 34 boletas a SQM Salar por un monto total de $ 362 millones y por otros $ 30 millones a Copec— no le habían hecho daño hasta el momento.

A esa misma hora, Lagos respondía un mail al abogado constitucionalista Fernando Atria, quien recién había renunciado al proyecto TuConstitución —para recoger ideas para elaborar una nueva Carta Fundamental—, dejando entrever que Lagos era hoy candidato presidencial. “En el último tiempo ha asumido una posición política que se diferencia considerablemente de la que tenía cuando me invitó, en el sentido de que se le imputan a usted intenciones y expectativas que son, ahora, novedosas”, señala Atria en el correo electrónico. El ex presidente respondió al abogado —con copia a todos los integrantes de TuConstitución— rechazando sus imputaciones: “No he asumido ninguna posición política distinta. Sigo siendo un ex presidente. Sigo siendo el que siempre he sido, un ciudadano interesado en asuntos públicos”.

Aunque Lagos no ha declarado tener una intención presidencial, ME-O, quien comienza a abrirse paso en La Nueva Mayoría, sabe que él puede convertirse en su rival más difícil. Por ello ya ha delineado un diseño para enfrentarlo: decir que Lagos es el candidato de la vieja Concertación, el candidato de los empresarios y de los poderes fácticos. La tesis que manejan los asesores del ex diputado socialista es que el ex mandatario está tratando de instalar la idea de desgobierno y ausencia de liderazgo. Eso explicaría la visita a La Moneda a reunirse con Jorge Burgos y sus recientes entrevistas.

En tanto, en el círculo de Lagos —que integra el sociólogo Ernesto Ottone— han señalado que una figura como ME-O podría agravar la crisis actual y que un candidato que aspira llegar a La Moneda debe tener equipos sólidos y apoyo en los partidos.

La contienda ya comenzó. ME-O se prepara para una campaña que, en el terreno programático e intelectual, será más compleja que las dos anteriores en que ha participado. El miércoles se reunió con el titular de Economía francés, Emmanuel Macron, quien es el ministro más joven del gobierno galo y a quien ME-O sigue la pista muy de cerca. Los críticos de izquierda le tachan de “liberal” por su reciente ley para modernizar la economía. En una reciente entrevista a El País, Macron dijo que él está para reformar y para influir en la “transformación ideológica” de la izquierda: “Ser de izquierdas, socialdemócrata, es poder modernizar la economía”, añadió en la entrevista Macron, quien se comprometió a ayudar a Enríquez.

También tenía previsto hablar de seguridad ciudadana con la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo. La semana pasada, el líder del PRO tampoco estuvo en Chile, sino en Argentina donde se reunió con dirigentes del kirchnerismo y con un amplio grupo de chilenos que viven en Buenos Aires. Los próximos destinos de ME-O son Rusia y México, además de una gira por algunas regiones de Chile.

Lagos, en tanto, durante las últimas semanas ha tenido una agenda mucho más activa que de costumbre y un rol protagónico en diversos temas de la contingencia. El martes pasado publicó en el diario El País una carta escrita en conjunto con Eduardo Frei, en la que critican al gobierno de Nicolás Maduro y rechazan con fuerza la condena al líder opositor Leopoldo López y a sus cuatro acompañantes. El lunes 7 participó en un homenaje a la fallecida periodista Raquel Correa, donde recordó el famoso episodio de “el dedo de Lagos” y se preguntó “¿Cómo nos interpelaría Raquel Correa a cada uno de los que hemos tenido responsabilidad política respecto de esto que está ocurriendo?”. En octubre hará una pausa en su agenda pública para partir, como todos los años, a dictar clases a Estados Unidos.

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