Por Juan Andrés Quezada Enero 15, 2015

“Somos el principal partido del gobierno de Bachelet”, dice -en varios pasajes de la entrevista- el senador Jorge Pizarro (62), quien busca dirigir a la Democracia Cristiana hasta marzo del 2017. Para ello, ya cuenta con el respaldo de su sector -la llamada disidencia DC- conformado por Aldo Cornejo, Yasna Provoste y Gabriel Silber, entre otros, y de referentes del partido, como Eduardo Frei y Mariano Ruiz-Esquide. No obstante, sigue en conversaciones con el bloque que hoy lidera la colectividad -integrado por  Gutenberg Martínez, príncipes y ex colorines- para buscar un acuerdo más amplio de cara a la  elección del domingo 29 de marzo.

“Estamos en pleno proceso de diálogo y espero que a fines de enero presentemos una propuesta contundente y un equipo mayoritario. Veo muy buen ánimo en los dirigentes y militantes del partido, porque todos nos damos cuenta que en los años que vienen la DC tiene que jugar un rol más preponderante y, mientras más unidad interna exista, mejor”, dice Pizarro, desde el Senado en Valparaíso, durante un break de la votación del cambio al sistema electoral binominal.

-¿Cómo  evalúa la gestión de Ignacio Walker?
-El año pasado, durante el primer año de Bachelet, el partido trató de asumir un rol de articulación y de aporte a la implementación del programa de la Nueva Mayoría, pero tuvo muchas dificultades con el gobierno y diferencias con las otras fuerzas, pero que hoy se han ido superando y creo que existe un trabajo más afiatado.   

-¿Usted apuesta por una candidatura continuista o más rupturista?
-La DC se va a ver enfrentada en los próximos años a desafíos políticos, electorales e internos muy grandes y, porque somos el principal partido del gobierno, nuestro compromiso es potenciar y respaldar su agenda. Formamos parte de una coalición política que se está asentando, y si hacemos bien las cosas, tendrá una proyección mucho más allá en el tiempo. Pero todo eso debemos hacerlo desde la impronta democratacristiana, desde nuestra visión humanista cristiana, que es la que enriquece la visión de la Nueva Mayoría. Junto con ello, necesitamos transformarnos en un partido moderno, eficiente, dialogante, con capacidad de tomar decisiones que puedan ser ejecutadas de manera oportuna y eficaz y eso requiere de una conducción distinta, con mucho sentido unitario, y representativa de las distintas visiones y realidades del partido.

-Algunos le han pedido a Gutenberg Martínez que sea su competidor, ¿le incomodaría enfrentarse a un ex aliado?
-Todas las competencias dentro de nuestro partido son sanas y a la larga positivas. Por ejemplo, la candidatura de Ricardo Hormazábal, que es el único que ha expresado que será candidato, me parece muy potente. Él es un ex parlamentario, ex presidente del partido y con una larga trayectoria.

-Esta elección podría ser comparable con la de Martínez y Krauss en 1997, por la relevancia que significan las dos visiones en juego: una más de izquierda y otra más moderada. ¿Comparte ese análisis?
-No coincido con esa visión o con esa suerte de caricatura que se hace, en que unos son de aquí y otros son de acá. Nadie duda en la DC que nuestro espacio político es la centroizquierda, que somos el principal partido de gobierno y que tenemos un compromiso con los ciudadanos que votaron por Bachelet. Y nadie duda que la DC debe jugar un rol de mayor liderazgo en la Nueva Mayoría.

-Es conocida su cercanía con Bachelet, ¿esto le juega a favor o en contra?
-Mientras más clara, precisa y de más confianza sea la relación con el gobierno, mejor. Lo cortés no quita lo valiente, porque cuando se toman decisiones complejas, las confianzas entre los distintos actores de una coalición son fundamentales, y yo creo que todos debemos ir tras ese objetivo. La presidenta Bachelet tiene la capacidad y experiencia para ir liderando este proceso, que no sólo permite implementar su programa, sino que potenciar un acuerdo político programático más allá del 2017.

-¿De ser electo presidente del partido, usted se la jugará por un candidato presidencial propio?
-La DC debe llevar candidato presidencial y trataremos que ese candidato se transforme en el candidato único de la Nueva Mayoría.

-Pero se ven pocos liderazgos fuertes hoy en la DC, a tres años de las elecciones…
-Tenemos varios candidatos potenciales, hombres y mujeres que han tenido una labor destacada en el gobierno, el Parlamento, municipios u otros ámbitos de la vida pública y que se pueden potenciar. No estoy de acuerdo en definir candidaturas y nombres ahora, porque no me gustaría que a este gobierno le pase lo que le pasó al presidente Piñera, que a los seis meses de gobierno tenía a seis candidatos presidenciales en su gabinete, lo cual significó que cada uno empezó a manejar su agenda propia y el gobierno se fue diluyendo.

-¿Usted sería partidario de que ME-O compita en las primarias de la Nueva Mayoría?
-Nosotros tenemos hoy un proyecto político compartido por todos los partidos que integran la Nueva Mayoría…

-¿O sea, no sería partidario de dejarlo competir?

-Yo entiendo que Enríquez-Ominami tiene un proyecto distinto, personal, que ya se lo ha presentado al país varias veces y que no tiene nada que ver con nosotros.

 

 

"Andrés Velasco recibió un torpedo bajo la línea de flotación, directamente a su idea fuerza, que era la defensa de las buenas prácticas en política. Con lo que ha salido, hay una contradicción más que evidente con su propuesta, y sus explicaciones hasta ahora no han sido suficientes"

 

"EL CASO PENTA AFECTA A TODO EL SISTEMA POLÍTICO"

-Esta semana el secretario general de la UDI, Javier Macaya, recordó el acuerdo Lagos-Longueira, que en su momento fue un salvavidas para la Concertación, ¿cree que el gobierno debería tenderle una mano a la UDI?
-El caso Penta es grave, por lo que implica para un partido como la UDI y para las personas que están envueltas en esa situación y que la justicia determinará sus responsabilidades. Pero es grave también para el sistema político, porque producto de esto se genera una desconfianza y una falta de credibilidad mayor en el funcionamiento del sistema político y en el rol de los actores políticos. Me refiero a partidos, parlamentarios, autoridades de gobierno y todo lo que significa el aparato público. La gente no distingue, piensa que todos los políticos son lo mismo y que todos hacen lo mismo y eso es muy delicado.

-¿Ha socializado este análisis con el resto de los senadores?
-Sí, y en una crisis grave como esta, todos debemos aportar con generosidad nuestro grano de arena para buscar una solución definitiva al financiamiento de la política, y mientras más transparente sea  y más autonomía puedan tener los actores políticos del poder económico y del mundo de los negocios, mejor.

-¿A qué se refiere a actuar “con generosidad”?
-En buscar un acuerdo que permita transparentar la relación y el financiamiento de la política. En eso hay que ser superabierto, transparente y generoso, porque cambiar las reglas del juego significa igualar la cancha, y hoy los que tienen acceso a mayores recursos tienen mayores ventajas al momento de competir. Renunciar a eso a algunos les va a costar, pero aquí lo que importa es generar condiciones para garantizar la estabilidad política, social y económica del país y fortalecer nuestra democracia dándole mayor legitimidad y credibilidad.

-La ministra Rincón analizó esta semana el tema con la Nueva Mayoría,  ¿ve un acuerdo a corto plazo?
-Yo estoy convencido que hay que hacer ese acuerdo. Esta es la oportunidad de establecer una forma nueva de organización de los partidos en Chile, con fiscalización y  control de los recursos que les entregue el Estado, y también de regular las campañas, disminuyendo el gasto y otorgándole facultades al Servel, que hoy no cuenta con capacidad de fiscalización y, lo que es más delicado, no tiene capacidad de sanción.

-Otro de los involucrados en el caso es Andrés Velasco, ¿cree que podrá salir adelante y mantener su opción presidencial?
-Velasco, quien aparte de ser un economista de primer nivel es un hombre talentoso y serio, recibió un torpedo bajo la línea de la flotación, directamente a su idea fuerza, que era la defensa de las buenas prácticas en política. Con lo que ha salido, hay una contradicción más que evidente y sus explicaciones  hasta ahora no han sido suficientes.

-Hace algunos meses se rumoreó que había un senador de la Nueva Mayoría involucrado en el caso Penta y, a nivel de rumores, surgió su nombre, ¿lo descarta completamente? 
-Yo no tengo absolutamente nada que ver con el caso Penta. Los rumores han dado para todo, porque, primero, la estrategia de los involucrados fue tratar de empatar e involucrar a otros para decir “mal de muchos, consuelo de tontos”.

-¿Cree que el ministro Undurraga debería salir en un próximo cambio de gabinete?
-La presidenta es quien nomina a sus hombres y mujeres de confianza y ella decidirá  quiénes han hecho una buena gestión para mantenerlos y quienes han hecho una mala gestión para hacer ajustes.

"NO HAY QUE CONFUNDIR NUEVA CONSTITUCIÓN CON ASAMBLEA CONSTITUYENTE"

-Usted comentaba que el 2015 es un año clave para el gobierno, ¿por qué?
-Porque es el año que tenemos que terminar de implementar las reformas que han generado mucho ruido e incertidumbre en algunos casos, y porque es el año en que el gobierno tiene que usar su impulso para implementar el grueso de programa. En un periodo presidencial corto, después de los dos primeros años vienen las concreciones de las medidas, me refiero a los proyectos de infraestructura en materia hospitalaria, obras viales, reactivación de la economía, planes sociales... También porque será fundamental terminar los proyectos educacionales para pasar a la educación pública, que es lo que nos importa a todos.

-Usted ha sido crítico a los defensores de la Asamblea Constituyente, ¿cree posible una nueva Constitución?
-Yo creo posible una nueva Constitución, pero no hay que confundir nueva Constitución con Asamblea Constituyente. Hoy, por ejemplo, estamos avanzando en una propuesta de descentralización de las regiones a través de la elección directa de intendentes, otorgándoles facultades políticas, administrativas y financieras, que significa un cambio profundo al régimen del Estado de Chile. Pero ese es un cambio que lo estamos haciendo en el Congreso y no es necesario hacer una asamblea. Y cuando hay acuerdos suficientes para hacer reformas constitucionales, por qué no hacerlas inmediatamente con el Congreso que hoy tenemos. Es perfectamente posible.

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