Por Juan Andrés Quezada Diciembre 23, 2014

“Soy su primo y soy parte de su fundación (Progresa). Esos son los únicos cargos que tengo en el equipo de Marco, ya que todavía no me repongo de mis traumas sufridos durante mi militancia en época estudiantil”, advierte Rafael Gumucio desde su oficina en la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, repleta de libros, pruebas, papeles, CDs y casetes. Pese a esta precisión, el escritor es la única persona que ha acompañado a Enríquez-Ominami desde que se inscribió en el Partido Socialista, a principios de los años 90 hasta hoy, años en que trabajó en la campaña de Lagos, fue diputado, fundó el PRO y compitió en dos elecciones presidenciales, obteniendo en ambas el tercer lugar.

“El tiempo ha madurado mucho a Marco, pero también le ha enseñado a la Nueva Mayoría a despercudirse, a moverse hacia los lados y a chasconearse”, señala el escritor.

-¿En qué lo notas más maduro?
-En que le ha ido tomando el peso a lo que significa ser presidente de Chile. Veo que se prepara con mucha intensidad y se está tomando mucho tiempo para escuchar. Tiene más juicio y menos prejuicios. Yo he descubierto que el tiempo y ritmo de los otros no siempre son los tuyos y a veces hay que respetar el tiempo de los demás…

-A su juicio, ¿el próximo período presidencial sería el tiempo de Marco?
-Todo indica que el destino de Marco es tener un rol  más relevante. Nosotros esperábamos que la cosa fuera más lenta, que la próxima elección volviera a ser de prueba, pero todo indica que no. Marco resultó ser la persona que tenía el discurso correcto justo en este momento. Él representa hoy a todos los que pensamos que las reformas de Bachelet son esenciales e importantes para Chile, pero que están muy mal hechas, a este gobierno le falta esa mezcla que Marco tiene de ingenio y audacia.

-¿Qué opina de su acercamiento a la Nueva Mayoría?
-Siempre he sido el marquista más concertacionista, es decir, siempre he creído que una gran fuerza de centroizquierda tiene que gobernar. Además, siempre he sentido que Marco es parte de esa familia, bueno, y lo es por todos lados. Por ello, creo que este acercamiento es muy bueno y se ha dado en el momento más adecuado.

-¿Cuál sería ese momento adecuado?
-Se produjo a partir de temas programáticos y no de intereses propios. Lo que ha ido ocurriendo es que yo siempre conocí a una persona distinta a la imagen pública que Marco mostraba, y con el tiempo esa persona desconocida para los políticos y la gente se ha ido revelando más. Marco fue el más cercano a mi abuelo, Rafael Agustín Gumucio (DC y MAPU), el más cercano a nuestra familia, el más preocupado, el que uno llamaba cuando se necesitaba trasladar a una tía a un hogar de ancianos… Nunca lo vi como una persona soberbia o creída, vanidoso sí, porque en nuestra familia somos todos vanidosos, pero no era el más ególatra. Entonces, siempre le decía que la gente conociera más esos aspectos y no se quedara con ese joven incendiario, rebelde.

-¿Crees que eso le ha jugado en contra?
-Es parte de su personalidad, pero ahora se ha ido conociendo otro lado más genuino de él y que no ha tenido que fabricarse, una personalidad más DC de Marco, por decirlo…

-Como miembro de la Fundación Progresa, fue uno de los convocados por Marco para planificar el 2015. ¿Cuál fue su aporte?
-Creo que lo que ha hecho este año es lo que tiene que seguir haciendo. No sabemos bien cómo será el panorama del 2015. Tengo la impresión que la derecha está apostando al desastre total de Bachelet y que es una muy mala apuesta, porque no creo que su gobierno termine en un desastre. Tampoco creo que termine en un éxito total. Viendo las reformas tal como están, yo no veo un Transantiago por venir, tampoco una salvación in extremis de ella como en su período anterior. Yo creo que la presidenta y la economía terminarán  con cifras modestas de respaldo.

-¿Teme que Marco pueda cometer algún error no forzado en estos años que lo devuelva a los segundos lugares?
-Estar en el primer lugar tan pronto es una situación delicada. Los ciclistas de ruta siempre buscan que haya otro que los anteceda para que el viento no les llegue de frente y en la última curva pasarlo. Pero Marco lleva tanto tiempo en esto, que creo que es la consolidación de un lugar. No sé si esto signifique que va a ganar las próximas elecciones, pero sí que está tomando un lugar en la política chilena y eso es más valioso que ganar o perder.

-¿Por qué es peligroso el primer lugar?
-Siempre puede surgir desde un cura de Catapilco -y van a surgir- a un nuevo Franco Parisi que irrumpa en una elección.  Como están hoy las cosas, el horno está para bollos, quiero decir que hay condiciones para que surjan vendedores de pomadas, mesías o candidatos partidarios del orden… El horno va a estar bullente de personalidades estrambóticas que van a salir a buscar sus votos. Pero creo que lo que construyó Marco es un lugar, una identidad. Ya nadie puede decir “Marco es una novedad”.

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