Por Juan Andrés Quezada Diciembre 18, 2014

© Marcelo Segura

"Esta desaceleración ha sido más profunda y prolongada de lo que se previó en enero de 2014. Pero ya tocamos fondo en el tercer trimestre y ya se nota una moderada recuperación, que será la base para que en 2015 alcancemos un crecimiento mayor al de 2014. ¿Esto nos deja conformes? No, todavía no"

No fue una semana fácil para el ministro de Hacienda, Alberto Arenas (49). Quizás tampoco lo ha sido el año. Luego de debutar a la cabeza de las finanzas públicas en marzo, el economista -reconocido como uno de los hombres más cercanos a la presidenta Michelle Bachelet- ha debido sortear críticas desde todos los sectores. Incluso desde la Nueva Mayoría.

La forma cómo se presentó la reforma tributaria, promulgada el 26 de septiembre, produjo un divorcio con el mundo empresarial. Muchos lo culparon a él como el artífice de haber paralizado la inversión en el país a niveles que no se veían desde la crisis asiática. Los empresarios no le tienen confianza y lo han dejado solo, aseguran sus más férreos detractores.

Otros, aún más duros, lo han tildado como el responsable de los malos resultados que exhibe la economía local, para la cual se proyecta un 1,7% de crecimiento durante 2014, según los últimos reportes del Banco Central, entregados a inicios de esta semana.

De todo ello está consciente el titular de Hacienda. Sabe que su debut no ha sido fácil, pero está confiado en que podrá revertir la relación dura y áspera que tuvo con el sector privado durante los primeros seis meses. Para él, según sus palabras, no existe desarrollo económico sin el rol fundamental de los privados y ese será su mensaje en este nuevo tiempo, de mayor diálogo y espíritu conciliador.

También sabe que su imagen de hombre duro abunda en la opinión pública. Su baja evaluación positiva en la última encuesta CEP (23%) contrarresta con el buen ánimo que exhibe en su despacho, en el piso 12 de Teatinos 120. Incluso, a pesar del recorte en las estimaciones de crecimiento para 2015 publicadas el lunes por el Banco Central, lo cual lo aleja de su meta de llegar a un crecimiento cercano al 4,3% durante el actual mandato, se da el tiempo para bromear y pedir una selfie. Arenas, el hombre responsable de financiar el ambicioso programa de gobierno de Bachelet, sigue siendo un “cauteloso optimista”.

-¿Cuál es el balance de su primer año como ministro de Hacienda?
-Cuando hago el balance, digo que estamos creciendo. Creciendo lento, y somos cautelosamente optimistas, pero no estamos conformes con la cifra. No estamos conformes con el actual crecimiento, porque existe una brecha entre el crecimiento potencial de Chile y el que estamos teniendo. Y claramente mi meta es que la economía chilena avance sostenidamente hacia una recuperación y alcance un crecimiento en torno al PIB potencial y no voy a descansar hasta lograrlo. Ese es mi objetivo y lo he dicho desde el primer día. También he dicho que nos encontramos con una economía desacelerada, que tocamos fondo durante el tercer trimestre de 2014, y de ahí en adelante veremos una moderada recuperación. El balance es que la tarea no ha sido fácil, pero hemos sabido combinar el avance tanto en las políticas macroeconómicas como en el diseño de políticas públicas tan importantes como la reforma tributaria, que nos ha permitido entregarle seguridad al financiamiento de nuestro programa de gobierno.

-Este año se partió diciendo que creceríamos al 3,5%. Luego, bajó al 3,2% y ahora el Banco Central nos dice que creceremos apenas un 1,7%. ¿Qué pasó?
-Pasó lo mismo que pasó en la economía mundial. Todas las estadísticas que se dieron sobre la zona euro, y también para nuestra región, todas esas proyecciones han sido modificadas a la baja. Lo que se proyectaba para América Latina era un crecimiento del 4%. Hoy esa cifra bordea el 1%. Ese es el ajuste que ha habido de las proyecciones. Ciertamente nosotros proyectábamos un crecimiento mayor, y las proyecciones del mercado y de distintos organismos, entre ellos el Banco Central, se han ido ajustando a la baja. Eso responde a que la economía del mundo está más lenta. Pero lo importante no es lo que nos pasó con las proyecciones de 2014, sino con las expectativas para 2015. Esta desaceleración ha sido más profunda y prolongada de lo que se previó en enero de 2014, antes de iniciar esta administración. Pero ya tocamos fondo en el tercer trimestre y ya se nota una moderada recuperación, que será la base para que en 2015 alcancemos un crecimiento mayor al de 2014. ¿Esto nos deja conformes? No, todavía no.

-Ya que habla del PIB potencial, ¿ve posible lograrlo? El Banco Central acaba de recortar la tasa de crecimiento para 2015, y señala que para el trienio 2014-2016 vamos a crecer un 2,7%. Haciendo el ejercicio que en 2015 crecemos un 3% (la media del rango proyectado por el Central), para 2016 apenas llegamos al 3,5%. ¿Se podrá llegar a su meta del PIB tendencial?
-El objetivo que nos hemos puesto en Hacienda es que, durante la segunda mitad de esta administración, estemos creciendo en torno al PIB potencial. Esa es la meta que tenemos y no la hemos cambiado.

-Usted menciona que el escenario externo corrigió a la baja el crecimiento de Chile, como también el de la región…
-No sólo lo digo yo, sino todos los análisis de economía de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central…

-El Banco Central acaba de mencionar en su Informe de Política Monetaria que, y cito textual, “hay un ambiente para la inversión que los privados ven como poco atractivo”, aludiendo a los ruidos que generó la reforma tributaria. Entonces, a su juicio, ¿sólo el escenario externo nos golpeó?
-Hay que hacer un balance realista. Claramente lo que está ocurriendo con la economía chilena, cuando uno hace un análisis de las cifras, tiene que ver con una fuente externa. Le está pasando a toda la región. Sin embargo, uno no puede decir que sólo es internacional, pero sí lo es mayoritariamente. En un 80% se explica por temas externos, pero hay también materias internas. Chile tiene un rezago importante en materia de productividad; debemos enfrentar tanto este tema como el de los costos de la energía. Pero también hay algo que tiene que ver con los debates, con los ruidos que se generaron en la economía por los cambios en políticas públicas y en la misma política.

-¿Se pudieron minimizar esos “ruidos”? Usted partió presentando este proyecto sin mayor espacio a la discusión. Luego, con el correr de los meses, se empezó a ver más diálogo, se lograron acuerdos transversales, ¿qué lo hizo cambiar?
-El diseño de políticas públicas tiene distintas etapas. Llevarlas adelante requiere del conocimiento técnico, pero también requiere de administrar lo que llamamos la “economía política” de las políticas públicas. ¿Y por qué digo esto? Porque en mi carrera profesional me ha tocado participar en el diseño de al menos tres reformas estructurales. Ahora encabecé la reforma tributaria, y de mi experiencia te puedo decir que no basta sólo con las buenas ideas, también hay que diseñar buenas políticas, y además hay que incluir en ese diseño la implementación y administración de la economía política, que es la relación con actores sociales y con el parlamento, que se requiere para sacar adelante cada iniciativa. Todo diseño de política pública tiene una estrategia. Y diría que sí hubo una estrategia por parte nuestra, ya que necesitábamos tener una reforma de manera eficientemente tramitada y con celeridad. No fue casualidad que nos demoráramos cinco meses y diez días en el Congreso. Hubo un diseño detrás para que justamente la reforma no estuviera más tiempo en el Congreso. ¿Hubo costos? Sí, los hubo, pero que se coronaron con un acuerdo político transversal que le da legitimidad y sustentabilidad a una reforma estructural como esta.

-¿Era parte de su estrategia el partir afirmando que a la reforma no se le alteraba ni una coma y, posteriormente, abrirse a modificaciones? ¿Lo pensó así desde el comienzo?
-Fue parte de la estrategia hacerlo con celeridad y eficiencia en la Cámara de Diputados para dar ahí la señal de que iba a haber reforma durante 2014. Pero lo más importante es cómo se corona esa estrategia, y estaba considerado que fuera con un acuerdo político transversal, que pudiera garantizar la sustentabilidad de la reforma más allá de la actual administración.

"ESTAMOS CONSTRUYENDO CONFIANZAS CON LOS PRIVADOS"

-¿Qué lecciones saca usted de este 2014?
-Cuando hago un balance de lo que ha pasado en 2014, creo que cabe destacar que tenemos un programa de gobierno que estamos implementando. Y cuando uno hace balance, uno asume que hay cosas que se pudieron hacer mejor o con distintos procesos.

-¿Qué cosas se pudieron hacer de distinta manera?
-No estamos para nada conformes con el crecimiento de este año. Y las proyecciones para 2015 no nos dejan satisfechos, pero sí nos dejan con la positiva sensación de que Chile sigue creciendo, aunque sea de manera moderada. No hay que quedarse en las autocríticas, no son lo fundamental. Hay que ponerse a trabajar más y ser más eficientes. Tener objetivos claros, tener relaciones francas, expresar claramente cuál es nuestro programa económico y enfatizar que el crecimiento es parte del corazón de nuestro programa, y en eso el sector privado está llamado a tener un rol fundamental.

-¿Fue un error el video sobre la reforma tributaria que elaboró la Secom?
-Fue desafortunado. Hay que decirlo con claridad.

-¿Estaba enterado de la elaboración de ese video?
-Fue desafortunado. Pero la reforma tributaria no va a ser recordada por ese video, sino porque fuimos capaces de llevar adelante una reforma, que fue aprobada con un acuerdo político transversal.

-Menciona al sector privado con un “rol fundamental”. El fin de semana pasado, el ministro Máximo Pacheco dijo que se habían perdido las confianzas con el empresariado. ¿Comparte ese diagnóstico? ¿Cuándo se perdieron las confianzas?
-Creo que con el sector privado estamos construyendo confianzas, estamos trabajando en un diálogo franco, fluido y hemos ido de menos a más. No puede sorprender a nadie que en una administración que avanzó con una reforma estructural como la tributaria, la polémica marcara profundamente los primeros seis meses de relación con los privados. En ese sentido, creo que lo más importante es que fuimos capaces de llevar adelante una reforma estructural y coronarla con un acuerdo histórico para Chile. Y cuando se logró ese acuerdo, hubo un punto de inflexión en la relación con los empresarios.

-Recientemente colocaron, con éxito, bonos soberanos en el exterior. ¿Cree que hay dos visiones sobre la economía chilena? ¿Una optimista en el extranjero y una pesimista entre los empresarios locales?
-Hay varios indicadores, como el Chile Day en Londres, las reuniones con inversionistas extranjeros en España o la colocación de los bonos soberanos que confirman que el mundo está viendo a Chile como un país que tiene una economía con bases sólidas y que los inversionistas extranjeros están apostando fuerte al futuro de nuestro país. Quiero agregar que cuando uno ve qué está opinando el sector privado local, también encuentra una gran mayoría que sí confía en el futuro de Chile y que va a apostar por el país.

-Pero eso no se está traduciendo en inversión.
-Cuando se analizan las recientes cifras del Central, uno ve que no sólo mejora la demanda interna, que pasa de -0,7% a 3% en 2015. También se indica que crecerá el consumo y la inversión. Nosotros vamos a trabajar para que eso se cumpla y vaya en esa línea.

-Sin embargo, este año cayó. ¿Se asustaron los empresarios en 2014?
-Las estadísticas no acompañan esa tesis, pues muestran que la inversión está cayendo desde 2013 de manera sustantiva, y eso no está relacionado con ninguna reforma ni tampoco con algún debate que haya ocurrido en los últimos seis meses. Ha habido una tendencia a la crítica, pero muy centrada en ciertos sectores que todos sabemos cuáles son.

-¿De la derecha empresarial?
-No, no provienen del sector netamente empresarial. Están relacionados con algunos políticos de la administración anterior y gente afín a ellos. Hay medios de comunicación en los que repetidamente aparecen personas con intereses políticos mezquinos que no están sintonizando con Chile. En varios momentos esas críticas han sido comunicacionalmente efectivas, pero creo que mayoritariamente va a primar el sentido común de apostar por Chile.

-También ha tenido críticas desde la Nueva Mayoría.
-Y son absolutamente normales.

-El ex presidente del Banco Central, José de Gregorio, dijo que la reforma requería de ajustes
-He conversado con José y sus comentarios no van en esa línea, más bien son apreciaciones técnicas, donde es muy legítimo que haya diferentes posiciones. Es de lo más normal que, cuando uno enfrenta procesos estructurales y agendas profundas, existan debates no sólo con la oposición y el sector empresarial, sino también al interior de la coalición gobernante. Lo importante es el tono.

-¿Se siente criticado? Ascanio Cavallo escribió una columna en La Tercera, dando cuenta del poco apoyo que tuvo en la Enade y lo graficó como un hombre solo. ¿Se siente solo?
-La discusión de la reforma tributaria marcó mi relación con el sector privado durante los primeros seis meses. Ahora hemos ido de menos a más y conversamos de todo mirándonos a los ojos. Eso no significa que, al llevar adelante una reforma estructural al sistema tributario, no hayamos pasado por momentos álgidos en la relación. Mi objetivo para 2015 es que el crecimiento sea mayor y también el cuidar de la economía a través de un buen diseño de políticas públicas. Este ministro de Hacienda entiende la necesidad de crecimiento, y que el motor de ello es el sector privado.

-¿Siente el peso de que la baja popularidad de la presidenta se deba al pobre desempeño económico?
-El crecimiento de la economía ha sido lento, pero ha sido sano y sin desequilibrios. Cuando la economía traspasa a la política y la afecta, básicamente lo hace a través del mercado laboral, que es el desempleo. O también a través del nivel de precios, que es la inflación. Nada de eso ha pasado.

-¿Puede la reforma laboral transformarse en una nueva amenaza para el crecimiento en 2015?
-Todas las materias de la agenda laboral serán despejadas el 29 de diciembre por la presidenta. Si hemos sido capaces de ponernos de acuerdo con los trabajadores por el salario mínimo, o con el reajuste general, y con los parlamentarios sobre el protocolo en la Ley de Presupuestos 2015 y la reforma tributaria, estoy seguro de que nuestra agenda laboral, que se hará cargo de modernizar las relaciones entre trabajadores y empresarios, va a generar la certeza y estabilidad que se requieren en este momento económico.

-¿Se implementará de manera gradual?
-La implementación de la agenda laboral tendrá gradualidad en la implementación, como tienen muchos de los distintos proyectos de ley que se envían al Parlamento.

-La última encuesta CEP no lo dejó bien parado.
-No me queda tiempo para comentar las encuestas. Todo el tiempo en Hacienda lo dedico a un sólo objetivo: trabajar más y mejor para que cada día tengamos mejores resultados en la economía. En los ciclos económicos de desaceleración, los ministros de Hacienda no son precisamente los más queridos.

-En momentos en que se especula sobre un cambio en el gabinete, ¿se siente apoyado por la presidenta y por la Nueva Mayoría?
-Las decisiones respecto del gabinete son de exclusiva potestad de la presidenta.

-El año pasado, cuando lo nombraron jefe programático de la candidatura de Bachelet, dijo que era posible mantener un buen nivel de crecimiento y combatir la desigualdad. A la luz de las cifras, ¿cree que sigue siendo posible?
-Estoy convencido de ello. El FMI acaba de hacer aquí un seminario del más alto nivel, justamente porque se planteaba aquello. Ellos pusieron como ejemplo el caso de la economía chilena. En realidad estoy convencido de que la estrategia de desarrollo que hoy tenemos es la que el país necesita: crecimiento y enfrentar la desigualdad. En Chile, en el año 2020, el ingreso per cápita va a cruzar el umbral de los países desarrollados. Y lo que necesitamos es que eso se dé con un desarrollo inclusivo.

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