Por Paula Comandari Diciembre 4, 2014

© Pablo Sanhueza

"Mi decisión de vender la participación de mi familia en la inmobiliaria y renunciar al consejo directivo de la UDD se enmarca en una convicción profunda, aun cuando pueda ser sujeto de críticas, de darle más libertad a la UDI como partido, a mí como presidente, y al buen desarrollo de la universidad"

Hace un año, Ernesto Silva, diputado y presidente de la UDI, decidió poner fin a la relación que por años su padre mantuvo con la inmobiliaria Ainavillo y que su familia conservó después de su muerte, en agosto de 2011. Durante décadas, la Universidad del Desarrollo (UDD) le arrendó a esta sociedad los inmuebles para funcionar tanto en Concepción como en Santiago. Pero a fines de 2013, él junto a su madre, María Cristina Méndez, y sus tres hermanos decidieron vender el 9% del paquete accionario que la sucesión tenía en esta sociedad, que durante los últimos años, según afirman en la UDD, vendió los inmuebles ligados a esa casa de estudios, a través de varios contratos de leasing, aun cuando el campus en San Carlos de Apoquindo sigue apareciendo, según los registros de bienes raíces del SII, bajo propiedad de Ainavillo.

Desde la casa de estudios recalcan que hoy la inmobiliaria no es dueña de ninguno de los inmuebles relacionadas a la UDD. De todos modos, ese plantel es parte de la investigación que una comisión de la Cámara de Diputados abrió para ahondar sobre el eventual lucro realizado por las universidades por medio de sus inmobiliarias.  

La transacción de la salida de la familia Silva se ha mantenido en total reserva hasta ahora. Y el diputado prefiere no ahondar en los detalles de la operación. Ni a quién su familia le vendió, ni cuáles son los montos involucrados. Según él, se trata de una venta privada entre privados. “No creo que corresponda referirse a eso porque los acuerdos entre privados son entre privados”, dice Silva.

Sí afirma que su desvinculación de la inmobiliaria sumada a la renuncia a su cargo de consejero antes de asumir la presidencia de la UDI, en mayo pasado, le ha dado la “libertad y autonomía necesaria” para poder desarrollar su proyecto político y evitar así los cuestionamientos que desde distintos frentes, incluidos parlamentarios de su propio partido, levantaron contra su vínculo directo -como consejero- e indirecto -por su relación con la inmobiliaria- con la universidad.

La historia de Ainavillo comienza en 1991 cuando un grupo de amigos, entre ellos Ernesto Silva Bafalluy, funda la Universidad del Desarrollo en Concepción. “En esa primera etapa, se desarrolla una inmobiliaria para apoyar su crecimiento y darle las alternativas de infraestructura que la universidad no era capaz de tener por sí misma, a través de arrendar a precio de mercado los inmuebles que construía esta sociedad”, afirma Silva.

Al momento de desprenderse de Ainavillo, la propiedad se repartía entre la Corporación Chileno-Alemana -dueña de la Clínica Alemana en un 32%- y la participación de Federico Valdés -actual rector de la UDD-, Carlos Alberto Délano, Carlos Eugenio Lavín y Hernán Büchi.

Consultado por Qué Pasa sobre este tema, Ernesto Silva explica las razones que lo llevaron a tomar la decisión de separar aguas de la inmobiliaria; asume que ésta generará críticas, aunque las considera infundadas. Además, indica que hoy, como presidente de la UDI, “no tengo ningún vínculo ni directo ni indirecto con la universidad y eso es bueno para lo que me toca desempeñar”.

-¿Por qué decidió vender la participación en la inmobiliaria Ainavillo?
-La UDD es un sueño que tuvo mi papá con otras personas de plantear la educación universitaria de forma diferente. Ese sueño se ha transformado en una realidad muy grande, que es una universidad que está entre las mejores de Chile. Eso me hace sentir un orgullo enorme. El sueño siempre fue que la universidad pasara a una nueva etapa de institucionalización y desarrollo que le permitiera proyectarse por los próximos 100 años. Y esa idea que inspiró a mi papá al fundar la universidad se fue desarrollando a lo largo de los años con la llegada a Santiago, el desarrollo de infraestructura, y yo diría que su muerte aceleró ese proceso. En el caso de mi familia, heredamos la participación de derechos o acciones en una inmobiliaria que en el pasado le arrendaba a la universidad inmuebles a precios de mercado. A nosotros nos pareció razonable desprendernos de esa participación, en una lógica de seguir el sueño que tenía mi papá de que la universidad se fuera centrando en un proceso institucional más allá de las personas que la fundaron. Y eso fue lo que hicimos hace un tiempo.

-¿Cuánto afectaba la relación que mantenía con la inmobiliaria en la libertad que usted tenía como político?
-Mi familia tomó la decisión de desprenderse de una inmobiliaria. No es una decisión universitaria, es una decisión de inmuebles que no cambió el vínculo personal ni afectivo con la universidad. Tanto es así, que fui consejero de ella hasta que llegó un momento y tuve que tomar una decisión. Y decidí optar por la política. Los cargos de consejero de una universidad con el rol parlamentario son compatibles, sin embargo, cuando asumí como presidente de la UDI me pareció prudente y necesario tener independencia total y estimé que era mejor para el proyecto político que quiero desarrollar. Hoy puedo actuar en política con libertad total, y no tengo vínculo directo ni indirecto con la universidad en ninguna forma.

-Un par de diputados UDI señalaron que el hecho de tener esa participación lo exponía a críticas y a tener que dar explicaciones.
-Primero, siento un orgullo enorme por la obra que mi papá y muchas otras personas hicieron. Ojalá hubiera más iniciativas como ésta, que desde una región logren ser una universidad que marque la diferencia. Lo segundo, que siempre he actuado con criterio justo. Me pareció muy justo que al momento de asumir como presidente de la UDI eso se manifestara en una señal de independencia total, por eso presenté la renuncia al consejo directivo de la universidad, cargo que no ha sido reemplazado. Yo respeto las visiones que pueden tener las personas, lo que hay que hacer es actuar de manera correcta. Creo que es eso lo que he hecho.

-¿Cuánto pesaron las críticas en esta decisión?
-Siempre hay críticas, y hay críticas muy injustas. Yo no puedo actuar en base a críticas que pueden ser injustas, sino que a convicciones y, en ese contexto, como familia nos pareció que no tenía sentido mantener esa participación.  

-Yasna Provoste amenazó con pedir su inhabilitación para votar proyectos relacionados con educación. Estando en la cámara usted se abstuvo, por ejemplo, de votar en el proyecto que creaba el Administrador Provisional y Administrador de Cierre de Instituciones de Educación Superior. ¿Eso no indica que las presiones funcionaron?
-Nunca me he inhabilitado para votar, porque la norma es muy explícita en eso. Las inhabilidades operan cuando hay una norma que afecta en particular, cuando hay una norma que guarda relación con toda la actividad no existe esa inhabilidad. Yo he actuado prudentemente. Y he dicho que aun cuando no existía inhabilidad, que me iba a abstener de votar en algunos proyectos, pero nunca de debatir. Como presidente de la UDI, mi definición es tener libertad total, y eso es un reflejo de mi opción por la política. 

-¿En su decisión de desprenderse de la inmobiliaria estuvo presente el que ella podía afectar a la UDI?
-No, tomé la decisión porque creí que era la correcta después de la muerte de mi padre. Creo que si uno lo que quiere es contribuir al país desde las ideas que promueve, todo lo que ayuda a tener más libertad para poder hacerlo es importante. Por eso en una primera etapa tomar la decisión de no participar en la inmobiliaria por distintas razones, y mi decisión de renunciar al consejo directivo de la UDI se enmarcan en una convicción profunda, aun cuando pueda ser sujeto de críticas, de darle más libertad a la UDI como partido, a mí como presidente, y al buen desarrollo de la universidad. Creo que ese es un actuar coherente, que estoy seguro tiene un trasfondo y sentido.

LA OPERACIÓN

-¿Cuál era la participación de la sucesión en Ainavillo al momento de la venta? Tengo entendido que es un 9%.
-Mi padre tenía una participación en esa sociedad. No era una participación mayoritaria, y hoy no tenemos ninguna.

-¿A quién le vendieron y cuál fue el monto de la operación?
-Nosotros nos desprendimos de esa participación, pero no creo que corresponda referirse a eso.  Los acuerdos entre privados son entre privados.

-¿Cuál es el vínculo que hoy existe entre la UDD y Ainavillo?
-Esa es una pregunta para la UDD, no para mí. La Inmobiliaria Ainavillo arrendó inmuebles a la universidad y financió el desarrollo de nueva infraestructura arrendando a precios de mercado los inmuebles a la universidad. Mi familia ya no participa en eso.

-¿No se está desprendiendo de la inmobiliaria para evitar acusaciones de lucro?
-La izquierda ha tratado de instalar una cuestión confusa en algo que es totalmente legítimo. Dado que en el país hay una discusión pública sobre estos temas, y la universidad desde hace años viene enfrentando una estrategia de desarrollo y proyecto de largo plazo muy profundo, el rol de la inmobiliaria de arrendar inmuebles a la universidad hoy es irrelevante.

-Joaquín Lavín en su momento reconoció que después de desprenderse de su participación había recuperado la inversión.
-Él se equivocó en lo que dijo. Creo que si ese fue el planteamiento de él, fue equivocado.

-¿Su familia va a recuperar la inversión con la venta?

-Si la pregunta es si hay algún vínculo de recursos con la universidad, la respuesta es no, categórico y total. Quienes intenten confundir, creo que cometen un error muy grave. La participación de la inmobiliaria, de la herencia que recibió mi familia se vendió al precio de mercado, por el valor de las acciones en una sociedad que tiene bienes y los arrienda.

-Ainavillo fue dueña de los inmuebles donde funcionaba la universidad. Desde la UDD afirman que todos los edificios fueron vendidos por medio de leasing. Por lo tanto, la sucesión cerró una transacción por el valor presente de los flujos a futuro de esa sociedad. ¿No teme que lo acusen de estar lucrando por medio de esta operación?
-Eso es una crítica sin fundamento, porque los dueños de una inmobiliaria, una empresa que le arrienda inmuebles a una institución, en este caso una universidad, pueden cambiar. Y el cambio de propiedad se traspasa a un precio justo de mercado. Por lo tanto, el que señale que puede existir algún vínculo en un cambio de propiedad en una inmobiliaria con la universidad comete un error: lo que hacía la inmobiliaria era arrendarle a precio de mercado a una institución como podría ser otra.

FRENTES ABIERTOS

-¿Cómo piensa que va a ser leída la decisión de vender?
-Como en todas las decisiones de la vida, siempre hay opiniones diferentes. Creo que mi decisión de renunciar al consejo directivo fue muy buena. Estoy muy conforme de haberla tomado. Las críticas me parecen absurdas. Y creo que en el país cuando se hacen debates superficiales, se produce un daño enorme a las instituciones. De una vez por todas, tenemos que decir las cosas por su nombre, y actuar bien.

-¿El haber vendido su participación en la inmobiliaria no abre un flanco para cuestionamientos?
-¿Por qué alguien va a criticar que una familia que ha recibido como herencia acciones en la participación de una inmobiliaria se desprenda de ellas?

-Porque la inmobiliaria es vinculada a la UDD.
-Es tan sencillo como que fue la inmobiliaria la que financió la construcción de edificios que la universidad no podía financiar y se los arrendó a precios de mercado. En esto habrá críticas siempre. De algunos que dirán que por qué sigo en la inmobiliaria y no me he desprendido de la herencia. Y si me desprendo, de por qué lo hice. Lo central, a mi juicio, es que hoy como presidente de la UDI tengo la libertad total de señalar que no tengo ningún vínculo ni directo ni indirecto con la universidad y eso es bueno para lo que me toca desempeñar.

-¿Ha considerado los costos que puede generar una decisión como ésta en su carrera política?
-No entendería la razón. Al contrario, en un ambiente de discusión pública donde se busca generar mucha confusión en torno a conflictos de interés, hoy hay autonomía total. Y puedo pronunciarme sobre todos los proyectos. Creo que las decisiones que he tomado, ayudan en esa dirección.

Relacionados