Por David Muñoz Agosto 28, 2014

© Pablo Sanhueza

"Aspiro a que en la papeleta en el 2017 exista el nombre de un democratacristiano (...) es muy importante competir con la mayor lealtad posible, pero sin descartar a nadie a priori"

No le gusta ser protagonista en las buenas. Tampoco en las malas. Aunque el senador DC Patricio Walker cuenta algunos episodios recientes de estas últimas. Uno de ellos ocurrió hace poco más de un año, cuando todas las miradas de la entonces oposición se posaron sobre su figura. Fue cuando se convirtió en el único senador de la incipiente Nueva Mayoría que votó en contra de la acusación constitucional que terminó con la destitución del hasta ese minuto ministro de Educación, Harald Beyer. Casi un año antes, había contado una buena. Fue el principal promotor de un acuerdo de alto nivel de su partido con RN para poner fin al sistema electoral binominal, sacudiendo el tablero político y modificando dramáticamente la agenda del  presidente Sebastián Piñera. Episodios -a su juicio-más que suficientes para cultivar un bajo perfil en los casi seis meses del segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Si bien estuvo presente en varias de las reuniones donde se fraguó el protocolo de acuerdo del gobierno con todos los sectores políticos para darle viabilidad a la reforma tributaria, el representante de la Región de Aysén en la Cámara Alta prefirió pasar desapercibido, entregar su opinión en privado, y no salir en la foto. Defensor de los acuerdos, de la necesidad de su partido de marcar su “sello, impronta e identidad” en los proyectos del gobierno, y de que La Moneda tiene que escuchar y no imponer su mayoría, el próximo presidente del Senado -asumirá la testera en marzo de 2015- dice también que no le gusta la idea de una DC que se cierre a los liderazgos que marcan pauta en la Nueva Mayoría. Aunque repite insistentemente que el próximo candidato presidencial del bloque tiene que ser DC, mira de reojo a Andrés Velasco.

-La encuesta CEP instaló inevitablemente el debate sobre la sucesión de Michelle Bachelet y puso en la órbita al ex ministro de Hacienda Andrés Velasco. Hay quienes lo ven con preocupación, como una amenaza, como una figura de la oposición. ¿Cómo lo ve usted?
-Andrés Velasco es un aporte importante para la Nueva Mayoría y para la política. La última encuesta CEP demuestra que Andrés Velasco tiene una alta valoración por parte de la ciudadanía. Es una figura política importante dentro de la Nueva Mayoría. Es un actor relevante y no lo veo como una amenaza, al contrario, creo que es un activo al interior del bloque que hay que valorar.

-¿Siente que el ex ministro de Hacienda ha aportado a la discusión de las reformas del gobierno, porque para algunos dirigentes oficialistas, más bien ha aportillado el avance de las transformaciones que propone La Moneda?
-Hay que terminar con el bullying político de algunos frente a los que piensan distinto, frente a los que plantean matices. A diferencia de la dictadura chilena y la dictadura cubana en las que se censuraban los matices, parte de la riqueza de la Nueva Mayoría -antes Concertación- es justamente que haya una diversidad. Personalmente, creo que es importante que haya respeto y valoración de esta diversidad y, reitero, es importante terminar con el bulliying político. Naturalmente, todos debemos tener un domicilio político claro, definido. No soy yo quien tenga que hablar por Andrés Velasco. Él mismo ha señalado que quiere seguir trabajando dentro de la Nueva Mayoría.

-Precisamente el presidente de la DC le ha pedido definir un domicilio político conocido, pese a que hay otros dirigentes de su partido que se sienten representados por el pensamiento de Velasco y no dudan en que sería un buen candidato de la colectividad…¿Usted comparte dicha sintonía?

-Al país le hace bien que exista un centro progresista que se la juegue por los cambios sociales, por la cohesión y la inclusión social, pero que actúe con sensatez y con un alto sentido de la responsabilidad, que deje de lado el populismo, la lógica de la retroexcavadora. En ese sentido, creo que es importante que haya un diálogo político de la Democracia Cristiana con todos los sectores y líderes políticos que comparten esta visión sensata de centro progresista. Andrés Velasco es uno de ellos y creo que la DC debe mantener un diálogo político con él.

-Hay dirigentes que piensan que Velasco se ha transformado en un factor de desunión en el oficialismo, e incluso en la DC. El presidente del PPD, Jaime Quintana, señaló que considera al ex ministro una figura de la oposición y que cree que ningún partido del bloque debiese patrocinarlo para una eventual primaria en 2017…
-La primaria del 2017 tiene que estar abierta a todas las personas que tengan su domicilio político en la Nueva Mayoría, sean de los partidos políticos o independientes, yo personalmente me la voy a jugar con fuerza y convicción para que el candidato que gane las primarias en 2017 sea un democratacristiano o una democratacristiana. El partido no puede renunciar a llevar un candidato presidencial: aspiro a que en la papeleta en el 2017 exista el nombre de un democratacristiano, pero lo importante es que haya una opción de centro progresista, humanista cristiano, creo que es muy importante competir con la mayor lealtad posible, pero sin descartar a nadie a priori.

-Entonces parece más que plausible un entendimiento entre la DC y Andrés Velasco…
-Nosotros planteamos desde un comienzo que no éramos partidarios de la renta atribuida obligatoria, que había que establecer mecanismos que incentivaran la inversión y el ahorro. Pasamos de un 15% de ahorro a un 22%, hay que mantenerlo porque después el ahorro se traduce en inversión, en crecimiento y en empleo. Que había que tener una preocupación especial por las pymes, por la clase media. No establecer presunciones de mala fe contra el contribuyente, la resolución de los temas de combate a la evasión tributaria por los tribunales tributarios y aduaneros con un debido proceso, y en ese sentido la DC fue muy clara, muy categórica, y me alegro que hayamos tenido coincidencias con otros actores, como Ricardo Lagos Weber y el propio Andrés Velasco. Y lo mismo en la reforma a la educación. Planteamos la necesidad de potenciar la calidad de la educación, hacerla más equitativa, fortalecer la educación pública, mejorar la capacitación de los profesores y en eso también hemos tenido coincidencias con Andrés (Velasco) y otros actores que se han sumado.

EL DESAFÍO DE RECUPERAR LA CONFIANZA

-¿La DC se siente identificada con este gobierno? A ratos pareciera incómoda, al menos así se vio al comienzo en plena discusión sobre la reforma tributaria y luego con la reforma educacional…
-Efectivamente, al inicio de este gobierno se veía una cierta ansiedad de querer aprobar los proyectos rápido, de querer sacar los proyectos de ley que ingresó el Ejecutivo tal cual ingresaron. Afortunadamente, el gobierno entendió, es bueno para el propio gobierno, para la presidenta Bachelet, para el país, que hay que mejorar los proyectos de ley cuando hay críticas. En el caso de la reforma tributaria, nosotros planteamos que era altamente riesgoso aprobar la renta atribuida como un mecanismo obligatorio para las empresas, que pudiera generar efectos nocivos para la marcha de la economía, para la marcha del país, al igual que otros temas que planteamos con mucho respeto. No por la prensa sino en conversaciones que tuvimos en la Comisión de Hacienda, con el ministro Alberto Arenas. Afortunadamente el gobierno se abrió, cambió de actitud. Veo al gobierno en una lógica más receptiva, valorando el aporte que pueden hacer los partidos políticos en el Parlamento, y en ese sentido creo que ha habido un cambio de actitud positivo.

-¿El acuerdo por la reforma tributaria mejoró la relación de la DC con sus socios?
-Creo que sí. Inicialmente cuando la DC empezó a hacer críticas, fuimos caricaturizados como que la DC era el problema, que nosotros éramos un obstáculo para los cambios sociales. Esa visión simplista, superficial, fue reemplazada por una visión en que se valoran las propuestas que se hacen, como las que hicimos los partidos políticos en el Parlamento, las que hicieron los pequeños y medianos empresarios, y la sociedad civil.

-¿Cuánto del escenario de desaceleración económica que hoy enfrenta el gobierno depende de la incertidumbre generada por el proceso reformista, a su juicio?
-La desaceleración económica que enfrentamos hoy en día tiene dos causas. Una de ellas es el contexto internacional, donde se vive un proceso de desaceleración. En Perú, que en los últimos años ha sido un ejemplo de crecimiento para muchos de los críticos al gobierno, en el mes de junio tuvo un Imacec del 0,3%. O sea la situación de China, la baja de los precios del cobre, están  teniendo un efecto concreto, indesmentible, sobre la marcha de la economía. Por supuesto, cuando se están haciendo reformas tan importantes como la tributaria, que son reformas mayores, mientras no se resuelvan estos temas, se genera incertidumbre, por eso ojalá que la Cámara de Diputados apruebe lo antes posible la reforma tributaria que despachamos en el Senado con acuerdo de todos los sectores políticos. Eso va a dar tranquilidad, certeza, seguridad para que los empresarios vuelvan a confiar e invertir en Chile. El país necesita que el sector privado recupere la confianza, la credibilidad en las reglas del juego.

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