Por Sebastián Rivas Abril 30, 2014

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El correo que recibió Ignacio Walker el sábado 26 encendió las alarmas en la DC. Aunque la simulación de acuerdo a la pasada elección de diputados daba a la DC 29 diputados de los 155, si los partidos de izquierda se unían en un subpacto la cifra descendía de inmediato a 24.

La reunión fue mirando a La Moneda y en completa reserva. El viernes en la tarde, el piso 12 del edificio de Morandé 115, en plena Plaza de la Constitución, recibió a un selecto grupo de expertos electorales vinculados a la Nueva Mayoría. Entre los convocados estaban los cientistas políticos Claudio Fuentes, Mauricio Morales y Kenneth Bunker, y los académicos Alejandro Corvalán y Ricardo Gamboa. Los anfitriones eran Robinson Pérez y Alberto Espinoza, el asesor de confianza y el jefe de gabinete del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.  Y los expositores, el diputado PPD Pepe Auth y el abogado constitucionalista Patricio Zapata (DC). El motivo era explicar, detalle por detalle, los puntos más complejos de la reforma al sistema electoral que el gobierno de Michelle Bachelet había revelado el miércoles, dos días antes, y que en sus líneas gruesas instalaba un sistema proporcional con listas abiertas, con 155 diputados y 50 senadores.

La importancia de la cita quedó en evidencia cuando, a mitad de la exposición de Auth, entró a la oficina el vocero de gobierno, Álvaro Elizalde. El mensaje que se entregó fue inequívoco: había que cuadrarse detrás de la reforma y salir a dar un mensaje coordinado en esa línea, con una defensa cerrada en el mundo académico y en los medios de comunicación.

Sin embargo, la reacción no fue unánime. Los expertos plantearon sus dudas sobre varios flancos potenciales de la iniciativa. La propuesta del gobierno se adentra en territorio incierto: desde 1989 tanto el sistema binominal como los distritos y circunscripciones han permanecido inamovibles. En ese escenario, la lucha está en los detalles.

Al menos cuatro frentes han sido identificados como puntos clave al interior de la propia Nueva Mayoría. Algunos de ellos ya fueron debatidos con el gobierno y darían pie a modificaciones; otros preocupan a los parlamentarios, que han encargado estudios para ver cómo quedaría su posición con el nuevo mapa electoral.

LA GUERRA POR LOS SUBPACTOS
El correo que recibió Ignacio Walker el sábado 26 encendió las alarmas en la Democracia Cristiana. Los análisis hacían hincapié en un punto poco estudiado de la reforma electoral: cómo se conformarán los subpactos. Dado que la Nueva Mayoría tiene siete partidos, el esquema de alianzas internas es clave en un modelo que reparte más parlamentarios a quienes reúnen más votos.

El análisis era preocupante. Aunque la simulación, de acuerdo a la pasada elección de diputados, daba a la DC 29 diputados de los 155, si los partidos de izquierda se unían en un subpacto la cifra descendía de inmediato a 24. Otro antecedente generó más alerta: dos de los tres creadores del modelo eran Auth (PPD) y el diputado PS Marcelo Schilling, quienes en sus partidos vienen impulsando desde inicios de año una federación que los una y que se convierta también en una alianza política. El riesgo de aislamiento estaba instalado.

La reacción de la DC fue solicitar a Interior una modificación al proyecto original, que limite el carácter de los subpactos: es decir, que sólo incluyan a un partido y sus independientes y no a dos o más partidos de la misma coalición. Y aunque la respuesta inicial de La Moneda fue acoger la inquietud y comprometerse a incorporar ese principio como indicación, en el partido dicen que seguirán muy de cerca este punto para asegurar que se realice.

AMIGOS O RIVALES
La fusión de distritos propuesta por La Moneda amenaza con generar un efecto inédito: que dos diputados en ejercicio de un mismo partido deban pelear por un mismo distrito en la próxima elección parlamentaria. En el caso de la Nueva Mayoría, eso ocurre en el nuevo distrito 3 (Antofagasta y Calama) con Marcela Hernando y Marcos Espinoza, ambos del Partido Radical; el 5 (Coquimbo, La Serena e Illapel) con Raúl Saldívar y Luis Lemus (PS); el 7 (Valparaíso, Viña y San Antonio), con Aldo Cornejo y Víctor Torres (DC); el 9 (Conchalí, Cerro Navia e Independencia), con Cristina Girardi y Daniel Farcas (PPD); el 14 (San Bernardo y Melipilla) con Leonardo Soto y Denise Pascal Allende (PS); el 17 (Curicó, Talca y Constitución) con Roberto León y Pablo Lorenzini (DC); y el 22 (Angol y Victoria), con Mario Venegas y Fuad Chahín (DC).

El punto puede ser crucial, porque para aprobar la reforma se necesitan tres quintos de los votos de los diputados en ejercicio. Aun en el mejor de los casos, si la Nueva Mayoría suma a los independientes y a Amplitud, la cifra llega a 74. Por lo tanto, no hay margen para duda o deserción.

No es todo. Si bien se considera que la reforma beneficiará a largo plazo aún más a los diputados incumbentes, al bajar el porcentaje necesario para ser reelectos, existen dudas sobre qué es lo que ocurrirá en la primera elección bajo el nuevo sistema. Esto porque la fusión de distritos favorece a aquellos diputados que están actualmente en zonas más grandes y, por ello, logran llegar a más votantes.

Un ejemplo del nuevo distrito de La Florida y Puente Alto: aunque Camila Vallejo sacó un porcentaje más alto de la votación que Osvaldo Andrade (43% contra 30%), el presidente del PS está en teoría en mejor posición para ser electo en el nuevo sistema que la figura comunista: sumó 54 mil votos contra 47 mil de la ex presidenta de la FECh, dado que Puente Alto tiene muchos más votantes que La Florida.

Auth ha tratado de disminuir los cuestionamientos a este punto apuntando a que las estrategias se tendrán que adaptar, y que cada diputado deberá hacer campaña en su “zona de influencia” y respetar la de sus otros colegas. Sin embargo, varios responden que eso sólo puede ser real en casos como el del propio diputado PPD: su distrito, Maipú y Estación Central, es mucho más grande que el de Pudahuel y Colina, con el que se fusionará. Y, además, elegirá 8 diputados contra los 4 que escoge actualmente.

RETROEXCAVADORA AL SENADO
Hay un punto que es valorado al interior de la Nueva Mayoría, aunque en privado: la reforma prácticamente asegura, de acuerdo a los resultados electorales, una sólida mayoría en el Parlamento. Si se aplicaran las cifras de las últimas elecciones, el resultado sería 29 senadores para el actual oficialismo, un independiente (Carlos Bianchi) y 20 senadores de la Alianza, considerando dentro del bloque a los hoy escindidos Antonio Horvath y Lily Pérez. Es decir, sumando a Bianchi, el sector contaría con los tres quintos que son requisito para hacer modificaciones esenciales a temas como el propio sistema electoral y las leyes educacionales, llevándose todos los senadores adicionales que reparten las zonas donde la cifra pasa a ser impar, salvo en la Quinta Región, donde en 2009 se vio perjudicado por la candidatura “por fuera” de Carlos Ominami.

En todo caso, hay otro escenario que se ha proyectado en reserva. El proyecto establece que en 2017 sólo se aplicará el nuevo formato a las regiones que tienen programada la elección, mientras que para el resto recién el cambio entrará en vigencia en 2021. Con la adición de dos senadores para Arica y Parinacota y uno en Valparaíso, Maule y la Araucanía, la cifra total pasará de los actuales 38 a 43 durante cuatro años. En ese caso, la proyección indica que la Concertación subiría de los actuales 21 diputados a 24, quedando a dos legisladores de los tres quintos. En caso de lograr llevarse la Quinta Región, sólo requeriría del apoyo de Bianchi para lograr esa cifra.

Y aunque la simulación que ha circulado durante la semana del escenario en la Cámara Baja, basada en la última elección de diputados, muestra que el porcentaje de representación de la Nueva Mayoría y la Alianza se mantendría estable con la reforma, en el bloque opositor circula otra diapositiva mucho más auspiciosa. Al proyectar la cifra a partir de la elección de concejales, el bloque pasa de 86 a 96 diputados. Una cifra que, en un universo de 155 parlamentarios, le daría también el control de los tres quintos de esa cámara.

Aunque estas simulaciones no han visto la luz pública, sí han circulado también por los partidos de la Alianza, lo que explica por qué tanto RN como la UDI han anunciado su rechazo a la iniciativa y su disposición a buscar otras fórmulas.

NÚMEROS Y MATICES
Un solo cambio bastó para que la Región de Atacama pasara a ser la más sobrerrepresentada del país. La adición a última hora de un cupo, el escaño 155, a partir de un pedido del diputado PC Lautaro Carmona, tuvo un efecto inesperado: dejar abierta la discusión para otras modificaciones.

Aun cuando Rodrigo Peñailillo planteó que el dibujo de los distritos “no es negociable”, en la Nueva Mayoría apuntan a que puede haber modificaciones en el número de parlamentarios. Un ejemplo: la DC decidirá este fin de semana si respalda el proyecto o vuelve a levantar su propuesta con RN, de 134 diputados. Sin embargo, si se da el primer escenario, en el partido reconocen que podrían pedir que se abran algunos cupos adicionales. Incluso, en la reunión del viernes entre las autoridades de gobierno y los expertos electorales se planteó la idea de aumentar a 10 los parlamentarios electos en algunos distritos.

Otro punto que está en discusión es la cantidad de candidatos. Entre los expertos de la Nueva Mayoría no convence del todo la fórmula del “N x 2” propuesta por Auth, Schilling y Zapata, que implica que cada pacto puede llevar el doble de candidatos que los escaños en juego en cada distrito; en concreto, hasta 16 postulantes. Si bien hay consenso en aumentar el escenario actual, donde sólo se pueden llevar los mismos candidatos que cupos en disputa, hay quienes están más convencidos de la propuesta levantada por Mauricio Morales, que plantea que en cada distrito el tope sean dos candidatos más por bloque que los cupos en disputa.

Pese a que no han cedido ni un ápice en la defensa del sistema, el gobierno sí ha tomado algunos matices en su estrategia comunicacional. Por ejemplo, dejó en un segundo plano el argumento de que la reforma no implicará más dinero: en el oficialismo indican que ese punto no sonaba realista en una propuesta que da un premio en dinero a los partidos por cada mujer electa, que causará un encarecimiento de  las campañas y que puede generar potenciales efectos como el aumento de la cantidad de oficinas parlamentarias, ya que una comuna que hoy tiene dos diputados pasará a tener desde tres hasta ocho.

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