Por Sebastián Rivas Noviembre 14, 2013

LA PÉRDIDA DE PODER DE LA JUPI

María Angélica Álvarez era la asesora de mayor confianza de Michelle Bachelet durante su gobierno. Pero la relación se trizó. Varios miembros del comando coinciden en que “la Jupi” fue gradualmente perdiendo privilegios e influencia y ya no detenta el poder que tenía antes en el círculo bacheletista. “Tiene una oficina al fondo del comando. Hay mucho mito en torno a ella, pero lo cierto es que ahora cumple tareas domésticas puntuales”, dice un miembro del equipo. Por su fuerte carácter, la periodista de la Universidad de Chile se enfrentó a varios miembros del comando y ahora ya no es la vía de acceso para llegar a la candidata. El único que cumple actualmente ese rol es su jefe de campaña, Rodrigo Peñailillo. Álvarez, en cambio, está a cargo de labores de programación, como preparar eventos y trabajar con el equipo de avanzada de María Eugenia Paris. Es frecuente verla caminar relajada por el barrio Italia o llegar al comando en su antiguo jeep. Y ya no asesora a Bachelet en asuntos políticos. En el bacheletismo explican que “la Jupi” pagó el costo de su rol en el 27/F, cuando los videos la mostraban al interior de la Onemi dándole erráticos consejos a la ex presidenta. Álvarez nunca ha aparecido en las fotos del comando ni figura en las nóminas oficiales del equipo.

Quien, en cambio, ha ascendido, adquiriendo cada vez más relevancia es Robinson Pérez, el nuevo estratega comunicacional y responsable del control de la información que entrega el comando. En tanto, la ex vicepresidenta ejecutiva de Junji, Estela Ortiz, se mantiene en su función en el “frente interno”, es decir, como amiga de confianza de Bachelet y con quien, cuando tiene tiempo, suele tomar once en el comando. Además de Peñailillo, también integra el círculo de mayor cercanía Alberto Arenas, jefe programático.

 

HINZPETER Y EL COACHING DE CAMPAÑA A MATTHEI

Rodrigo Hinzpeter sentía que no se podía perder ni un minuto. El sábado 27 de julio, una semana después de que Evelyn Matthei fuera proclamada por la UDI como su abanderada en reemplazo de Pablo Longueira -y cuando aún se mantenían los coletazos de la polémica entre ese partido y RN por dicha nominación-, el ministro de Defensa llegó a una reunión secreta con la ex titular de Trabajo. El objetivo: hablar de estrategias de campaña.

Hinzpeter, quien fue el generalísimo de Sebastián Piñera en la candidatura que lo llevó a La Moneda, fue sincero con Matthei al exponerle el panorama. Le dijo que la elección se venía compleja y que, para él, la estrategia a usar para conseguir un buen desempeño en noviembre era replicar al dedillo la fórmula usada por la campaña del hoy mandatario en 2009. Entre otras cosas, dijo el ministro, eso implicaba que la campaña se guiara de acuerdo a los datos que se fueran recogiendo en encuestas y focus groups, y empoderar  a gente que hubiera tenido roles relevantes en la anterior carrera presidencial por parte de la Alianza.

La fórmula que le dio el primer triunfo a la Alianza, tras dos décadas, tenía defensores y detractores. Si bien el éxito era evidente, en la derecha más conservadora miraban con recelo lo que estimaban como excesivas concesiones de Piñera en un intento de arrebatar las banderas de la Concertación antes que defender los ideales del sector.

La abanderada escuchó con atención a Hinzpeter. Sin embargo, privilegió otra estrategia. Sus decisiones apuntaron a mantener en lo operativo a gran parte del equipo que trabajó para Pablo Longueira en la primaria de la UDI, encabezado por su generalísimo, Joaquín Lavín, y rodearse de cercanos en roles clave del comando, como su esposo Jorge Desormeaux en el área programática y su hermano Fernando Matthei en las finanzas.

 

LA APUESTA DE ADOLFO POR ISRAEL

“Podrías ser perfectamente nuestro candidato presidencial”. Adolfo Zaldívar se sinceró a fines de 2012 con su amigo Ricardo Israel. Estaba preocupado por el futuro del PRI: el cáncer que lo aquejaba se había agravado y quería asegurarse que su partido continuara con su legado político.

Eran viejos conocidos desde que defendían como abogados los derechos humanos bajo la dictadura. En 2008, Adolfo había reclutado a Israel para ser candidato a la alcaldía de Santiago, con buenos resultados (casi el 10%). Y en los meses previos a la muerte del ex senador, dialogaron varias veces en la clínica y la casa de Zaldívar.

Una de las últimas decisiones políticas de Adolfo fue asegurarse que el PRI retrasara su definición presidencial hasta después de las primarias. Cuando llegó la instancia, a mediados de julio, Israel arrasó internamente, impulsado por el apoyo póstumo de su amigo y mentor.


JOCELYN-HOLT Y SUS FIRMAS PENDIENTES

Se acercaba el plazo fatal del 19 de agosto y Tomás Jocelyn-Holt aún no había logrado reunir las 36 mil firmas que necesitaba para ser candidato. El ex diputado entonces recurrió a una estrategia relámpago: contactó a fines de julio a cincuenta universitarios para que le recolectaran las rúbricas pendientes.

La oferta era caso a caso. Al comienzo, la promesa era un pago semanal que podía llegar hasta $800 mil a cambio de 100 firmas diarias. Como las metas no se alcanzaban, pasó a otro incentivo: $1.142 por firma conseguida. Jocelyn-Holt incluso se reunió con su ejército de estudiantes en el metro Universidad de Chile para definir los objetivos e incentivar el trabajo de recolección.

El resultado es conocido: él logró ser candidato. Lo que no se sabe es que un grupo de sus colaboradores aún demandan que les paguen los montos prometidos.

 

EL PAGO DE $15 MILLONES A BACHELET

Una glosa de la rendición de gastos electorales de Michelle Bachelet para las elecciones primarias  no deja de ser curiosa. Según consigna el documento, el 28 de junio el comando entregó $ 15.029.773 de forma directa a la propia candidata por concepto de “gastos menores de campaña primarias”. El pago a Bachelet no está respaldado en el ítem de boletas de honorarios ni en el de facturas sino bajo el concepto de “otros documentos de gasto”. La administradora electoral del comando, Ana María Lagos, declinó entregar antecedentes sobre las razones de este traspaso. Pero, más allá de si se trató de un sueldo a la candidata o gastos de representación, el caso es un ejemplo de lo amplia que puede llegar a ser la Ley 19.884 sobre Transparencia, Límite y Control del Gasto Electoral y las ventanas que deja abiertas para la interpretación de los comandos. Un administrador electoral de otro candidato explica que traspasar fondos al propio abanderado es un hecho inusual, pero que está dentro de lo permitido mientras se rindan los documentos de respaldo al Servicio Electoral. Otra fórmula que está dentro de la normativa es externalizar a una empresa los gastos del comando y así rendir en la planilla de egresos que debe ser entregada al Servel solamente los pagos a dicha empresa. Así lo hizo el comando de Bachelet con la empresa Sociedad de Marketing Asesorías y Eventos Limitada, Somae, creada por dos colaboradores de la candidata, Jonny Heiss y José Luis Sepúlveda. Esta sociedad fue la encargada, entre otras tareas, de pagar los sueldos al personal del comando. Por ello en la rendición de gastos de primarias de Bachelet no se puede conocer el detalle de los costos de su funcionamiento, sino sólo que Somae recibió $ 65 millones.  En el Servel reconocen que se requiere una reforma al sistema de rendición de gastos para conseguir mayor transparencia. Mientras la realización de elecciones primarias es financiada por el Estado, las campañas presidenciales cuentan, además del financiamiento privado, con un aporte fiscal directo a los comandos de 0,03 UF ($700) por cada voto recibido.

 

EL GIRO DE REPETTO

La economista Andrea Repetto se ha convertido en una de las figuras estrella del comando de Michelle Bachelet, ha sido una de las encargadas de defender la propuesta de eliminación del FUT y su nombre suena con fuerza para encabezar alguna cartera, como Trabajo o Economía. Sin embargo no pertenecía al círculo de confianza de la candidata y, por el contrario, a fines de marzo para entrar al comando debió dar una voltereta política.

Antes de esa fecha, según cercanos al comando del ex candidato independiente Andrés Velasco, Repetto se desempeñaba, en absoluta reserva, como encargada del área de propuestas económicas de esa campaña. De hecho el 24 de enero de 2013 participó en una reunión que  hizo el comando en la Academia de Humanismo Cristiano con más de 200 profesionales y académicos interesados en colaborar en propuestas programáticas del ex ministro de Hacienda. Allí, Repetto fue presentada en el grupo de los cuatro coordinadores junto a Antonio Bascuñán, Marcelo Mena y Luis Valenzuela. Según las fuentes, la economista pidió expresamente que no hubiera fotos ni se filtrara su nombre a la prensa. Consultada Repetto, señala que sólo acudió a la cita porque “Andrés me invitó a comentar su presentación”, pero “nunca he estado en su campaña”. Andrea Repetto era cercana a Velasco e incluso fue integrante del think tank liberal Expansiva.

La inclusión en el bacheletismo de los economistas y profesionales liberales que acompañaron a Velasco en su carrera presidencial no fue tarea fácil. Tras las elecciones primarias varios decidieron marginarse de la campaña de Bachelet y otros no fueron invitados. El propio ex candidato mantuvo distancia de la ex presidenta usando un tono crítico durante su campaña hasta el fin de semana antes de las elecciones, cuando la acompañó en una actividad de cierre en Antofagasta.

 

LA POLÉMICA INTERNA POR LA OFENSIVA DE MATTHEI CONTRA PARISI

Los llamados y mensajes se sucedieron frenéticamente entre los miembros del equipo de Evelyn Matthei la noche del 20 de octubre. Entre otros, Joaquín Lavín y la jefa de prensa, Carolina Andrade, habían sido sorprendidos por la maniobra de la candidata: en el programa Patio de los Naranjos de Mega lanzó una dura denuncia sobre los juicios pendientes que encaraban colegios que habían sido administrados por el candidato Franco Parisi.

Los datos no eran desconocidos y circulaban en el mundo político. En el comando de Marco Enríquez-Ominami manejaban la información desde inicios de año, pero no atacaron. Consideraban que Parisi era un arma útil para quitarle votos a Matthei.

En el equipo de la Alianza, el hombre que inclinó la balanza fue el abogado Mario Zumelzu. Desde su desembarco en el comando en septiembre, insistió en una estrategia más agresiva. Otros miembros del comando se oponían, argumentando que Matthei quedaría manchada por el ataque. Pero sólo Zumelzu y ella sabían que lanzaría los dardos en el programa.

Al día siguiente, el equipo le pidió explicaciones a Matthei. La evaluación inicial en la mayoría del comando era negativa: se pensó que la candidata había quedado como agresiva y que la denuncia no lograría el impacto. Pero los más cercanos a Matthei explican que ella estaba convencida que había que detener a Parisi, aun a riesgo de hipotecar su propio capital político, por el riesgo que implicaba que le disputara el segundo lugar y un eventual paso al balotaje. Los días posteriores ratificaron la mirada: aunque aún hay dudas sobre la real ganancia de Matthei, los análisis coinciden en que Parisi salió muy dañado del episodio.

 

LOS 40 VOTOS DE SFEIR

Cuarenta personas tenían en sus manos el destino de una candidatura presidencial. Era el sábado 13 de abril en el salón de la sede de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, en Santiago, se realizaba el consejo general del Partido Ecologista Verde. Los consejeros tenían dos opciones: el presidente del partido en la Región del Biobío, Félix González, y el economista Alfredo Sfeir. Él había estrechado lazos con el partido en 2012. Al inicio de ese año, el presidente de la colectividad, Alejandro San Martín, lo fue a visitar a su parcela en Ninhue para saber de sus ideas políticas. Y en las campañas municipales apoyó a candidatos del partido con viajes entre Iquique y Coyhaique. En la votación, Sfeir fue ungido ampliamente: ganó con el 70%, convirtiéndose en uno de los primeros candidatos presidenciales en ser ratificados por su partido.

 

EL RECICLAJE DE LAVÍN

“¡Ese cheque yo no lo voy a pagar!”. Rompiendo un papel que ella misma había rayado con la cifra de US$ 3.500 millones -el costo calculado de dar educación universitaria gratuita-, Evelyn Matthei buscó dar un golpe de efecto en el debate presidencial del 30 de octubre. Detrás de la idea estaba su generalísimo, Joaquín Lavín, quien se convirtió en el jefe de la campaña y el vínculo con La Moneda.

La jugada logró captar atención y fue destacada en la prensa. Pero nadie sabía que Lavín había reciclado la idea. En junio, cuando la carrera por las primarias de la Alianza estaba en su peak y el ex candidato presidencial era el generalísimo de Pablo Longueira, él le sugirió que hiciera lo mismo durante uno de sus debates con Andrés Allamand. Es más: Longueira se llevó el papel en el bolsillo, pero a último momento decidió no usarlo.

 

LA CONTROVERSIA POR LA CORBATA DE ME-O

La tensión estaba presente entre los colaboradores íntimos de Marco Enríquez-Ominami. Era inicios de julio y en la mesa de la sala de reuniones del comando, en calle Salvador, estaban los resultados de varios focus groups. Eran preocupantes, sobre todo entre los jóvenes. El grupo etario que había impulsado a ME-O en la elección de 2009 ahora lo veía como alguien tradicional, que no se diferenciaba de otros candidatos y que era desbordado por la novedad de Franco Parisi y el discurso más a la izquierda de Marcel Claude. Las cifras amenazaban: en el peor de los escenarios, Enríquez-Ominami podía pelear con Claude el quinto lugar. El mensaje de los sondeos era que había pasado a ser un político más.

El descarnado análisis de algunos de los miembros de su equipo era que Enríquez-Ominami había escogido la estrategia equivocada. Llevaba dos años tratando de  posicionarse como un político serio, con un partido detrás y con equipos de trabajo. En su afán, había reclutado a figuras académicas respetadas -como el economista Andrés Solimano- y buscó asesorías de los expertos comunicacionales que estuvieron detrás del presidente brasileño Lula da Silva. Pero el diagnóstico de los más críticos era que en su búsqueda había perdido la novedad y la irreverencia que fue su sello en el 2009, y que eso le costaría numerosos votos en las presidenciales de este año.

El debate llegó a un punto álgido cuando uno de los presentes apuntó contra un detalle emblemático. “Tienes que sacarte la corbata, Marco”, señaló. Su vestuario más formal, con corte de pelo y canas incluidas, era el símbolo del cambio que había tratado de dar. La controversia estaba instalada, y el ex diputado pidió tiempo para pensar.

A la semana siguiente, ME-O le señaló a su equipo más cercano que no haría modificaciones en su estrategia, y que el escenario era un riesgo que tenía que correr. Afirmó que la suya era una carrera de largo aliento, una maratón, y que ponerse serio era algo que tenía que hacer tarde o temprano. “Para ser presidente tienes que ser reconocido como un político”, sentenció.

Hoy entre los miembros del comando la lectura es que Marco hizo una buena apuesta y que su desempeño en los debates y los elogios cosechados validaron la estrategia de ser “serio”, más allá del resultado del domingo 17.

 

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