Por Sebastián Rivas Octubre 10, 2013

© Gabriel Garvo

La candidata de la Nueva Mayoría logra sus mejores porcentajes entre las mujeres (en que supera por ocho puntos su desempeño frente a los hombres), votantes de más de 45 años, integrantes de los grupos socioeconómicos D y E y sectores rurales, donde la intención de voto supera el 45%, e incluso el 50%. El grupo de edad es especialmente importante, porque los votantes de más de 45 años son los más dispuestos a participar en noviembre. 

Bachelet también tiene un respaldo importante entre quienes no tienen estudios universitarios: logra el 44,9% en el grupo que llegó hasta la educación media y el 65,6% -casi dos de cada tres preferencias- en quienes tienen educación básica.

Los números más bajos para la ex mandataria se dan entre los jóvenes que tienen entre 18 y 29 años (con 27%), la zona norte del país, los solteros y quienes tienen estudios universitarios, donde logra 27,1%. También baja su desempeño en las denominadas “urbes medianas” -ciudades que no son grandes centros de población-, donde alcanza 37%.

En cuanto a temas valóricos, si bien los votantes de Bachelet apoyan  el Acuerdo de Vida en Pareja (61,9%), rechazan el matrimonio homosexual (sólo 37% a favor), la legalización de la marihuana (51% en contra) y el aborto (39,2% a favor). Estos tres últimos temas han sido levantados como propuestas por diversos sectores de la Nueva Mayoría, pero la candidata no se ha comprometido con ninguna de ellas.

El 38,7% de sus votantes afirma que preferiría matricular a su hijo en un colegio municipal, la cifra más alta entre los cuatro principales candidatos, y el 54,9% asegura que prefiere un presidente que comprenda sus problemas antes que uno que sea técnicamente más capaz.

En cuanto a su situación personal, quienes optan por Bachelet son más bien pesimistas: el 61,5% piensa que avanza menos o está retrocediendo en relación al resto de los chilenos; el 54,7% afirma que su situación económica dentro de cinco años será igual o peor, y el 47,9%, si pudiera tomarse un café con ella, le hablaría de sus problemas, siendo que en los demás candidatos la opción mayoritaria sería contarle de sus sueños y proyectos. 

Su anterior postulación presidencial y su presencia en la escena política en los últimos cuatro años parecen haber dado frutos para el candidato del PRO al menos en una dimensión: su nivel de conocimiento a nivel nacional es de 97,3%, muy similar al de Evelyn Matthei (98,9%) y Michelle Bachelet (99,1%).

Los mejores grupos para Marco Enríquez-Ominami son los votantes entre 18 y 44 años, los sectores ABC1 y C2 y quienes tienen estudios universitarios, donde las intenciones de voto son superiores al 10%. Lo mismo ocurre en el Norte del país -sector donde superó el 25% en las elecciones de 2009 y tiene alcaldes que lo respaldan-, aunque sus cifras son superadas por las de Franco Parisi en cuanto a intención de voto en esa zona (10,6% contra 12,3%).

Los votantes de Enríquez-Ominami tienen un perfil muy determinado en temas valóricos: son los más liberales de entre las cuatro candidaturas principales. El 58% está a favor de legalizar el aborto, el 50% apoya el matrimonio homosexual, el 80,2% respalda el Acuerdo de Vida en Pareja y el 56,6% aprobaría la legalización de la marihuana, siendo el único candidato del grupo para el que sus votantes apoyan las cuatro iniciativas.

El 15% de quienes respaldan a ME-O tiene educación básica, el 39% cursó educación media y el 46% tiene educación superior. El 51,4% afirma que optaría por matricular a su hijo en un colegio particular subvencionado, y el 50,2% de ellos dice que preferiría a un presidente que comprenda mejor sus problemas antes que a uno que sea técnicamente más capaz. Económicamente, son optimistas: el 56,8% piensa que su situación personal estará mejor en cinco años de lo que está hoy y el 44,7% afirma que siente que avanza más que el resto de los chilenos.

Enríquez-Ominami también tiene el problema de ser la “segunda opción”: es el segundo candidato mejor evaluado en preguntas como “con quién se tomaría un café” o “a quién invitaría a un asado”, y el 21,3% lo menciona como el candidato por el que votaría en caso de que el postulante por el que optaron inicialmente no se presentara, pero eso no se capitaliza en la intención de voto.

 

OPINIÓN: DOS COLLERAS

[Por Daniel Flores, director de Estudios Ichem-U. Autónoma de Chile]

La competencia presidencial de noviembre, demuestra la encuesta Ichem-U. Autónoma, no es por el tercer lugar entre candidatos diferentes. Es por el domicilio político entre candidatos similares. Mientras ME-O busca los votos blandos de Bachelet, Parisi busca los votos que Matthei no logra remontar. Porque los votantes de Marco y Parisi son muy diferentes. Mientras el voto de Marco es más político e ideológico, el de Franco es un voto que prefiere lo técnico. Mientras el votante de ME-O  se ubica en la centroizquierda y declara que prefiere a políticos antes que a técnicos, el votante de Parisi se posiciona en la centroderecha, y prefiere candidatos más capaces técnicamente, que representantes ideológicos o políticos.  

Por eso, el par de oposición no es ME-O vs.Parisi, sino que Bachelet vs. MEO y Matthei  vs. Parisi. Y en este sentido, Parisi tiene un campo mucho más llano de crecimiento. Porque mientras Marco enfrenta al poderoso arquetipo bacheletiano, Parisi compite con una derecha que ha tenido cuatro candidatos presidenciales en lo que va del año, ycon un duro enfrentamiento interno por los dichos del presidente Piñera durante la conmemoración de los 40 años del golpe.

La competencia entonces es clara. El 41% del electorado bacheletista votaría por Marco si ella no fuese la candidata. El 28% del electorado de Matthei  sería de Parisi si ella no estuviese. Al revés, los votos que comparten Parisi con ME-O y Bachelet con Matthei son mínimos. La competencia es por los domicilios políticos. 

Luego, los candidatos masculinos tienen de dulce y de agraz. Como a Parisi lo conoce el 61% de la población, tiene espacio para crecer hasta noviembre, y probablemente lo haga. A Marco, en cambio, ya lo conoce un 97% de las personas y, por tanto, su rango de crecimiento hasta las elecciones depende solamente de restarles votos a otros. Sin embargo, al otro día de las elecciones, el escenario será distinto. Porque a ME-O le corresponderá sumar el 41% de los votos de Bachelet, que votarían por él si ella no estuviese, y que lo dejarán, probablemente, como el político de centroizquierda mejor posicionado (un 31% de expectativas de voto a nivel nacional). Mientras que, luego de noviembre, Parisi deberá luchar, por un lado, con la sombra de una eventual candidatura de Piñera y, por otro, con el posicionamiento de la izquierda liberal de Velasco.

 

Los sectores de jóvenes (22,7%), ABC1 (28,6%) y de personas con educación universitaria (21,9%) son los mejores nichos para Evelyn Matthei entre quienes declaran que participarán en las elecciones el próximo 17 de noviembre. Además, tiene buenas cifras en el grupo que describe tener un bienestar alto en su vida (24,4%), y en cuanto a características geográficas, también obtiene un desempeño mejor que su promedio en el Norte del país (19,8%) y en las “urbes medianas” (22,4%), ciudades cuyo perfil concuerda con el despliegue hecho por la candidata en terreno.

Su desempeño es más bajo que el promedio en los sectores rurales (12,1%) y entre quienes sólo tienen educación básica, donde obtiene 9%. En el resto de los bloques su desempeño es parejo, aun cuando se observa una pequeña diferencia al comparar la intención de voto de las mujeres (18,2%) contra la de los hombres (16,3%).

El perfil en lo valórico es más conservador que en los otros tres candidatos analizados. Los votantes de Matthei respaldan el AVP (68,2% a favor), pero rechazan el aborto (51,7% en contra), el matrimonio homosexual (61,2%) y la legalización de la marihuana (58,6%).

El 15% de sus votantes tiene educación básica, el 44% educación media, y el 41% educación superior. Y a la hora de elegir dónde matricular a sus hijos, las cifras son parejas: el 24% lo haría en un colegio municipal, el 33% en uno particular subvencionado y el 31,6% en uno privado.

En cuanto a su percepción de vida, quienes optan por la candidata de la Alianza parecen estar conformes con su situación actual. El 67,3% afirma que aunque el sistema económico necesite ajustes profundos o menores, no lo cambiaría por otro. El 52,7% cree que avanza más que el resto de los chilenos, y sus votantes prefieren como presidente a un político “técnicamente más capaz” (47,2%). 

En el caso de Matthei, cobran especial relevancia los indecisos. El sondeo indica que el 17,7% de quienes respondieron que irán a votar aún no tiene decidido por quién lo hará, una cifra elevada considerando que queda un mes para la elección. Por eso, es un grupo que podría modificar el escenario de la presidencial.

Franco Parisi está, literalmente, contra el tiempo. De los cuatro candidatos con mayor intención de voto, el economista es el que tiene menor porcentaje de conocimiento: 61,3%. La cifra indica dos cosas: que aún tiene espacio para crecer, pero que tiene una carrera contrarreloj para llegar al público que no lo conoce. 

Pese a que apela constantemente en sus intervenciones al mundo popular -su lema de campaña es “El poder de la gente”-, la fortaleza de Parisi está en los jóvenes y los sectores más educados. En el grupo de 18 a 29 años, el independiente tiene 15,2% de intención de voto entre posibles votantes, mientras en los grupos ABC1 y C2 tiene 13,7% y 12,7%. En tanto, entre los hombres obtiene el doble de votos que entre las mujeres (10,8% versus 4,5%), y entre quienes tienen estudios universitarios llega al 12,3%. De hecho, al desglosar esa cifra, el 4% de sus votantes tiene sólo educación básica, el 48% tiene educación media y el 48% tiene educación superior.

Entre sus puntos débiles, Parisi logra apenas 1,4% entre los mayores de 60 años; en los sectores más pobres (D y E) logra 4,0% y 2,7%, respectivamente, y en las zonas rurales alcanza el 4,5% de las preferencias.

En cuanto a temas valóricos, sus votantes están a medio camino entre liberales y conservadores: hay “empate técnico” -45,4% a 44,5%- sobre si se debe legalizar el aborto y respaldan el Acuerdo de Vida en Pareja (73,6%), pero rechazan el matrimonio homosexual (52,5% en contra) y la legalización de la marihuana (48,6% no está de acuerdo). 

Al igual que en el caso de Bachelet, el 55,4% de los votantes de Parisi cree que avanza menos que el resto de los chilenos o que está retrocediendo. El 55,5%, por su parte, afirma que preferiría matricular a sus hijos en un colegio particular subvencionado. El 43,2% cree que la sociedad chilena cambió tras las movilizaciones estudiantiles de 2011, la cifra más alta de los cuatro candidatos.

Sus electores se reparten en caso de que Parisi no fuera candidato: el 20,2% afirma que votaría por la abanderada de la Alianza, el 21,7% lo haría por ME-O, y el 25% por Bachelet.

 

El ADN del voto

FICHA TÉCNICA: La encuesta Ichem-Universidad Autónoma se realizó en base a un universo de población urbana y rural de 18 años y más, residente en las 15 regiones del país, con una cobertura total en base al Censo de 2002. Se encuestó a 1.708 personas, que fueron entrevistadas en sus hogares, en cuatro tipos de territorios comunales: grandes urbes, urbes intermedias, comunas con centro urbano y  presencia rural y comunas rurales. Es una muestra probabilística en todas sus etapas, compuesta de conglomerado (para las manzanas), al interior de cada conglomerado selección al azar de viviendas dentro de ellos, y dentro de éstas selección al azar de personas. El error muestral se estima en ±2,35% considerando varianza máxima y un 95% de confianza. El instrumento fue un cuestionario estructurado con respuestas cerradas y aplicado en una entrevista cara a cara. La recolección de datos se efectuó entre los días 23 de agosto y 27 de septiembre del 2013, trabajo realizado por Iccom-Cadem. En los gráficos y tablas se presenta a los candidatos por orden alfabético.

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