Por Sebastián Rivas Septiembre 5, 2013

© Nicolás Abalo

"Hay que trabajar para que ésta sea la última elección de la vieja política. Y ciertamente los ciudadanos así lo desean"


"Dije antes de la primaria que quería trabajar en los próximos años no desde el gobierno, sino desde la sociedad civil. Y lo reitero hoy".

"El centro político hace tiempo que no viene siendo tomado en cuenta (...). La pregunta ahora es quiénes van a tener la audacia para levantar las banderas de ese sector, para tomar posiciones que a veces no son fáciles".


 

Esta semana, Andrés Velasco volverá a hacer campaña. El ex candidato independiente entregará su apoyo a seis aspirantes a diputado: Sebastián Iglesias Sichel y José Burmeister, de la DC; Maya Fernández, Ricardo Bravo y Raúl Súnico, del PS; y Eduardo Vergara, independiente pro PPD. Y el despliegue podría sumar, además, a otros candidatos al Senado.

La arremetida no es casual. Coincide con el próximo inicio de su movimiento: varias comisiones están trabajando para afinar detalles del grupo, que se lanzará en los próximos 30 días. Y se da una semana después de aparecer como la tercera figura política mejor evaluada en la encuesta CEP. Pero Velasco irrumpe con un duro diagnóstico de la carrera presidencial: afirma que el centro ha sido ignorado en la elección, que faltan temas sobre la mesa y denuncia “populismo” en la política.

-¿Por qué apoya a estos seis candidatos?

-Porque me parece importante participar en los procesos democráticos. Y porque hay personas cuyas candidaturas veo con mucho entusiasmo. De hecho, nuestro movimiento no está aún plenamente constituido, pero sí tiene una misión, y hemos conversado con estos seis candidatos a diputado y la compartimos: la necesidad de cambiar la política, de aumentar la transparencia, de promover las buenas prácticas, de defender las libertades individuales y las libertades públicas. 

-¿Por qué respalda solamente a un grupo?

-Son aquellos con los que vemos una clara coincidencia en estos ideales.

-¿Y qué se les pidió a cambio?

-Lo único que nos parece esencial, aunque yo no hablaría de pedir, es compartir ideales. No significa que ingresen al movimiento: varios de ellos tienen afiliaciones partidarias. Pero las seis personas suscriben y comparten la misión de transformar la política y acabar con las malas prácticas.

-Usted dijo que sus votos de las primarias no tenían dueño. ¿Por qué decide involucrarse en esta elección?

-Éste es un apoyo personal, pero que trata de representar aquello que subrayamos y defendimos en las primarias. Si hay algo que tienen en común las personas que votaron por mí, es un afán por tener una mejor política y porque haya caras nuevas.

-¿Así explica su votación?

-Si miras quién nos dio su apoyo en la primaria, hay un dato fuerte: en las mesas nuevas, donde vota la gente joven, saqué más del doble de los votos que saqué en la población en general. Segundo, aquellas comunas en que yo saqué una votación apreciable son comunas en que la participación en las primarias de la oposición fue alta respecto, por ejemplo, a las elecciones municipales, lo que te revela que muchos de ellos son votantes nuevos, que no han sido participantes tradicionales en la política y que se entusiasmaron porque querían algo distinto. 

 

EL DÉFICIT DE PROPUESTAS

-Muchos de los candidatos con los que va a hacer campaña tienen carteles con Bachelet. ¿También va a hacer campaña por ella?

-Tengo un compromiso de votar por ella. Lo dije el 30 de junio. También he dicho, y lo reitero, que no me voy a integrar a su comando, porque mi compromiso de tiempo está con la formación del movimiento. Si me piden que colabore, tengo buena disposición de hacerlo. Creo que mi principal colaboración puede ser en el plano de las ideas.

-¿Y hasta el minuto no se lo han pedido?

-No me lo han pedido. Ni he tenido ni tenemos agendada una conversación con Michelle Bachelet.

-¿Qué ideas le parece a usted importante levantar para el próximo gobierno, siendo que usted está domiciliado en la Nueva Mayoría?

-Hasta el momento la campaña tiene un déficit de propuestas en ciertos temas que son absolutamente claves.

-¿Como cuáles?

-Doy tres ejemplos: primero, Chile tiene un severo problema de acceso de los jóvenes y las mujeres al mercado del trabajo. Segundo, hay un tremendo problema energético, que afecta no sólo a la competitividad de las empresas, sino que al bolsillo de los ciudadanos, que pagamos mes a mes algunas de las tarifas más altas de América Latina y del mundo. Y tercero: Chile volvió a caer en el índice mundial de competitividad, porque carece de una política deliberada para diversificar nuestra economía. Respecto de eso hemos escuchado poco y nada, y no sólo en una candidatura en particular, sino en todas. 

-¿Por qué no se han abordado?

-Habría que preguntarle a quienes están en las candidaturas respectivas. Pero revela un problema que viene de antes: parte del deterioro de la calidad de la política en Chile tiene que ver con un cortoplacismo exacerbado. Cuando tú dices “voy a hacer una reforma energética hoy”, con todas las dificultades políticas que eso conlleva, para que tenga un impacto en cinco o siete años más… Bueno, muchas veces la urgencia de salir en la tele ese día se come la necesidad de hacer cambios a largo plazo.

-Lo que mencionó son temas que contenía su programa. ¿Siente que se ha considerado poco ese trabajo?

-No se trata de defender el programa propio por defenderlo, sino de mirar los asuntos que están en el centro del debate. Y lo digo con toda claridad: lamento que todos estos temas estén fuera del debate. 

-¿Hay un veto de su nombre en el entorno de Bachelet?

-No tengo ninguna razón para suponerlo o creerlo.

-¿Y qué haría si ella lo llamara a colaborar en un eventual futuro gobierno?

-Yo dije antes de la primaria que quería trabajar en los próximos años no desde el gobierno, sino desde la sociedad civil. Y lo reitero hoy.

 

"MATTHEI PRETENDE DIVIDIR UN MENSAJE INDIVISIBLE"

-Durante su campaña, Evelyn Matthei lo ha mencionado en varias ocasiones y con elogios. ¿Qué le parece?

-Creo que ella pretende lo imposible: dividir un mensaje que es indivisible. Cuando dice “voy a tomar algunas ideas de la campaña de Velasco y la de Orrego”, en el caso nuestro hace caso omiso del mensaje principal de esa campaña, que es el cambio de la política. La ciudadanía no le ha escuchado a Evelyn Matthei una sola propuesta sobre ese tema. Otro mensaje central de nuestra campaña fue el de las libertades públicas, y ahí no solamente no le hemos escuchado propuestas: al revés, la hemos visto retrocediendo, por presión de la UDI, respecto de posturas que ella había adoptado en el pasado.

-¿No teme que la derecha lo use a usted como un escudo para atacar a Bachelet?

-Los votantes son mucho más astutos de lo que la gente piensa. Y si alguien cree que mencionando el nombre de un candidato va a hacer suya su agenda, cuando de verdad hay muchas diferencias sustantivas, a la gente no le pasan gato por liebre. 

-Pero lo han intentado asociar con los votantes de derecha…

-Algunos candidatos o ex candidatos de la derecha, como Andrés Allamand, han tratado de sugerir que parte de la gente que votó por nuestra campaña eran votos tradicionales de derecha. Una mirada a los patrones de votación te revela que eso no es así.

-¿Por qué?

-Tomemos el Distrito 23. En ese distrito, Allamand y Longueira sumados obtuvieron exactamente el mismo número de votos que la UDI y RN en las municipales. Sin embargo, el número de personas que participaron en la primaria de la oposición fue 40% más alto que el número de personas que habían votado por concejales. Eso te revela que fuimos nosotros los que ganamos votos, porque logramos atraer a personas jóvenes que anteriormente no habían votado.  

 

“NO PRETENDEMOS TENER ACUERDOS EN TODO”

-¿Por qué va a fundar un movimiento y no un partido?

-Una diferencia fundamental es que los movimientos tienen propósitos explícitos. Aquí no pretendemos tener un acuerdo respecto de todo: nuestro énfasis, nuestra misión tiene que ver con las buenas prácticas, la reforma a la política y las libertades públicas individuales. Eso es lo que va a unir a las personas que participen. Algunas podrán venir de los partidos, y no hemos tenido ni vamos a tener problemas en que alguien que venga de un partido colabore con el movimiento, pero no vamos a pretender hacerlas dar un examen y garantizar que tenemos acuerdos en todo. 

-¿Cómo evalúa el escenario posterior a la primaria?

-La clase política no ha escuchado el mensaje de los votantes, a pesar de que es claro. Los ejemplos de esa cerrazón abundan. ¿Cómo entiendes tú, por ejemplo, que haya candidatos que habiendo sido derrotados en una primaria de un distrito se cambien al distrito del lado, y sean puestos a dedo sin mediar primaria alguna?

-Eso pasó en la Nueva Mayoría, con Enrique Accorsi.

-Absolutamente. Y yo lo lamento, ocurra donde ocurra. Obedece a la lógica perversa de obtener un cargo pase lo que pase. Y cierra también la puerta al indispensable recambio de nombres y de elencos.

-¿Y qué es lo que está en juego en esta elección?

-Hay que trabajar para que ésta sea la última elección de la vieja política. Y ciertamente los ciudadanos así lo desean. Para que la próxima elección sea la primera de la nueva política se tienen que hacer cambios. Eso tiene que ver con elegir parlamentarios que estén disponibles para impulsar ese cambio, y ésa es la lógica de mis apoyos. Tiene que ver con hacer reformas reales al sistema electoral y tiene que ver también con hacer todos los otros cambios que permitan oxigenar a la política. 

 

APUNTANDO AL CENTRO

-En la última encuesta CEP, usted aparece entre las tres figuras políticas mejor valoradas, con un alza en su aprobación, y es el que tiene menor rechazo.

-Me sorprendió, pero lo agradezco. Creo que más que reflejar algo sobre mí, refleja algo sobre el descontento de las personas con ciertas maneras de hacer política que se han instalado en la sociedad y que a la gente no le gustan. Es evidente en la encuesta CEP que los políticos de alta conflictividad generan altas tasas de rechazo. Y las personas han empezado a valorar cada día más a individuos que no vienen de la política tradicional. 

-Su mayor crecimiento fue entre quienes se declaran de centro. ¿Cómo lo analiza?

-El centro chileno es indispensable y se ha ido quedando sin representantes. El partido que tradicionalmente durante la última generación representó al centro, que es la Democracia Cristiana, ha tenido grandes dificultades en años recientes para hacerlo. Y es bien evidente que la campaña de Claudio Orrego, con un mensaje más bien conservador, no interpretó este nuevo centro chileno, que es más liberal, mucho más abierto y más fluido. Uno de los desafíos de la construcción de una nueva política es darle representación a ese cúmulo importante de votantes de centro de clase media, que hoy día no ven en la clase política a alguien que interprete sus aspiraciones.

-¿Cree que el centro ha sido tomado en cuenta en esta elección presidencial?

-El centro político hace tiempo que no viene siendo tomado en cuenta, porque sus aspiraciones de cambio con estabilidad y de mayor apertura en materia de las libertades públicas e individuales han sido bastante desoídos por los partidos, que hace muchos años están en otra. La pregunta ahora es quiénes van a tener la audacia para levantar las banderas de de ese sector para tomar posiciones que a veces no son fáciles, porque estamos en un momento en que en Chile campea el populismo.

-Su amigo y asesor Pablo Halpern, en una columna en El País, planteó que en Chile existía “un abandono del centro” y quien se posicionara en ese sector sería “el sucesor del próximo presidente de Chile”. ¿Comparte ese diagnóstico?

-Creo que, especialmente si se modifica la lógica perversa del binominal, vamos a tener de nuevo un sistema político en que la lucha sea por los votos de centro. Ahora, eso es un desafío. Yo comparto el diagnóstico de Pablo: la pregunta es cómo llevamos a cabo el cambio para que en la próxima elección las cosas sean distintas. 

-Si postulara en una nueva elección, ¿usted iría por fuera?

-Estoy trabajando para fundar un movimiento para reformar la política, no estoy especulando sobre elecciones varias.

-¿Pero se presentaría de nuevo a la presidencia?

-No es en lo que estoy trabajando en este momento.

 

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